Olivenza, el rincón más luso de toda España (verano de 2009) (verano de 2014)


Convertida su nacionalidad en un tira y afloja histórico entre España y Portugal durante 700 años, el de Olivenza es uno de esos ejemplos de tierra de todos con una idiosincrasia particular, la de su “particular” herencia lusa, precisamente. Y eso del tuya y mía, claro, ha contribuido con una buena ración de infraestructuras de aires militares. Olivenza es un enclave de baluartes entre casas encaladas. Lo cierto es que esta ciudad pacense, de titularidad española desde 1801 junto a otros enclaves próximos, como Cheles, es el más luso de todo el estado español. Y eso es algo que se nota no solo en muchas de sus construcciones, o en detalles de sus fachadas, o en la disposición del núcleo urbano, sino también en el acento de sus parroquianos, quienes, pese a esos poco más de 20 kilómetros que les separan de Badajoz, mantienen uno único, de aires extremeños, sí, pero también con evidentes aires portugueses. Hasta se conserva un dialecto del idioma luso, el que denominan oliventino, que hablan buena parte de sus habitantes. Y los más viejos del lugar, claro, son el mejor ejemplo de esta curiosidad idiomática. Hasta la bandera del municipio tiene clarísima influencia lusa, con esa especie de arlequinado amarillo y verde (la de Lisboa sigue la misma disposición, salvo que emplea el negro y el blanco) con el escudo en el centro.

Hace unos años, y es una lástima no conservar el recorte, el diario Hoy de Badajoz publicaba un artículo curioso en el que se explicaba como el ejército portugués, en sus mapas, no fijaba ninguna frontera oficial en torno al enclave de Olivenza. Para ellos, decían, Olivenza era una especie de territorio ocupado. Un Gibraltar luso, pese a lo firmado en los Acuerdos de Badajoz de 1801. No hay frontera en torno a Olivenza, según el ejército portugués, ignorando el próximo río Guadiana y el puente Ajuda. Menos mal que hoy con la Unión Europea las fronteras entre los Estados miembros tienen poco sentido. Y más entre dos que incluso hablaban de una integración y que querían coorganizar una Copa Mundial de fútbol. El caso es que esa silenciosa reivindicación lusa refuerza esa aseveración nuestra de que Olivença, con más de 11.600 habitantes, es el rincón mas portugués de España. Asentamiento musulmán, cayó en poder del Reino de León en 1228, cuando se inició la repoblación de la zona. En 1297, por el Tratado de Alcañices, la plaza pasó a soberanía portuguesa bajo el reinado del rey Dinis. Con Felipe II, y le sucedió a todo Portugal, quedó bajo poder español. Portugal la recuperó en 1640 con motivo de la Guerra de Restauración (su independencia, de facto) y fue reconquistada por los ejércitos de los Austrias en 1657. Entre tanto tira y afloja, 31 años más tarde, en 1688, el Tratado de Lisboa suponía el retorno de Olivenza a manos portuguesas. Pero la fijación definitiva, tras la Guerra de las Naranjas (comienzos del siglo XIX), de la actual frontera en el río Guadiana supuso el retorno de la ciudad a manos rojigualdas. Y así hasta hoy, cuando podemos disfrutar de toda esa herencia mestiza de aires marciales.

Viniendo desde Badajoz –la capital se encuentra a 25 kilómetros por la carretera EX107-, podemos dejar el coche al comienzo del pueblo, justo en la zona en la que proliferan varios establecimientos hoteleros, señal inequívoca de que nos encontramos en un sitio sorprendentemente muy turístico. Y hay que recalcarlo: Olivenza es para pasearla. Subiendo por la calle Santa Engracia podremos ver los restos del Baluarte de Santa Quiteria (derecha) y del Príncipe (izqda.), que están siendo rehabilitados y que son fiel reflejo de ese inevitable pasado militar de un núcleo fronterizo en disputa. Estos baluartes son dos de los nueve en total de los que contó Olivenza. Fueron construidos en el siglo XVII, el más movido en la zona, cuando se levantó una nueva y más moderna muralla en forma de estrella, la cuarta en total de las que gozó Olivenza. Con la majestuosa Torre del Homenaje del castillo de Olivenza como referencia, pronto llegamos al paseo de Hernán Cortes, donde dos nuevos restos nos hablan del pasado militar. En ese caso, dos viejos cuarteles: el antiguo de Caballería, del siglo XVIII, y el más moderno de San Carlos. Las dos instalaciones han sido integradas dentro de la red de sedes de servicios municipales.

Como el sol es un habitual, y pega duro en el verano, los soportales que a través de hileras de arcos unen Lope de Vega y la plaza de Ignacio Rodríguez son la mejor forma de llegar a los viejos muros de la ciudadela. Por este camino atravesaremos la llamada puerta de Alconchel, una de las cuatro existentes del recinto antiguo (el levantado por el rey Dinis cuando Portugal se hizo con la plaza por primera vez) y quizá la mejor conservada. Pronto llegaremos, siguiendo este camino, a la plaza de Santa María, en la que emerge la maciza Torre del Homenaje y la iglesia de Santa María del Castillo. Descendiendo por la calle Francisco Ortiz pasamos bajo el arco de los Ángeles, andamos junto a la Casa de Misericordia y, atravesando la calle Espíritu Santo, alcanzamos la plaza de España. Es una zona hermosa, amplia, en la que la plaza crece en medio, partida en dos por el asfalto. La zona de plaza, con la típica calzada portuguesa (suelo empedrado en blanco y negro), tiene sus bancos decorados con azulejería (otra herencia portuguesa) que recoge motivos de dibujos animados. De la parte norte de la plaza salen varias calles, pero una de ellas, peatonal, nos conducirá a la curiosa plaza de la Constitucion. Se trata de la calle Moreno Nieto. Aquí podemos contemplar varias fachadas hermosas y elegantes, así como comercios más tradicionales. Entre todos sobresale la pastelería Fuentes, donde ofertan la Técula Mécula (y no Fécula, como habíamos escrito inicialmente y nos corrigió muy amablemente un comentario), un dulce heredado de la cocina lusa que en Olivenza elaboran de una forma un poco más especial.

Llegamos a la plaza de la Constitución y lo primero que sorprende es que de plaza, poco. Es mas bien una calle con forma de embudo, en la que una zona un poco más amplia, justo enfrente al Palacio de los Duques de Cadaval. Este palacio, sede del Ayuntamiento, cuenta con una hermosa portada del particular estilo gótico manuelino. Su decoración ciertamente es bella y diferente a lo que se ve en otras latitudes, aunque cuando lo visitamos el edificio estaba en obras y los enseres de la remodelación, vallas incluidas, deslucían la contemplación.
En esta “plaza” se encuentra el Café Bar Extrema, donde ponen muy buenas tapas para permitirnos un respiro. Hace calor y aunque la terraza tiene buenos parasoles, lo mejor es entrar y disfrutar del animado ambiente. Por 2,50 euros te tomas una cerveza sin alcohol y un refresco y recibes un plato que combina calamares y filetes empanados.En pocos pasos alcanzamos la preciosa iglesia de La Magdalena, en la plaza homónima y nuevo exponente del gótico manuelino. Una joya del siglo XVI cuya portada deleita y su interior, sencillamente encandila. Desde esta iglesia parroquial callejeamos, alejándonos de la zona mas turística, por la calle Calderón de la Barca, la calle Badajoz, la calle Laguna, la calle Conde de Lages y la Nuñez de Balboa para hacer una parada frente al Convento de San Juan de Dios. Este edificio, que en la actualidad alberga una escuela de teatro y danza, fue construido entre el siglo XVI y el XVII. Nos encontramos al lado de la Puerta del Calvario, que por el lado interior presenta una imagen más sencilla y rustica y gana en belleza por el exterior con su decoración de almohadillados. Nacida con el sistema de baluartes que se levantó en el movido siglo XVII, era la entrada natural viniendo desde el río Guadiana. Actualmente es la única de las tres puertas con las que contaba el sistema defensivo de baluartes que se construyó durante la guerra de restauración (1640-1668).

Con esta visita, nuestra excursión pone punto y final deshaciendo nuestros pasos hacia el centro del pueblo. La Torre del Homenaje, siempre referencia, nos guía hacia la plaza de Santa María para disfrutar con nuevas perspectivas del entorno. Pese al calor, Olivenza engancha. Y es un pueblo con vida; no son pocos los jóvenes que cada fin de semana acuden desde Badajoz y otros pueblos de la zona a disfrutar de su animada marcha nocturna. Pero ese ya es motivo de otro futuro post…

Olivenza. Ubicación geográfica en las cercanías de Elvas (Portugal) y Badajoz (Extremadura, España), un triángulo geopolítico riquísimo en historia, recelos y conspiraciones del que no se ha hablado mucho y sobre el que tuvimos la ocasión de publicar en el especial Deviaje de julio de 2011 publicado por 20 Minutos: "La frontera permeable" (pp. 18-19). [Mapa VíaMichelín]


Baluarte del Príncipe, de lo primerito "histórico" que nos encontramos subiendo por la calle Santa Engracia de una ciudad que posee nueve bastiones defensivos firmados por el mítico Cosmander. Estado de este vestigio militar en el mes de agosto de 2009....

... y mucho más mejorado y adecentado unos años después: en agosto de 2014.

Baluarte de Santa Quiteria. Derrumbes con vistas a terrenos particulares... Una pena. El nombre proviene de una ermita dedicada a esta santa, ubicada en esta calle aprovechando un recoveco del sistema defensivo oliventino, y que hoy está dedicada a la virgen de la Concepción.

La calle Santa Engracia separa los baluartes del Príncipe y Santa Quiteria, del que vemos una sección en esta imagen tomada en la explanada creada ante el primero.

Viejas edificaciones cuartelarias y actual Centro de Empleo de la Junta de Extremadura en Olivenza. Estamos justo al lado de la estación de autobuses de esta población, así como de un auditorio al aire libre de aires "teatrorromanodemérida" que se recosta en parte del baluarte del Príncipe.


La azulejería, un recurso ornamental muy portugués y básico en Olivenza. Es intrínseco a su día a día. Una pena que este negocio ya no exista como tal. En su lugar a fecha de agosto de 2014 hay un bar.

En la calle Concepción, con vistas sobre las tierras aledañas oliventinas que la separan del Guadiana y de Elvas, esta enorme edificación de aires militares será en un futuro un centro de salud. Una buena forma de recuperar el patrimonio.

Fachada en la calle General Infante.

Una pequeña plazuela en esta zona es denominada Paseo del General Infante, pero una plaquita en portugués nos recuerda que estábamos en el "antigo Largo de Santa Quitéria". Al fondo, gracias a la encantadora calle Cervantes (antigua rua de Piedra), contemplamos la torre del homenaje del castillo de Olivenza, realmente una alcazaba musulmana que fue aprovechada... ¡tachán! Por los templarios. De esas dos fortalezas no queda nada más que la ubicación donde se asienta este castillo.


Antiguo Cuartel de Caballería, vetusta sede del sede del Regimiento Dragões de Olivença y hoy sede de la Universidad Popular. La parte alta era la residencia de la tropa y la baja, la de las monturas.


El castillo de Olivenza, un elemento defensivo cuya morfología actual hunde sus raíces en los siglos XIV y XV que está rodeado de edificaciones (la vista parcial de la izquierda corresponde al antiguo Cuartel de San Carlos, instalación de servicio y almacenaje destinada al antiguo regimiento de caballería lusa de los Dragones de Olivenza) y murallas. La torre del homenaje es visualmente bestial por maciza y rocosa. Son nada menos que 37 metros.


Frescos soportales para los días calurosos del verano.


Puerta de Alconchel, vista desde fuera. Esta puerta o arco correspondía al primer perímetro amurallado de Olivenza y comenzó a construirse, porque así se recuerda en el museo local mediante una inscripción en una piedra, en 1306.




Arco de Alconchel, desde dentro. Este acceso es el mejor de los tres que se conservan (junto a la de los Ángeles y de la Gracia, ya que la de San Sebastián es una reconstrucción de 2006) de la muralla medieval impulsada por el rey Don Dinis.

Panadería del Rey o Cuartel de Asiento, vieja edificación del siglo XVIII que recibe su nombre de los diferentes usos que recibió. Pero nació con motivación de servicio bélico, eso sí, después de que una reforma en el organigrama militar portugués destinase a la plaza tres nuevos regimientos: dos de infantería y uno de caballería (antes mencionado). Como "panificadora", de cara a alimentar a las tropas, podía elaborar hasta 10.000 panes diarios.


Puerta lateral de la iglesia de Santa María con una curiosa decoración producto de este estilo tan peculiar e inconfundible como es el gótico manuelino. Estamos en la calle Duque de Cadaval.



Una vista más global en el contexto de esta puerta antes mencionada, en una imagen con varios años de diferencia.

Olivenza. Iglesia de Santa María del Castillo, con el citado castillo al fondo. Un templo sencillo, pero al mismo tiempo espectacular, que combina la magia del manuelino con un dignísimo encalado. La iglesia, levantada entre 1584 y 1627 (momento de unión de las coronas de España y Portugal) según un proyecto de André de Arenas, aprovechó la ubicación de un templo anterior, desaparecido, levantado en el siglo XIII por los templarios y que estaba dedicado a Nuestra Señora de la Asunción,


Detalle de la torre de la iglesia de Santa María.


Detalle de una columna en la portada de la iglesia de Santa María. Recargada e impactante ornamentación.



A muchos visitantes de Olivenza les llama la atención el esmero de su alumbrado urbano. Farolas hermosas. Como éste, en la plaza de Santa María, la del castillo y la iglesia vamos. Enfrente del templo hay unas cuantas casas enormes con hechuras de señorío.

Tremenda casa con detalles heráldicos en la plaza de Santa María.


Iglesia de Santa María del Castillo. Una visión lateral en agosto de 2009.

La torre del homenaje del castillo de Olivenza. Ojo de pez. Enorme y maciza.

En 2011 la ciudad de Olivenza le dedicó a los grupos de coros y danzas, especialmente al grupo "La encina", una escultura de dos bailarines que esculpió el extremeño José Luis Gamero Gil. Está en la plaza del Castillo, que es un espacio urbano que se mezcla y funde con la de Santa María.

Santa María del Castillo, contemplada desde el arco que salva la muralla, la puerta de San Sebastián, y que permite el acceso desde la calle Lope de Vega. Esta puerta no es original, sino que fue reconstruida mediada la primera década del siglo XXI. La original fue demolida, por amenaza de ruina, a finales del siglo XIX.



La puerta de San Sebastián. Inaugurada en 2006, "150 años después de su derribo".




Vista parcial de la iglesia de Santa María desde la vieja muralla que protegía la ciudadela y que, no hay que negarlo, ha sido muy recuperada. En nuestra opinión, acertadamente.

Confluencia intramuros entre la plaza de Santa María y la calle Duque de Cadaval (antigua Rua dos Poiais).

La Duque de Cadaval street, con la Puerta de la Gracia al fondo. Esta puerta, muy disimulada por el entorno, ha perdido su esencia medieval. Una vivienda privada y el ayuntamiento fagocitaron sus antiguas torres.

Puerta de los Ángeles, vista desde la calle Francisco Ortiz. Es la más parecida a la de Alconchel, ya que sus torreones siguen parcialmente vivos... aunque comidos por las casas vecinas.




Arco de Los Ángeles, visto de la calle Caridad antes de que esta fuera peatonalizada.

Calle Caridad. Peatonalizada y ganada a los ciudadados. Prolongación natural de la atípica plaza de la constitución. Un espacio urbano majo para el terraceo tras su consagración al paseo.

Siendo muy común en el oeste extremeño, el empedrado a la lusa, la calçada portuguesa, alcanza cotas muy estéticas en Olivenza. Aquí, en la calle de la Caridad.

Santa Casa de Misericordia, en la calle Caridad. Sede de una hermandad nacida a comienzos del siglo XVI con fines sociales y caritativos. En la fachada, los escudos de las coronas de España (derecha) y Portugal. En una de sus esquinas se encuentra la capilla, recubierta en su interior de azulejos en un caso único en España (herencia directa portuguesa y, todo sea dicho, una preciosidad).

Vivienda en la calle Caridad.

Vivienda en la calle Caridad.

Calle Moreno Nieto (al fondo, nacimiento de la calle Victoriano Parra, antigua Rua das Atafonas).

Palacete en el número 5 de la calle Moreno Nieto y detalle heráldico en el número 1 de la calle Victoriano Parra.



Detalles ornamentales de una vieja vivienda de tres alturas en la calle Moreno Nieto.


Pastelería Casa Fuentes, una referencia en Olivenza (c/ Moreno Nieto). No es la única pero sí quizá sea la más turística. En la calle Caridad se encuentra La Chimenea, que también tiene unos productos muy interesantes... y tiene terracita para degustarlos con el café si es que el calor nos deja.

Cafa Fuentes, en agosto de 2014.




Plaza de España de Olivenza, marcada por tu típica calçada portuguesa.


Templete en un rincón de la plaza de España.


Un pueblo prepara sus fiestas estivales: decoración típica portuguesa en la plaza de España con las banderas de Extremadura y Olivenza.


Decoración infantil en los bancos de la plaza de España elaborada con azulejos, otra herencia lusa.

Volvemos sobre nuestros pasos y llegamos a la plaza de la Constitución, una de cuyas vertientes tapa la vieja muralla medieval con el extenso recinto del Palacio de los Cadaval. En una de sus torres, además, veremos el célebre reloj que le da nombre.

Arranque de la plaza de la Constitución. El olivo no es algo casual... es el símbolo de Olivenza y está presente en su escudo.



La Torre del Reloj nació sobre una de las torres de la muralla medieval. El actual fue instalado en 1986, pero vienen poseyendo mecanismos de estos varias centurias atrás.

El ayuntamiento de Olivenza, ubicado en un edificio que nunca fue Palacio de los Cadaval (una poderosa familia portuguesa con propiedades en todo el país) y que se ha convertido en símbolo turístico por su magnífica portada de estilo gótico manuelino. Una fachada que entra en exámenes de selectividad y todo. La confusión viene de que uno de sus miembros ostento el cargo de alcalde mayor y la sede de las "casas da camara" estaba en ese edificio extramuros junto a la Puerta de la Gracia.

Fachada del ayuntamiento.




El pórtico gótico manuelino del ayuntamiento, más deslucido por unas obras de rehabilitación en agosto de 2009.

Iglesia parroquial de La Magdalena, un templo que a finales de septiembre de 2012 fue elegido como el mejor rincón de España según la Guía Repsol. Curioso galardón. Y causante de una polémica por el país vecino que posteriormente perdió intensidad. Una Olivenza que sigue "vigilada" por la CIA estadounidense.




Iglesia parroquial de La Magdalena, un templo que a finales de septiembre de 2012 fue elegido como el mejor rincón de España según la Guía Repsol. Curioso galardón. Y causante de una polémica por el país vecino que posteriormente perdió intensidad. Una Olivenza que sigue "vigilada" por la CIA estadounidense.

Gárgolas en La Magdalena.

La iglesia de La Magdalena era "la residencia" de los obispos de Ceuta, quienes vivían aquí. Está atribuida al francés Nicolás de Chanterenne.


Detalle de la decoración de la iglesia parroquial de La Magdalena. Su interior es espectacular.


Una céntrica calle de Olivenza, acaso la calle Santiago.


Curiosa numeración de casas en una calle oliventina.


Otra farola oliventina.


Dos casas distintas, dos números clónicos.


Una curiosa casa sin puertas ni ventanas. La única "activa", la del garaje.


Convento de San Juan de Dios.


Vista de la Puerta del Calvario desde el exterior del antiguo recinto abaluartado. Este era uno de los tres accesos al conjunto de defensas que se levantaron en Olivenza durante la Guerra de Restauración.


En el interior del Arco del Calvario. ¡Qué sombra más agradable!


Vista del Arco del Calvario desde el lado "urbano". En esta dirección vamos rumbo a Portugal.... ¡Sea!

Abandonamos Olivenza para poner rumbo a otro de los puntos fuertes históricos de la plaza: el puente Ajuda o Ayuda. Nos desplazamos por la esencia de A Raia en una carretera, la EX-105, que es una de las autonómicas más extensas de Extremadura: no en vano une Don Benito con la frontera. Tras unos kilómetros llegaremos al puente, que actualmente marca la frontera entre Portugal y España, pero unos metros antes de atravesarlo veremos a mano derecha (en dirección Elvas) un letrero de "mirador". No se asusten con lo descuidado y sucio y lleno de secuelas del amor que están sus accesos.

Puente Ayuda. Pintaditas sobre qué es Olivenza según opiniones.

Puente Ajuda o Ayuda. Restos de pilares. Este puente de 380 metros fue construido en los tiempos don Manuel, allá por el siglo XVI, para facilitar el socorro y el suministro a una plaza que ya había sufrido algún zarpazo castellano. El río Guadiana, claro, no facilitaba las cosas. Sus riadas le hicieron tanto daño como las guerras. El Ajuda vue definitivamente volado (bueno, sus arcos centrales) durante la Guerra de Sucesión del siglo XVIII por orden del Marqués de Bay, aunque ya durante la Guerra de Restauración fue dinamitado para evitar la asistencia a Olivenza durante un cerco español.

El nuevo Puente Ayuda que comunica Elvas y Olivenza y que, qué cosas, es algo reciente. El viejo puente, todo un símbolo histórico, ha querido ser restaurado en mil y una ocasiones. Pero de momento, sin éxito. Es lo que tiene el piqué subterráneo de la cuestión sobre dos ciudades hermanadas desde 1991.



Rio Guadiana.

Puente Ajuda (nuevo). En la Cumbre Quinta do Largo de 1991, España y Portugal acordaron la restauración del viejo puente y la construcción de uno nuevo para vehículos. Cada país se haría cargo de una obra. Portugal construyó el nuevo paso.

Cuando vienes desde Elvas por carretera en dirección Olivenza y entras en territorio español te encuentras con esta cartelería.