Puerto de La Cubilla, unos Alpes ciclistas en el corazón de Asturias (agosto de 2011)



En los últimos tres años se ha venido rumoreando, filtraciones interesadas de alguna de las partes con un basamento tan cierto como el del interés real por estudiar todas las posibilidades, sobre la inminente visita de la Vuelta Ciclista a España al Puerto de La Cubilla, al que también se conoce como el Alto de Palo o Puerto de Mieres. Todavía hay que esperar. Pero llegará el día de lo contrario. De momento, La Cubilla (1.683 m) es un tesoro comunal, alejado de los focos y los grandes titulares disponibles para todo aquel que lo sepa disfrutar y esté dispuesto a sufrirlo. Hermano mellizo del mítico Puerto de Pajares (1.380 m), con el que comparte kilómetro 0 en Campomanes, el ascenso a La Cubilla es desde hace mucho tiempo una meca para los cicloturistas, senderistas y aventureros que buscan tránsitos o paseos tranquilos en el marco de un espectacular entorno montañoso donde el Macizo de Peña Ubiña lleva la voz cantante. Aún tratándose de dos rutas históricas para comunicar la meseta con Asturias, uno y otro, Pajares y La Cubilla, son completamente distintos. El primero, rico en tráfico, generoso en la calidad de la infraestructura, de trasiego abundante y mucha “presencia humana” en toda su ascensión; el segundo, sólo asfaltado en su vertiente asturiana, es todo lo contrario pese que en su parte baja se dejan notar las obras de unos nuevos túneles que aprovechará el tren de alta velocidad. Un oasis de tranquilidad.

Hasta que se asfaltó el ascenso a los Lagos de Saliencia, en Somiedo, los 1.683 metros sobre el nivel mar de La Cubilla tenían el honor de acoger la carretera más alta de Asturias. La nueva subida le ha quitado tal honor, pero con todo sigue pudiendo presumir de estar arriba entre los puertos de montaña de la Cordillera Cantábrica, más dados a los desniveles por sus inicios en cotas bajas que a los vértigos (aunque los hay) de las alturas más altas. Estamos hablando de un puerto de casi 30 kilómetros. Cierto que los 10 primeros, entre los frondosos bosques de la parte baja del valle, son tan llevaderos que suponen un excelente rodaje para lo que vendrá después. Pero desde el entorno de las citadas obras del AVE y los minúsculos núcleos urbanos de Los Pontones y Telledo (donde sufriremos las rampas más duras, puntuales 12%) los porcentajes de sus pendientes se aferran con regularidad al 6% y al 7% y convierten la ascensión en una especie de evasión o victoria en la que el ciclista, sólo ante el peligro e imbuido en un entorno sobrecogedor que progresivamente va dejando atrás la protección del arbolado, se sentirá tan poquita cosa que pedaleará entre achantado por la magnitud del reto y ruborizado por la belleza de los paisajes y la grandeza de las montañas y abismos circundantes. No son pocos los que afirman que La Cubilla es muy diferente a otros puertos asturianos por su monumentalidad y la recurrente comparación con los Alpes es frecuente. La Cubilla, de hecho, es considerado el puerto más alpino de la Cordillera Cantábrica. Ahí queda eso.

Desde Tuiza, el último pueblecito del lado asturiano, los flancos se despejan mucho y los bosques dan paso a grandes prados, curiosamente la zona de las mejores panorámicas, en los que lo raro será no encontrar recias vacas pastando. El ganado bovino es, posiblemente, la gran industria de esta zona. Y también, de alguna forma, la fuente original de un conflicto entre asturianos y leoneses del que periódicamente se habla. Y es que en la cima, donde concluye el asfalto, ya que el firme que, por suelo leonés, viene desde Santo Emilio sigue sin ser acondicionado pese a las presiones históricas, nos espera un generoso despliegue de cercas y vallas que se extienden por todos los montes de alrededor; una divisoria que aprovecha las cumbres cercanas y que tiene su origen en 1919, en la compra del ayuntamiento de Mieres, a través de una subasta pública formalizada un año después, de las cinco grandes fincas que conforman los conocidos como Puertos de Pinos, en suelo leonés. El consistorio asturiano pagó 415.000 pesetas de la época por unos terrenos que, por el aprovechamiento de sus pastos, protagonizan disputas entre ganaderos de uno y otro lado y posiblemente primer justificante del primer asfaltado de la ruta. En diciembre de 2011, un pleno de su ayuntamiento aprobó por unanimidad solicitar a la Junta General del Principado de Asturias la puesta en marcha de “la iniciativa legislativa necesaria ante las Cortes Generales para incorporar al territorio de Asturias la superficie que ocupa el puerto de Pinos en León”. Se busca así ponerle fin a un extraño conflicto con lecturas según intereses. Y pese a todo, pese a conflictos, pese a obras, pese a todo eso… ¡Qué hermosura de territorio! No debéis dejar de acercaros a conocerlo.



La Cubilla, vecina del mítico Puerto de Pajares e infinitamente menos bullicioso por su condición comarcal y que la carretera concluye en la cima.


Ya venimos con un par de kilómetros de ligerísima subida desde Campomanes llegados a este cruce.


Primeros kilómetros, suaves porcentajes nunca superiores al 4% y con algún tobogancillo agradable.


Una de las rampitas que más pican de esta primera parte. Hoy en día tienen algo más de tráfico por las rutas de los camiones que trabajan en los túneles del AVE. Todo el mundo asume con naturalidad las bicicletas en esta zona, lo cual hace más a


Las vistas son, en todo momento, maravillosas.


Muchos arbolado en esta zona.


Los grandes montes comienzan a dejarse ver.


Los nuevos túneles que permitirán la llegada del tren de alta velocidad a Asturias, trabajos que acumulan ciertos retrasos por una serie de motivos de índole diversa.


Telledo. Comienza lo duro de verdad. Pero también lo más hermoso. Un par de amplias curvas de herradura nos harán ganar altura rápidamente mientras pasamos junto a una vieja ermita de piedra.


Rospaso. Mientras dábamos pedales vimos el cartel anunciador de la Hostería del Huerna. Y pensamos que el sitio tendría que estar muy bien para una escapadita. Ésta es su web.


¡La subida se pone hermosota de camino a Tuiza! Aunque no lo parece, La Cubilla queda hacia la izquierda.


Menudas panorámicas si volvemos la vista.


Grandes vistas al valle del río Huerna.


A los pies del macizo de Peña Ubiña.


Así da gusto sufrir dando pedales. Estamos en una parte muy constante donde esa innata búsqueda cicloturista de ver por dónde va la carretera puede resultar desmoralizante. Menos mal que el paisaje es sobrecogedor.


Carretera botosa que agarra. Como se aprecia, rebasado Rospasao los árboles dan paso a las rocas.


¡Y aquí todavía estamos a unos cuántos kilómetros de coronar!




La parte que más nos gustó: un par de curvas de herradura en las cercanías de Tuiza. El puerto gana altura rapidamente, ya nos movemos por encima de los 1.000 metros y la pendiente supera el 7,5 %.


En las afueras de Tuiza, que realmente es Tuiza de Abajo (más adelante encontraremos el desvío hacia Tuiza de Arriba, que si nos tienta también nos recibe con un paredón terrible que le quita las ganas a uno de dar más pedales).


Tuiza de Abajo.


El macizo de Peña Ubiña.


Un antiguo mojón nos informa de que nos quedan 8 kilómetros hasta el límite provincial. De todas formas si nos fijamos bien, a medida que vamos subiendo iremos encontrando pintadas sobre cuántos kilómetros le quedan al bicho, marcas en los desmontes del terreno, en alguna roca o sobre el mismo asfalto.


Nueva curva de herradura tras la que llega otra y, después, un kilometrillo más favorable en lo que a pendientes se refiere.


Vuelve la dureza y entramos en la zona más alta.


Tuiza, desde las alturas. Fijaros por donde va la carretera, de dónde viene y el giro que va describiendo hacia el lugar donde está tomada esta fotografía.


El valle, en pleno esplendor.


Llegamos a la parte alta, donde un viento bastante puñetero sopla con bastante asiduidad. Nos escoltan magnífica cumbre rocosas y apenas nos queda tres kilómetros y dos suaves curvas de herradura.


¡Ahí arriba está la cima! La carretera describe un giro a la derecha y luego otra nueva curva de herradura antes de alcanzarla. Y para eso nos quedan todavía un par de miles de metros...


En la parte alta, el ganado suelto es lo más normal del mundo.


Una de las últimas curvas.


La Cubilla. Estamos a 1.683 metros sobre el nivel del mar y hemos ascendido unos de los puertos más alucinantes que hemos disfrutado jamás. Los Lagos de Covadonga son otra cosa. Son el misticismo, son la épica, son recuerdos de retransmisiones deportivas con Mario Lejarreta y Perico Delgado. Muy chulos, sí. Pero La Cubilla tiene un puntillo desconocido que le hace más alucinante. Es más largo y se sube más alto, pero no tiene las pendientes del coloso de Cangas de Onís.


¿Tengo monos en la cara?


La recompensa.