La alentejana aldea de Ouguela: los baluartes que antes fueron un castillo (agosto de 2012)


Ouguela es una pequeña aldea del caluroso y duro Alentejo. Y como tal, por tanto, no hay que esperar un índice de población muy alto. Aunque mínuscula, no estamos ante una entidad de población más. Una reunión intrascendente de edificaciones anárquicas. No. Ouguela cuenta con uno de los recintos defensivos más espectaculares de la frontera entre España y Portugal. Pequeñita, puede. Peleona también. Pocas veces tuvo tanta razón el dicho popular. La condición fronteriza alimentó constantes obras de refuerzo ante la posibilidad de ataques enemigos. Y la historia acabó haciendo buena la conversión de potencia a acto. Ouguela languidece hoy, sus fachadas andan descascarilladas y algunos edificios de inspiración bélica se caen a pedazos. Incluso parece desgajarse en dos realidades por ese ensanche donde se concentra la mayoría de sus habitantes censados. Pero ayer Ouguela asistió a muchos pulsos bélicos como testigo y como protagonista. A mediados del siglo XIX fue desmilitarizada, perdiendo uno de los estímulos que alimentó su energía. De alguna forma quedó intacta. Aislada. Pero también al libre albedrío de veranos duros y secos.

En su recorrido hacia el Xévora, la ribeira Abrilongo abre una generosa vega en sus márgenes, una gran extensión de tierra con tendencia a la llanura que separa las estribaciones más onduladas de las Sierra de San Pedro, en suelo extremeño, con las más suaves de las cercanías a Elvas y Campo Maior. En un pequeño monte de no más de 270 metros sobre el nivel del mar que cobra entidad por su dominio de esa vega se encuentra Ouguela. No debería sorprender que tan buena ubicación ya supieran lusitanos, romanos y hasta los visigodos. A estos últimos se les atribuye un asentamiento que ya contaba con sus murallas. Bajo dominio musulmán, sin embargo, se levantaría el castillo que serviría de base para todos los refuerzos posteriores, auténticas actualizaciones bélicas para afrontar las evoluciones en las artes de la guerra.

Inicialmente conquistada a los moros por la corona de Castilla (1230), más de medio siglo después pasaría a manos de Portugal (Tratado de Alcañices, 1297) y se estimularía la repoblación. Fundamentalmente lusa, Castilla (o España) lograrían ocuparla en un par de ocasiones y la tendrían en el punto de mira en otras cuántas más. Parte de un mismo todo durante la unión de España y Portugal iniciada bajo la figura de Felipe II, con la Guerra de Restauración se iniciaría su mutación. Durante los siglos XVII y XVIII llegaron los baluartes, los medios baluartes y las casamatas. Y con ellos los episodios de asedios, pactos de rendición y demás apasionantes lances de este pequeño rincón portugués. Menuda fortaleza más apasionante. Su luz es intensa. Y las sombras de sus torreones más aún.

Ouguela o Castelo de Ouguela. Ubicación geográfica junto a la frontera entre Portugal y España, la raia. Esta pequeña aldea, antigua villa, es una de las freguesías de Campo Maior, aunque realmente se integra en la de São João Baptista. Para llegar, la ruta más directa es ingresar al país vecino por el antiguo paso de Retiro, apenas a ocho kilómetros de Badajoz, y llegar hasta el centro de Campo Maior. Allí encontraremos una indicación de la tranquila carretera N-373: Oguela, a 10 kilómetros. Una ruta revirada, no muy ancha pero sí con buen asfalto, escoltada por una sucesión de parcelas y explotaciones agrícolas.

Circulando por la N-373.

Durane unos cuantos kilómetros nos preguntamos que donde puede estar asentada, que tampoco se intuyen grandes cerros. Una apariencia errónea. El casco urbano de Ouguela se presenta así ante nosotros. Paseándolo descubriremos que se ubica en la última estribación de una sucesión de colinas que dan paso a un valle más amplio con grandes vistas sobre la frontera. ¡Hasta que percibe claramente el castillo de Alburquerque!

Un 'skyline' particular el de Ouguela, marcado por su robusto castillo.

Venimos de coronar una generosa pero corta pendiente que nos conduce a una pequeña explanada presidida por una fuente y con muretes encalados. En teoría hasta aquí llega una línea de autobús según deducimos por una marquesina.

Una empinada calle de la zona "nueva", en el exterior del recinto amurallado y donde se concentra la población actual. En Ouguela habitan unas 60 personas aproximadamente.

Más cuestas para el callejero.



¡Qué calor! ¡Estamos ante un sol nuclear!

Pintoresca y coqueta vivienda en la zona nueva de Ouguela.

Tales vistas sobre la raia confirman que estamos en un punto geoestratégicamente muy valorado. Al menos en la antigüedad, claro.

Iglesia matriz de Ouguela, sencillez absoluta sobre una planta única y con el castillo como asidero, cimiento y apoyo.

La puerta principal de acceso al antiguo castillo y posterior recinto amurallado. Hay que señalara que el primer cerco, con raíces musulmanas y mejorado después en el medievo, sufrió profundas modificaciones durante la Guerra de Restauración Portuguesa. El ingeniero francés Nicolau de Langres ideó unas defensas de aires más abaluartados, mucho más acorde con las artes de la guerra de aquellos tiempos.

Muros cercas y paisajes rematados por una vieja frontera con España.

Otra imagen de la encalada Iglesia matriz, de teórica inspiración barroca. No compartimos profundamente esta valoración.

Un vetusto puente salva lo que parece un foso ante la inminencia de unos muros que se intuyen muy gruesos.



La puerta principal de acceso a Ouguela, coronada por un relieve de aires militares.

El relieve en cuestión. Desconocemos si se trata de alguna casa noble, pero nos extraña por los cañones cruzados que aparecen. Más bien recuerda al emblema de algún cuerpo del ejército portugués de la época.

Accediendo a la fortaleza. Un lugar realmente impresionante. Y lo mejor está por venir.

De puerta a puerta.

Acceso al recinto castelario de Ouguela

Un detalle heráldico.

En esta imagen se percibe en el arco de acceso cierta inspiración visigoda. Se dice que antes que los musulmanes los godos ya habían levantado en este cerro una fortaleza y que incluso los romanos se habían asentado sobre un castro anterior. Posiblemente así sea.

Accediendo al casco urbano de Ouguela asentado en el antiguo patio de armas del castillo. Al fondo nos recibe la Casa del Gobernador. O lo que queda de ella en pie.



La Casa del Gobernador, residencia del mando de la plaza, está medio en ruinas. Un edificio muy maltratado y peor cuidado.

La muralla, la Casa del Gobernador y una vivienda encalada.

Casas de fachadas blancas en el antiguo patio de armas del castillo.



El patio de armas, actual plaza de la República.

Seguimos en la plaza de la República. Varias casas, acaso edificadas sobre viejas dependencias de la plaza, han ido rodeando el perímetro.



Otra instantánea de la empedrada e irregular plaza de la República. Al fondo vemos otro antiguo acceso a la misma, actualmente cegado. Y junto a él, una escalera nos conducirá al adarve de las murallas y a sus torreones. El acceso es totalmente libre.

Por este lado la Casa del Gobernador presenta una cara más agradable... Pero el interior se percibe igual de ruinoso. Una lástima.

Lo dicho.

Detalle ornamental en una de las fachadas de la Casa del Gobernador.

Una vista desde el otro lado. En esta zona del patio de armas se extiende, qué cosas, una especie de descampado donde conviven chatarras, gallinas, amagos de huertos y algunos árboles. Curioso contraste a los pies de las murallas.

Ya estamos en las murallas. Vamos a recorrer toda la parte que se puede, más o menos la mitad, durante varios centenares de metro muy irregulares. El estado de conservación, sin ser el mejor o el ideal pese a ser un conjunto protegido y considerado, sí es aceptable. Enfrente nuestro, bastante desapercibida,la torre del homenaje del antiguo castillo.



Cereales y olivos, pilares de la dieta alentejana. Y al fondo, no podían faltar, vides. Estamos, por cierto,a unos 269 metros sobre el nivel del mar.

Subiendo por los escalones hacia la torre del homenaje...

Una vista sobre el minúsculo casco urbano intramuros de Ouguela.

A la defensiva...

Abaluartando las defensas...

La parte nueva de Ouguela, donde se concentran más familias. Y grandes vistas. El enclave es mágico. Apenas 260 metros sobre el nivel del mar y la extensión de terreno que se controla abarca lo que da de sí la mirada y mucho más.

Grandes vistas sobre la raia. En la sierra del fondo se intuye (claramente en directo, peor por la lente de la cámara con la que está tomada la fotografía) Alburquerque.

La iglesia matriz.

Vértigos sobre un antiguo patio de armas. El punto más alto de Ouguela.

La Casa del Gobernador y la puerta principal de acceso a Ouguela.

Una visitante disfruta con las panorámicas y se relaja gracias a una sombra generosa.

La torre del homenaje es un homenaje de añadidos, modificaciones, reparaciones e innovaciones.



Así se ve la parte superior de la Casa del Gobernador desde el adarve.

Adarve, murallas, iglesia y torre del homenaje. Casco urbano.

Los accesos y sus defensas, vistos desde las alturas de la torre sur.



Decoraciones en las ruinas.

El casco urbano de la Ouguela más añeja.

La ribeira de Abrilongo y el río Xévora (Gévora en suelo español) son los cauces que marcan la gran extensión de terreno que se controla desde el adarve y las torres del castillo de Ouguela.

Más de viejas ornamentaciones que engalanan hoy en día edificios en estado calamitoso. ¡Contrastes!

Esta puerta es una pasada.