Del parque natural al patrimonio nacional en la universitaria Alcalá de Henares (marzo de 2014) (octubre de 2013) (diciembre de 2014)


Alcalá de Henares. Escudo municipal.

Alcalá de Henares. Ubicación geográfica de la población complutense, así como también del cercano parque natural de los Cerros, conocido más simplemente como Los Cerros de Alcalá y que bien merecería una mayor consideración protectora por parte de las autoridades. Vayan por delante unos enlaces a unas guías de la ciudad y a un plano turístico, siempre útiles. [mapas VíaMichelín]

El río Henares fluye junto a muchos cortados escarpados más o menos verticales en este punto.

¿El cerro Ecce Homo o de la Vera Cruz, al fondo?: con sus más de 800 metros es uno de los grandes oteros de este parque natural. Sus nombres se cimentan en la supuesta señal divina que se le apareció a las tropas cristianas, allá por el siglo XII, antes de lanzar su ataque definitivo para la conquista del recinto defensivo de Qal´at´Abd-Salam, lo que hoy en día son los restos de Alcalá la Vieja y un vestigio de la Alcalá de Henares musulmana.

Un mirador, algo descuidado, sobre Alcalá, la sierra madrileña y una generosa ración de la vega del Henares. Es curioso como una mastodóntica concentración de ladrillo, una masa aleatoria de edificios, construcciones e infraestructuras, puede tener su punto estético vista con cierta perspectiva....

Arbolado Cerro Zulema, otro de los montes que rodean la población de Alcalá de Henares. Formaciones montañosas de poca entidad, pero en cierto sentido también abruptas, que corta de raíz el tránsito del río Henares. Zulema; sí, tiene resonancias árabes. Y es que por estos pagos se ejercitaron muchas de las tropas que acudieron a la Guerra de África o Primera Guerra de Marruecos. Entre las razones, ciertas similitudes orográficas.

Pequeña concentración boscosa típica de ribera junto al cauce del río Henares... y con el casco urbano de Alcalá de Henares sin dar tregua justo al lado.

Un solitario almendro floreciente, junto a un camino dentro del Parque de los Cerros.

Almedros en flor...

Las cumbres nevadas de la Sierra de Guadarrama, contempladas sobre el casco urbano de Alcalá de Henares.

Parque de los Cerros. Mapa, sometido al vandalismo, del recinto y ubicado en una de las paredes del Centro de Interpretación.

Fuente y sombra junto al Centro de Interpretación del Parque de los Cerros.

Parque de los Cerros. Las instalaciones que componen el Centro de Interpretación, un espacio con vocación didáctica para colegios e infantes.

Desde el Centro de Interpretación parten las cuatro grandes rutas que ofrece este espacio verde y que, por supuesto, son combinables y complementarias. En este punto se separan en dos. Si fuéramos por el camino que se intuye a la izquierda (rutas amarilla y azul) caminaríamos hacia el Pico Ecce Homo y el castillo Árabe.

Nuestros pasos nos llevan por un camino ancho y firme que discurre entre pequeñas colinas de estilizadas formas y generosas masas forestales fundamentalmente de pinos. Son los primeros metros de las rutas de los Tarayes y de la Puerta Verde, que comparten arranque.



Paisajes en plena ruta de los Tarayes.

Parte de esta zona albergó durante años un vertedero. Pero afortunadamente a alguien se le encendió la lucecita y se pudo recuperar este espacio medioambiental degradado de curiosas y sinuosas formas.

Escarpados cortados de poca entidad allí donde se separan la ruta de los Tarayes (de unos 2,5 kilómetros) y la de la Puerta Verde (de unos 5, aproximadamente).

Una pareja veterana camina a buen paso por el camino que vertebra la ruta de los Tarayes, itinerario marcado por balizas en rojo. Un camino bastante frecuentado por ciclistas de montaña e ideal para niños.

Desplome terráqueo que sorprende y fascina aunque la intensidad del sol no permita su admiración plena en esta imagen.

Paisajes de la ruta de los Tarayes del Parque de los Cerros de Alcalá de Henares.

De esta pista principal parten otros caminos y senderos: como éste que han tomado una mujer y su perro y que conduce a un punto más elevado por la vía rápida y en medio de una gran riqueza vegetal de monte bajo y matorral.

Tierras y orografías óptimas para el conejo y la perdiz... Menos mal que los tiempos del vertedero (o de los vertederos) quedan lejanos... aunque noviembre de 2010 no es en absoluto un pasado lejano.



El camino, a veces, medianía entre zona arbolada y zona más "esteparia".

Algunas elevaciones presentan curiosísimas y vertiginosas caídas labradas por el agua en sus laderas, caprichos geomorfológicos que engalanan estéticamente este Parque de los Cerros y lo hacen más cautivador.

En la ruta de los Tarayes. Cortados y pinares.

Un forma peculiar y caprichosa digna de La historia interminable con un par de ojos, una nariz y una boca.



Bosques. Como cantaba El Último... "¡Qué bien huelen los pinos cuando el sol los calienta!"

No podían faltar las aves, cuyo cántico se deja notar tanto como su revoloteo. Muchos árboles acogen viviendas prefabricadas por el hombre en su intento por estimular su presencia. Cada vez más, sin embargo, se encuentran nidos de elaboración avícola.

El camino comienza a estrecharse y las elevaciones que lo escoltan se acercan más entre sí...

Un enorme tronco, que por su aspecto y textura lleva bastante tiempo ahí, escolta el camino principal de la ruta de los Tayales.

La buena pista de antes, justamente allí donde nos encontramos con el tronco anterior, deriva en un caminito con aires de sendero que gana unos metros de altura en una vaguada nada abrupta.

La ruta de los Tayales cobra una nueva dimensión con unas decenas de metros de altura ganadas en el senderito anterior. Dos caminantes afrontan con buen paso esta zona de curveos y zetas.

Hileras arboladas...

Agradables panorámicas sobre Alcalá de Henares y también sobre las altas cumbres de la Sierra de Guadarrama del Sistema Central.



Otra vivienda adosada para "pajaricos"...

Hay momentos (por la luz) y lugares (por estar más escondidos) dignos de planeta exótico de Star Wars donde no desentonaría un ewok.

El caminito, tras su ascenso anterior, desciende lentamenta escoltado por infinidad de árboles y otras especies vegetales. En esta zona los postes indicativos escasean y es fácil acortar la ruta o adulterarla. Que nadie se preocupe, que todos los caminos llevan a Roma...

Parque de los Cerros.



Nuevos cortados coronados por árboles en su parte superior y tapizados por matorrales en sus laderas.

Musgo en el tronco de un pino...



Atrás quedan los bosques y las colinas y una amesetada pradera sin apenas vegetación es la antesala del cauce del Henares y de la extensa vega posterior en la que se asienta Alcalá de Henares. Los edificios de varias alturas del barrio de El Val imponen y dan miedo... pero para allá vamos.

Alcalá de Henares. Ciudad Patrimonio de la Humanidad y tercera más poblada de la Comunidad de Madrid. Esta rotonda nos recibe en la avenida de Madrid y nos recuerda su condición. Al fondo, la torre de la Catedral de los Santos Justo y Pastor.

Si Madrid tiene su Puerta de Alcalá... tiene su lógica que Alcalá tenga su Puerta de Madrid. Y así es y apenas se llevan diez años de diferencia. Construcción del siglo XVIII que "relevó" a otra anterior de origen medieval.



La torre de, otro de los vestigios de una vieja muralla de la que se conserva una generosa porción de su lienzo, unos 700 metros que no están mal aunque siempre son mejores las integridades, en los entornos de la calle Andrés Saborit y la avenida Vía Complutense. Esta torre, vecina de la Puerta de Madrid, es una de las 16 torres que se conservan en la muralla superviviente del antiguo recinto que protegía la ciudad, toda un opción per se para marcarse una escapada.

La torre de la Catedral Magistral de San Justo y San Pastor, contemplada a través de la Puerta de Madrid, en una toma desde la avenida de Madrid. Todo muy de Madrid, como pueden apreciar.

Caminando hacia el Alcalá histórico. Plaza de la Puerta de Madrid, antigua plaza de la Cebada. A la izquierda se perciben algunos de los restos del primer recinto amurallado de la urbe.

Plaza de la Puerta de Madrid. A la más mínima, bastante loable en estos tiempos, en Alcalá se ha aprovechado para montar pequeños jardincitos y espacios verdes (quizá muy encorsetados por el cemento, puede) en estos espacios abiertos del casco viejo.

Nido de cigüeña en las almenas de una de las torres de la muralla de Alcalá. Un clásico ya del paisaje urbano.

Torre de uno de los viejos recintos defensivos de Alcalá de Henares. Una parte protege un descampado, juntoa la calle Cardenal Sandoval y Rojas, que normalmente es utilizado como aparcamiento publico.

Participantes en una de las actividades de la inclasificables Semana Cervantina que cada año, por octubre, revoluciona el centro urbano de Alcalá de Henares. En esta ocasión, recorrido en camello y dromedario. Muy medieval, oigan.

Una vista de las diferentes edificaciones que componen y forman el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares.

En Alcalá de Henares, cuna (supuesta, al menos según se deriva de aquí y de aquí) de Miguel de Cervantes, no puede faltar ninguna alusión a Don Quijote y a Sancho Panza. Y menos en la Semana Cervantina.

Exterior del Palacio Arzobispal, contemplado desde la plaza del Palacio.

Monumento a Isabel la Católica en Alcalá. Frente al Palacio Arzobispal, en la plaza del Palacio.

Monasterio y Museo de San Bernardo, también ubicado en la plaza Palacio (aunque en una prolongación más ajardinada denominada como Plaza de las Bernardas), que es un espacio urbano sin la uniformidad de una plaza mayor al uso tradicional castellano.

Monasterio y Museo de San Bernardo. Dicen que es uno de los mejores ejemplos del barroco. Quede dicho, por tanto.

Monasterio y Museo de San Bernardo. Detalle escultórico de la fachada.

Confluencia de la plaza de las Bernardas y la calle San Bernardo. El edificio de la derecha acoge el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, ubicado en el antiguo convento de Dominicos de la Madre de Dios.

La plaza de las Bernardas. Una visión diferente. Un espacio muy agradable dentro de Alcalá de Henares.

Torre perteneciente a las instalaciones del Palacio Arzobispal. Un palacio que está en uso por algo evidente: es la residencia del arzobispo. Todavía.

A unos paso, en la calle Santiago, queda la iglesia del convento de Dominicos de la Madre de Dios, de los siglos XVII y XVIII. El templo sufrió de los lindo con la invasión napoleónica.

Deshacemos nuestros pasos para regresar a las plazas de las Bernardas y Palacio y enfilar la calle San Juan. Llegamos en nada al Oratorio San Felipe Neri [veremos un recorrido a la inversa en el vídeo que aparece unas imágenes más abajo]. Una edificación un tanto anárquica en la medida que a este templo también le acompaña todo el edificio de su izquierda. Plaza Padre Lecanda.

Iglesia de San Felipe Neri.

Calle San Felipe Neri. Restaurante La Casa Vieja. Un negocio con una sede magnífica, una casona con sus siglos de vida que se integra dentro de la Ruta de los Mesones. Luego, sobre el servicio y las viandas, las opiniones son de todos los gustos. Tiene un patio trasero, que se ve desde la calle San Juan, que es una maravilla y seduce a muchísimos viandantes. Para nosotros, lo mejor es su sede.

La Casa Vieja. Patio interior y futuros comensales a la espera.

Decoración de La Casa Vieja.

La Casa Vieja. Aseos elaborados con útiles domésticos.

La Casa Vieja. Ornamentación de un rincón: un montón de botellas viejas en un cesto que, a su vez, reposa en un pequeño carro.



Calle Cardenal Cisneros, la vía de entrada más directa al entorno de la plaza de los Santos Niños desde la Puerta de Madrid.

Edificio que alberga el Centro Juvenil Cisneros, en la confluencia de la plaza de los Carros con Cardenal Cisneros. Se trata de la antigua Casa de los Anchía.

Plaza de los Santos Niños. Fachadas coloreadas.

Iglesia Magistral de los Santos Justo y Pastor. Realmente catedral y uno de los dos templos de todo el mundo (el otro está en Bélgica) que ofrece esta etiqueta de "magistral". Caminamos por la calle San Juan y vamos a llegar a la plaza de los Santos Niños. Esta plazoleta también acoge actividades en la Semana Cervantina. Rodrigo Gil de Hontañón proyectó la torre de esta iglesia en el siglo XVI, pero no llegó a ver la obra acabada.

Esta iglesia se cimienta sobre otra, la de los Santos Niños, a la que el poderoso e influyente Cardenal Cisneros quiso darle más lustre. Una reforma sobre una reforma. El sino del templo en muchos lares: una evolución constante. ¿Muchos? Todos, más bien. No conocemos iglesia arquitectónicamente pura. La mano del hombre y los cambios de tiempo siempre se dejan notar en reformas, añadidos y demás. La propuesta por Cisneros no finalizaría hasta que España estaba bajo el reinado de Felipe III.

Confluencia de la plaza de los Santos Niños, la calle Felipe Neri y la calle Mayor de Alcalá de Henares. Engalanadas todas con motivo de una nueva edición de la Semana Cervantina.

Arranque de la, concurridísima siempre, Calle Mayor. Una calle sorprendente por su linealidad y por sus numerosos soportales. Un récord a nivel estatal, como veremos.

Calle Mayor de Alcalá de Henares. Hasta la bandera, nunca mejor dicho, gracias a los puestecitos de la Semana Medieval, que suele caer en el mes de octubre.



Rinconcito peculiar en el arranque de la calle Mayor, a mano derecha. Y, por cierto, La Panadería es un local mítico de copas de la noche alcalaína.

El firme de la calle Mayor presente este aspecto...

Son varias las pastelerías clásicas del centro histórico de Alcalá de Henares. La Paraninfo es una de ellas y queda en el número 75 de la calle Mayor.

Soportal en la calle Mayor con un toque clasicote. No creemos que sea cien por cien original, pero es el único que presenta esta fisonomía.

Columnas, columnas y más columnas.

¿Sabían que la calle Mayor de Alcalá es la vía porticada más extensa de España? Nos vamos cerca de los dos kilómetros, una distancia difícil de superar y solo al alcance de una calle de primer nivel y carácter vital para una urbe como es el caso.

De columnas y travesaños.

Una de capiteles.

Otra de capiteles.

Una vivienda de estética rústica y folclórica que evoca a los tiempos de la judería de Alcalá.

Para nuestro gusto, uno de los edificios más hermosos del casco viejo de Alcalá de Henares. Y con mimbres de la arquitectura popular de otras latitudes más puramente castellanas.

Este pasadizo permite ingresar en la Plaza de los Irlandeses. La puerta, hoy ornamental y plegada, originalmente se encontraba en la Posada de La Parra. "La Posada de la Parra y el callejón del Peligro con el Patio de los Irlandeses son mi gozo y mi retiro", que escribió Miguel de Cervantes.

La plaza de los Irlandeses. Un espacio moderno, completamente urbanizado y recuperado, que contrasta mucho con el toque histórico de la calle Mayor. Esta plaza está dominada por la visión del Colegio de los Irlandeses, realmente Colegio Menor San Patricio, y la cúpula enorme de la iglesia del convento de Agustinas Recoletas de Santa María Magdalena. Cuentan que el callejón que la unía a la calle Mayor, el antes mencionado callejón del Peligro, era uno de los lugares menos seguros de la ciudad, lugar frecuente de altercados, duelos y demás.

Plaza de los Irlandeses. En el fondo, tal nomenclatura descansa en la fundación de un colegio que llevó adelante el irlandés John O´Neill en 1630.

Cúpula de la iglesia del convento de Agustinas Recoletas de Santa María Magdalena

Pintada ornamental de aires grafiteros en la sede de la Promoción Turística de Alcalá de Henares, sita en la plaza de los Irlandeses.

Casa Natal de Miguel de Cervantes. En la calle Mayor. Un museo de acceso libre y gratuito. No es una vivienda 100% original, es una reconstrucción que alberga, eso sí, valiosas piezas de mobiliario. La visita suele ser rápida, por lo que no hay que asustarse si se aprecian largas colas en la puerta. Son concentaciones de rápida digestión.

La Casa de Cervantes.

Patio interior de la Casa de Cervantes, el único lugar de la vivienda donde está permitido tomar fotografías.

Casa de Cervantes. Patio interior. Imagen desde la planta superior.

Un grupo de visitantes posa junto a las esculturas de Don Quijote y Sancho Panza que adornan, sentadas en un banco, el acceso a la Casa de Miguel de Cervantes. Es realmente imposible tomar una foto sin público en determinadas fechas. Hay colas para este posado. Créanlo.

Posado con los personajes ideados por Cervantes ante su casa natal. Alcalá de Henares. Calle Mayor.

Muchísima gente en las jornadas medievales de Alcalá de Henares...



Curioso acabado para un desagüe de agua de lluvia. Y curioso contraste de materiales....

La calle Mayor de Alcalá y su entorno acogen algunos de los edificios más singulares de la urbe.

Soportales. A medida que nos acercamos a la plaza de Cervantes la estética de las fachadas es más esmerada, es decir, presenta un aspecto más señorial, más pudiente.

Caminantes por la calle Mayor.

Esa abertura en el techo es una mirilla. Sí, sí, han leído bien. Estamos en la zona de la antigua judería de Alcalá.



Confluencia de las calles Mayor y Ramón y Cajal.

Los travesaños de madera de los soportales todavía, en algún caso, confiesan la existencia de viejos negocios hoy en día desaparecidos. O evolucionados, claro.



La calle Mayor desemboca en la plaza de Cervantes, aunque su ruta se mantiene firme y recta. En la otra vertiente es conocida como calle Libreros. Obsérvese la sede de un partido político de extrema derecha (su lema es "los españoles primero", un lema muy "coherente" con un país habituado a la emigración y tal) que cuenta con representación en el ayuntamiento. Contó con 4.000 votos de apoyo en las últimas municipales y desde este feudo trabajan en su expansión por toda la zona del Henares...

Plaza de Cervantes. Siglas y letras. Juego visual entre la sede de un partido político y unas señales de tráfico. Esta fachada es la transición natural de la calle Mayor a la calle Libreros. A nuestra espalda queda toda la céntrica plaza alcalaína, centro neurálgico de su vida política y administrativa.



Plaza de Cervantes, antigua plaza del Mercado y espacio urbano lleno atractivo.

Monumento a Miguel de Cervantes que presidente la céntrica plaza Cervantes. Obra en bronce de Carlos Nicoli ideada en 1879 y conocida popularmente por muchos como "el monigote". Detrás, el kiosko musical de 1898. Y más atrás, la Torre de Santa María, último vestigio de un templo incenciado durante la Guerra Civil.

Monumento a Cervantes. Relieve ornamental sobre un pasaje de El Quijote. Se trata de añadidos a la escultura original de Carlos Nicoli. Y son posteriores, con la firma de Pepe Noja.



Plaza de Cervantes. Alcalá de Henares. El kiosko musical instalado a finales del siglo XIX. A la derecha se intuye la torre del reloj del ayuntamiento complutense.

Corral de Comedias. Fachada. Originalmente fue levantado en 1601, pero poco queda de ese primer edificio y el nombre le viene mucho mejor, así lo creemos, al de Almagro, en la provincia de Ciudad Real. Porque el de Alcalá es un teatro en toda regla. Y como tal, el más antiguo de toda Europa en funcionamiento según promocionan desde la parcela turística local.

Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Antiguo colegio de San Carlos Borromeo, parte del llamado Convento de Agonizantes. También del siglo XVII y centro de poder local desde el XIX.

Alcalá de Henares. Plaza de Cervantes. En primer plano, la Torre de Santa María. Detrás, entre el árbolado, se percibe el Colegio de Málaga.


Torre en la sede de la Facultad de Fisolofía y Letras, en el conocido como Colegio de Málaga.



Fachada de la vieja Universidad de Alcalá, también conocido como Colegio San Ildefonso, una obra de Rodrigo Gil de Hontañón. Siglo XVI. Renamiento, aunque tardío y con lecturas castellanas. Aquí somos así. Esta institución fue fundada por el cardenal Cisneros, aunque la etiqueta "Complutense" se mudó a Madrid capital y sobre "las cenizas" de aquella nació ésta en 1977.

Universidad de Alcalá. Detalles ornamentales de índole escultórica y con mensaje en lo que hoy es el rectorado de la Universidad.

Colegio Mayor San Ildefonso. Detalles escultóricos.

Colegio Mayor San Ildefonso. Detalles escultóricos.

Espadaña incrustada en la fachada de la antigua universidad de Alcalá que fundó el cardenal Cisneros: la capilla de San Ildefonso.

Monumento al Cardenal Cisneros, fundador de la Universidad.

El Cardenal Cisneros, protegido por el arbolado, observa su obra...

Acceso del Restaurante Candilejas, en la plaza de San Diego, la misma donde se encuentra la vieja universidad. Esto del yantar ofrece opiniones para todos los gustos según las experiencias, pero la nuestra en este lugar fue muy positiva. Comida exquisita, bien presentada, mejor cocinada, con esmero para comensales de pequeña estatura y menos edad (ya entienden...).

Plaza de San Diego. Al otro lado de esos jardines, la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso, germen de la antigua Universidad de Alcalá que fundó el cardenal Cisneros allá por 1499 y de la que, en su actual morfología, alberga el rectorado y las instalaciones de uso más ceremonial.

Confluencia de la calle Beatas con la plaza de San Diego. Detrás, el convento de Clarisas de San Diego, fundado en el año 1671 por doña Catalina García.

Convento de Clarisas de San Diego, en servicio (ojo, es de clausura) y famoso por la elaboración de almedras garrapiñadas artesanales. En primer plano, la escultura del obispo Alonso de Carrillo.

El Colegio Mayor San Ildefonso, primera piedra de la universidad de Alcalá, observado desde la peatonalizada calle Bedel.

Acceso (viejo) a la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Alcalá. Calle Santa Úrsula.

Calle de Santa Úrsula. Al fondo, el convento del mismo nombre. A la izquierda, el edificio del Colegio Menor de Carmelitas Descalzos que alberga la Escuela Superior de Arquitectura.

Deportes Gonzalo Canales. Confluencia de las calles Escritorios y Santa María la Rica con la plaza de los Santos Niños.

San Justo y San Pastor. Vista trasera.

Cúpula de la iglesia del convento de Agustinas Recoletas de Santa María Magdalena. Vista desde la calle Santa María la Rica.

Antiguo Hospital de Santa María la Rica, del siglo XIV, en la calle homónima. Hoy en día, sede de las concejalías de Cultura y Turismo de Alcalá de Henares.

Curioso remate esquinado en la antigua cárcel arzobispal. Calle Cárcel Vieja con calle Vicario.

Plazuela y calle del Empecinado.

Chulísimo Café Continental. Una casa antigua, y protegida, transformada hace más de una década en lugar para el ocio y las actividades culturales más diversas. Insistimos: espectacular. Calle Empecinado, número 23.

... y enfrente, el convento de Santa Catalina de Siena que acogió en el siglo XVII una fundación de 1590 por Juana de Mendoza y Zúñiga (apellidos ilustres en la historia castellana, sí señor).

Caminamos por la calle Tercia y volvemos a alcanzar los alrededores de la catedral de los Santos Justo y Pastor.

Otro negocio hostelero peculiar: La Posada Magistral.

Ermita de Santa Lucía, entre las calles Tercia y Victoria. En origen, construida en el siglo XII y hasta el primer tercio del siglo XVI, sede de las reuniones del concejo.

Fachada palaciega en la calle Victoria. Casa de los Lizana. Colegio mayor, residencia noble, ahora instalación municipal... Ha tenido usos múltiples. Y los que le quedarán...

La espectacular fachada de la Casa de los Lizana.



Las vistas desde la calle Victoria.

Ornamento heráldico en un dintel de la calle Victoria.