Playa de las Catedrales, un monumental reclamo turístico moldeado por las aguas del Cantábrico


Ubicación geográfica de la célebre Playa de las Catedrales (en gallego, Praia das Catedrais), un espacio natural bañado por el Mar Cantábrico que es al mismo tiempo un objeto de culto mediático, un espacio notorio y un enclave de recurrente presencia en acciones promocionales (con marea alta, una etapa de la Vuelta a España 2016 pasó a su vera, por ejemplo). Administrativamente esta playa, concurridísima en períodos vacacionales, tanto que su visita requiere de inscripción previa vía telemática, depende de la cercana Ribadeo. [mapas Vía Michelin]

Playa de las Catedrales. La Xunta de Galicia es plenamente consciente del potencial turístico de este enclave al que "nombró" Monumento Natural. Sus entornos están equipados con numerosas plazas de aparcamiento y, del mismo modo, toda su zona de influencia cuenta con diferentes servicios y equipamientos, como por ejemplo estos merenderos. La restauración está más controlada, por lo que vimos, pero no faltan los puestos de recuerdos y artesanías varias. La masificación, al menos en período estival, ha dejado de ser una amenaza para convertirse en una realidad. El plan de la Xunta para evitarla, o frenarla, no nos parece eficaz: está bien contar con un sistema de inscripciones según fechas vía Internet, con un máximo de 5.000 por día, pero durante nuestra visita, más allá de un primer control de acceso, comprobamos cómo algunas personas dejaban sus papeles impresos a otras. Lo que está claro es que aquí la que manda es la mar. El Cantábrico, con su pleamar y su bajamar, es el gran censor de visitas.

Playa de las Catedrales. Instalaciones hosteleras,cuyo nombre no recordamos, ubicadas junto a uno de los accesos a la Playa de las Catedrales, el más occidental. El nombre no lo recordamos, no; sí que no era un sitio especialmente barato.

Playa de las Catedrales. A la izquierda puede intuirse un creciente reguero de público que desciende hacia una praia en la que todavía no hay mucha gente caminando por su arenal. Despejadísima mañana de verano en este punto del Cantábrico lucense.

Playa de las Catedrales. Acceso occidental. Una escalinata de madera nos permite descender hasta un arenal que, en función de las aguas, puede quedar prácticamente cubierto.

Playa de las Catedrales. Paneles explicativos sobre el conjunto, sobre sus particularidades, sobre sus servicios y sobre sus prohibiciones. No vimos nada aquí (aunque sí hemos encontrado referencias en Internet) sobre otro supuesto nombre de esta playa, menos mediático y por lo visto más histórico: la playa de Aguas Santas (Augas Santas, en galego).

La Playa de las Catedrales disfruta de tal nivel de fama que periódicamente aparece mencionada en publicaciones, nacionales o foráneas; unas apariciones que alimentan, a su vez, el caudal de visitantes. Estamos ante una rueda que gira, ante una constante retroalimentación. En febrero de 2017, por ejemplo, la prestigiosa National Geographic publicó un trabajo sobre las mejores playas de todo el mundo y entre la selección de 21, adivinen, se encontraba este coqueto rincón del litoral lucense.

Como puede intuirse, el nombre le viene de los sobrecogedores resultados de las acción de las aguas sobre los acantilados, en los que ha horadado y moldeado estancias y estructuras. Algunas de estas segundas evocan clarísimamente a elementos constructivos de los templos góticos, como arbotantes o pináculos. Tal es la sugestión humana.



Playa de las Catedrales. Moles rocosas que, con marea baja, parecen emerger de la arena... Y que casi no son perceptibles con la marea alta.

Playa de las Catedrales. Una vista, lejana, del célebre arco de piedra que protagoniza tantas y tantas fotografías y selfies.

Playa de las Catedrales. La acción de las aguas ha esculpido y moldeado estos acantilados. Pero también ha excavado grutas y ha formado estancias y galerías. El poder del líquido elemento. En la imagen, el acceso a una de esas grutas. El agua, en muchas de ellas, forma pequeñas piscinas que hay que atravesar para profundizar en su interior.

Esas piscinas y charcas no son exclusivas de las grutas. También permanecen en otras zonas en los momentos de la marea baja y hacen las delicias de los más pequeños. Las señales, frecuentes, recuerdan de los peligros existentes en este espacio natural.

Playa de las Catedrales. Formaciones rocosas.

Playa de las Catedrales. Una vista de la zona de los acantilados donde podremos encontrar algunas grutas.

Playa de las Catedrales. Una visión más amplia sobre parte de este conjunto medioambiental. Su célebre arco, tan icónico, se percibe claramente a la derecha.

Uno de esos pasadizos, con mucho de foso dada la presencia de agua, que dan acceso a la zona de cuevas y oquedades.



Otra toma de esos pasadizos con mucho de foso... El agua, como se aprecia, tiene un tono turquesa muy cautivador.



Playa de las Catedrales. Uno de los espacios más icónicos del conjunto es esta "sala" protegida por dos arcos.

Playa de las Catedrales. Uno de los espacios más icónicos del conjunto es esta "sala" protegida por dos arcos.

Playa de las Catedrales. Otro de sus referentes: esta "sucesión" de "arbotantes" moldeados en el acantilado por el líquido elemento. El paso del tiempo nos ha regalado una especie de pequeña sucesión de arcos en la zona donde las paredes son más esbeltas y rondan la treintenta de metros de altura.

"Arbotante" en la Playa de las Catedrales.



Percebes en la roca.

Percebes en la roca. Los de la Playa de las Catedrales acaso sean más afortunados dada la notoriedad de este espacio natural: que aleja o disuade a los furtivos.

Playa de las Catedrales. Nos comentaban que esta franja playera tiene continuidad en otros espacios vecinos que ya reciben otros nombres, si bien habría que rodear salientes rocosos y acantilados, algo en absoluto recomendable. Desconocemos con exactitud este extremo, pero lo reflejamos aquí tal y como nos lo señalaron.

La Playa de las Catedrales, desde uno de sus extremos: el más oriental.

Como puede apreciarse en esta y en otras imágenes, muchísimos visitantes en la Playa de las Catedrales. El precio de la fama...

Playa de las Catedrales. Señal que prohíbe el baño. La prohibición no afecta a toda la playa, sólo a determinados tramos no sólo señalizados como se puede contemplar en la fotografía; también cuentan con vigilantes socorristas que, con esmero, y mucha paciencia ante los mutis por el foro que se marca el personal, no dan chance ni a mojarse los pies.

Playa de las Catedrales. Zona pétrea donde los rocajes han permitido la creación de una suerte de piscinitas que hacen las delicias de los más pequeños.

Playa de las Catedrales. Una de las curiosidades alimentadas por este espacio geográfico es la de supuestos usos mineros remotos. Un equipo de arqueólogos trabajaba sobre la hipótesis de la extracción de minerales, sobre todo oro.

Playa de las Catedrales. Sin lugar a dudas, un enclave peculiar.

[agosto de 2016]