El sueño de Justo Gallego tiene forma de catedral (enero de 2011)



“¿No es maravilloso? El ser humano es impredecible”. Con esta palabras concluía el
spot publicitario de una conocida marca de bebidas a medio caballo entre la hidratación deportiva y el pasatiempo gastronómico, el anuncio que multiplicó la notoriedad de Justo Gallego en 2005. Este madrileño de Mejorada del Campo, sin más ayuda que las limosnas y aportaciones que recibe de la buena voluntad de la gente, levanta en unos terrenos heredados de la familia una catedral desde la década de los años sesenta. No era publicidad viral, no. Afortunadamente. La catedral de Justo existe. Aquellos terrenos hoy en día están rodeados de pisos tan funcionales como modernos, contexto este que refuerza la aseveración final de la publicidad. Es maravilloso. Y el ser humano es, efectivamente, impredecible. Y él ha dejado de ser para muchos vecinos el loco de la catedral. Lo despectivo quedó eclipsado por el trabajo y los sacrificios.

El mérito de Justo va mucho más allá del hecho de construir su catedral. Sin estudios de arquitectura, los conocimientos que ha plasmado en su obra son una mezcla de inquietud lectura y la experiencia de todo este camino. Un cóctel un tanto sorprendente a la hora de concebir unos planos que existen en la cabeza de su creador. Un
proyecto digno de documental, noticia en medio mundo, en el que salta a la vista de primeras su vertiente recicladora. Sin quererlo, una invitación a reflexionar sobre el consumista concepto del “ya no vale” imperante en la sociedad del bienestar actual. Resulta curioso que se ubique en una calle con el nombre de Antonio Gaudí, el padre de la inconclusa Sagrada Familia y también un genio de firmes convicciones religiosas.

Nacido el 20 de septiembre de 1925, el tercero de cuatro hermanos, Justo tuvo que abandonar en 1961 el Monasterio de Santa María de la Huerta, en el que había ingresado siendo muy joven, por culpa de una tuberculosis. No llego a tomar los votos. Firme creyente, sin permisos de obra, sin apoyo de las instituciones cristianas, comenzó a idear su templo una vez superó su enfermedad. ¡Qué menor agradecimiento!. Una catedral consagrada a la Virgen del Pilar. Una muestra de absoluto fervor hacia la religiosidad. O lo que es lo mismo en sus propias palabras: “Servir primero a Dios, luego al prójimo y por último a mí mismo". Una vida. Un sueño. Unos pilares de la tierra en toda regla.

Más de 80.000 sacos de cemento, según los cálculos que el propio impulsor le hacía a uno de los numerosos visitantes que acuden a la catedral, han sido utilizados hasta el momento. Las obras, muy avanzadas, siguen una progresión lenta. Primero, por las dimensiones del conjunto, esos sesenta metros de largo y esos 25 de ancho a los que hay que añadirles el claustro y otras edificaciones anexas. Segundo, por ser el propio Justo el que guía los trabajos, apenas ayudado por sus sobrinos o algún voluntario esporádico. Tercero, por los apoyos. Cierto que por el citado anuncio ingresó unos 30.00 euros, pero no se presenta la codicia como el gran pecado de este hombre de apariencia sencilla,
susceptible también al enfado como todo hijo de vecino, pero por lo general irradiante de paz y calma. Toda ayuda va para su catedral. Para su sueño.

Los cimborrios, que imponen, se resumen en estructuras sin cubrir que permiten el paso de la lluvia y muchas ventanas, casi todas, carecen de vidrieras. No existen los remates, por supuesto, pero no faltan algunos frescos. La cripta, la nave principal, las escaleras y otras estancias están salpicadas de restos de materiales o útiles de obra. No faltan las colillas, latas o bolsas de aperitivos que recuerdan lo cutre que muchas veces es el irrespetuoso respeto del visitante. No faltan las esculturas y comienzan a aparecer algunos crismones. Este panorama se encontrará el respetable. Un cartel advierte que la responsabilidad es total del visitante. La entrada es libre. El respeto, se presupone. Y el siguiente cartel, donde se concreta todo lo aquí contado, nos recibe. Mejor resumen, imposible:

Debido a mis problemas de afonía, les ruego eviten hacerme hablar. Si desean información, lean este cartel.

Me llamo Justo Gallego. Nací en Mejorada del Campo el 20 de septiembre de 1925. Desde muy joven sentí una profunda fe cristiana y quise consagrar mi vida al Creador. Por ello ingresé, a la edad de 27 años, en el monasterio de Santa María de la Huera, en Soria, de donde fui expulsado al enfermar de tuberculosis, por miedo al contagio del resto de la comunidad. De vuelta en Mejorada y frustrado este primer camino espiritual, decidí construir, en un terreno de labranza propiedad de mi familia, una obra que ofrecer a Dios. Poco a poco, valiéndome del patrimonio familiar de que disponía, fui levantando este edificio. No existen planos del mismo, ni proyecto oficial. Todo está en mi cabeza. No soy arquitecto, ni albañil, ni tengo ninguna formación relacionada con la construcción. Mi educación más básica quedó interrumpida al estallas la Guerra Civil. Inspirándome en distintos libros sobre catedrales, castillos y otros edificios significativos, fui alumbrando el mío propio. Pero mi fuente principal de luz e inspiración ha sido, sobre todo y ante todo, el Evangelio de Cristo. Él es quien me alumbra y conforta y a él ofrezco mi trabajo en gratitud por la vida que me ha otorgado y en penitencia por quienes no siguen su camino.

Llevo cuarenta y dos años trabajando en esta catedral, he llegado a levantarme a las tres y media de la madrugada para empezar la jornada; a excepción de algunas ayudas esporádicas, todo lo he hecho sólo, la mayoría de las veces con materiales reciclados… Y no existe fecha prevista para su finalización. Me limito a ofrecer al Señor cada día de trabajo que Él quiera concederme, y a sentirme feliz con lo ya alcanzado. Y así seguiré, hasta el fin de mis días, completando esta obra con la valiosísima ayuda que ustedes me brindan. Sirva todo ello para que Dios quede complacido de nosotros y gocemos juntos de Eterna Gloria a Su lado.



Mejorada del Campo. Ubicación geográfica. Desde la M-50 o la M-45 es posible descubrir entre el casco urbano de este antiguo pueblo, cada vez más creciente ciudad, la planta de la catedral de Justo.


El cimborrio en construcción y sus torres rompe con un entorno modernamente urbano.


"Templo consagrado a la madre de Dios, Nuestra Señora del Pilar". Inscripción situada en una esquina de la fachada principal.


Un avión sobrevuela Mejorada a la altura de la Catedral del Pilar.


Detalle de cómo han sido colocados los ladrillos, muchos de ellos reciclados de sobras.


Especie de absidiolo que oculta un baptisterio y que se encuentra junto a la fachada principal, en una prolongación del claustro.


Una pila bautismal en un interior sin rematar.


Detalle de la fachada que separaría la calle y el claustro. Sobre la ventana de la izquierda, nótese la plaquita con el número de la construcción: el 1.


Un acceso modesto con otro número de callejero. Pintado con espray amarillo: "Horario de visitas, de 9 a 18.30.


Una pequeña escultura de inspiración católica, junto al baptisterio.


Escultura de un pantocrator en la parte más oriental de la fachada, más alejada de lo que vendría a ser la nave principal del templo.


Un enorme marco recoge artículos periodísticos de medios de todo el mundo en los que se habla de la iniciativa de Fausto Gallego.


... ¡incluso en alguna lengua oriental, seguramente japonés!


"La visita a la catedral es libre, no somos responsables de posibles accidentes", avisa un cartel.


Situada en la puerta, una pesada caja de latón admite donativos por si alguien desea hacer una pequeña contribucción. También venden calendarios y un libro book con los que subvencionan los gastos.


Nave central, con vistas al altar principal y el acceso a la cripta, de la que sale un visitante.


El altar principal.


Imagen de Nuestra Señora del Pilar que preside la capilla que se sitúa donde algún día quizá esté un gran retablo y el altar.


Nave principal y naves laterales, techos, frescos, arcos y un gran rosetón-vidriera.


Otra vista, tomada desde la parte superior del altar.


La cúpula principal del templo, a medio terminar y por el momento entrada segura para el agua de la lluvia.


La cúpula, con algo más de detalle. Obsérvese el entramado de tubos que forman la misma.


La nave de la catedral, vista desde el coro.


Frescos en los laterales y andamios que confiesan que otro está en camino.


Frescos de los laterales, andamios, arcos,...


Vistas de otras cúpulas y torres del recinto, a traves de una pequeña vidiera del coro.


Parte superior de una de las naves laterales.


En construcción.


Aquí todo se recicla, como esta bicicleta que puede dar vida a una polea.


Contraste entre una construcción moderna y el trabajo de Justo Gallego.


Pequeños cimborrios de otras partes del conjunto.


Elementos exteriores fotografiados desde una pequeña terraza en la parte alta de la zona del altar.


Curiosa cristalera. "Dios es un hombre. Habla con él".


Las naves, desde la parte superior del altar, accesible desde una segunda planta que rodea todo el conjunto.


Este modelo de decoración en el cristal es uno de los más repetidos en la Catedral de Justo.


Una visitante observa los trabajos en la segunda planta del templo.


Pequeña escalinata en la "segunda planta".


En todo el recinto encontraremos restos de materiales o útiles de obra, como desperdigados en un libre albedrío de pasada utilidad.


Detalle constructivo de cómo le da forma a los bordes de unos escalones gracias a una sucesión de varillas curvas de hierro que después forrará con placas de mármol o piedra lisa.


Obras en blanco y negro.


Contraste entre la "moderna" mejorada y las obras de la catedral.


Una gran vidriera circular hace de rosetón principal en la Catedral del Pilar.


Materiales de construcción esperando ser colocados.




Edificación de planta circular anexa a la catedral presida por varias esculturas de lo que parece un rostro de Cristo elaboradas por el propio Justo. Cuentan que el promotor de la catedral tiene hasta obras expuestas en Nueva York.


Una cúpula bastante avanzada presidida por una especie de claraboya.


Nos gusta esta instantánea. ¡Cuánto trabajo hay detrás de estas construcciones!


Un par de cristales ricamente decorados ya ocupan su lugar...


Como buen templo que se precie, no podían faltar los nidos de cigüeña.


Por la zona del claustro.


Vista de un cimborrio a puntito de caramelo.


En el claustro.


Escalinata que desciende a un moderno concepto de claustro.


Varios niños juegan en el patio del claustro.


Detalle del claustro. Obsérvese el contraste entre el suelo y el techo.


Paredes pintadas de dorado decoradas con elementos ornamentales que bien pudieran recordar a la
Casa de las Conchas de Salamanca.


Un futuro pequeño altar en uno de los laterales de la cripta.


Abandonando la cripta.


El acceso a la cripta, visto desde las alturas.


Un visitante asciende la escalinata que da acceso a la catedral desde la calle Arquitecto Antonio Gaudí.


La que algún día será Catedral (con todo lo que conlleva en términos de "jurisdicción religiosa") del Pilar de Mejorada, a contraluz.