Évora, un lienzo urbano portugués para la historia (agosto de 2011)



Pocas ciudades habrá en el mundo con la riqueza patrimonial de Évora, la Liberalitas Julia romana (no está tan claro que fuera la Ebora Cerealis, dada su riqueza agrícola, de la que hablaban entre otros Plinio el Viejo), la Yeborah musulmana, la ubicación en la que algunos monarcas lusos encontraron el mejor destino para su corte y las tropas españolas, durante la Guerra de Restauración, un serio escollo para evitar la emancipación de Portugal. Con más de 300 edificios de interés histórico-artístico, y 36 de ellos especialmente protegidos por su consideración de monumentos nacionales, no debe extrañar que esa alternancia de callejuelas y plazas amorfas (los característicos “largos” en el habla lusa), siempre empedradas al uso portugués, que forman el centro histórico de Évora sean desde 1986 Patrimonio de la Humanidad. Évora es como un enorme lienzo donde artistas de diferentes estilos y diferentes épocas han plasmado sus pinceladas. Hay un Évora romana, no falta la de influencia árabe, es innegable la presencia de una Évora medieval con sus posteriores evoluciones renacentistas y barrocas con ese giro de tuerca manuelino… Todas, claro, forman parte de un todo superior, la mismísima Évora, inexplicable sin todas las piezas del puzzle.

Nunca fue capital más allá de su región, el siempre duro Alentejo (y con permiso de Beja, claro, cabeza del conocido como Bajo Alentejo), pero hubo momentos donde la bendición de la dinastía monárquica Avis, especialmente un Manuel I y un Juan III, su hijo, que fijaron aquí su corte, implementó la construcción de suntuosas edificaciones privadas y obras públicas, impulsó la majestuosidad de otras muchas (su catedral, por ejemplo, es la de mayores dimensiones de todo Portugal) y la convirtió, consecuentemente, en un foco cultural de primer orden por la presencia de artistas y pensadores de toda condición (aquí, de hecho, se creó la que hoy es la segunda universidad más antigua de todo el país, trabajó el gran dramaturgo Gil Vicente o nació el pensador Andrés de Resende). Ya se sabe lo que una corte es capaz de mover a su alrededor… Esa importancia convirtió a Évora en testigo directo de importantes decisiones políticas, en escenario de bodas reales, en el contexto donde idearon sus empresas personajes de la talla del aventurero Vasco de Gama. Quizá ese período comprendido entre 1495 y 1557 fue el más glorioso de una urbe que pasó a un lento y decadente segundo plano con la unión de los Reinos de España y Portugal de 1580.

Palacios de hermosas fachadas con arreglos manuelinos, numerosas iglesias de semejante influencia, restos amurallados de la época romana y medieval… quizá por su emplazamiento y notoriedad, históricamente no tan mimados como en la actualidad, los restos del Templo Romano son el gran atractivo de Évora. Su céntrica ubicación, en el punto más elevado del promontorio donde se asienta el casco urbano, ha ganado mucho encanto gracias a la rehabilitación de todo el entorno. Es, además, el pistoletazo de una ruta peatonal por el centro más comercial de Évora, la calle 5 de octubre (muy interesante la artesanía de un corcho del que la Región del Alentejo es la primera productora mundial, más interesante aún el entramado de calles de los alrededores), que nos llevará a la céntrica y hermosa praça do Giraldo, la plaza que recuerda al liberador de la ciudad del dominio árabe, Giraldo Sin Pavor. En todo su entorno encontraremos muchos y buenos sitios para disfrutar de la cocina local a precios muy económicos, tal y como es la tónica del país. Es una lástima que la historia nos haya privado de un viejo arco del triunfo en esta zona que desapareció allá por el siglo XVI. Hubiera sido espectacular.

Y tras el paso por la Giraldo, no hay que dejar de visitar la iglesia de San Francisco y su anexa capilla de los Huesos, uno de los rincones más pintorescos de la ciudad. No es un caso único en el planeta, pero siempre genera sensaciones difíciles de concentrar en unas pocas palabras el hecho de verte dentro de una capilla forrada de huesos y cráneos humanos que son absolutamente originales. Un tanto tétrico, puede. Justo enfrente de San Francisco nos espera el nuevo mercado municipal, donde no conviene dejar pasar la ocasión de adquirir algunos de sus quesos típicos, disponibles desde tamaños óptimos para consumo individual (a euro o euro y pico la unidad) a enormes quesos. Y al lado, el exuberante Jardim Público, que parcialmente aprovecha el trazado de uno de los antiguos baluartes de la ciudad y alberga en su interior, además de los restos de un antiguo palacio real, numerosos rincones óptimos para el descanso y la relajación. Como, en general, pasa con toda Évora en sí. Recoleta. Empedrada. Y tan modesta…


Évora. Mapa de situación. Ubicada, más o menos, a medio camino entre Elvas y la cercana frontera con España y Lisboa. La mejor forma de llegar a sus calles es por carretera. La autovía A-5/E-90, A-6/E-90 en un suelo portugués donde se convierte en una vía de peaje, une Badajoz y Évora, distantes un centenar de kilómetros, en menos de una hora. Importante: es muy recomendable llevar monedas sueltas para una salida del peaje (Évora se encuentra a unos diez kilómetros de la autovía) en la que será muy fácil dar con una máquina. Nada de operarios, en suma.


Acueducto Agua da Prata, la obra hidráulica más importantes de todas las desarrolladas durante el siglo XVI en Portugal. Fue impulsado por el monarca Juan III y construido entre 1533 y 1537. Sus arcadas son consideradas Patrimonio Nacional desde 1910. Pero no todo el acueducto ("aqueduto", en portugués) es tal y como lo apreciamos en las cercanías de Évora. De sus 19 kilómetros, una buena parte se encuentra soterrada. El acueducto transportaba el agua desde los manantiales de Graça do Divor hasta un depósito en la actual plaza de Giraldo, antigua Praça Grande.


Porta de Avis, uno de los accesos a Évora a través de la muralla moderna y muy cercana a un par de aparcamientos públicos gratuitos donde dejar el coche, porque el estacionamiento por el centro está más difícil y lo suyo, ¿o no?, es profundizar en la ciudad a través del paseo. La muralla de Évora varió a lo largo de la historia en función de nuevas necesidades o viejas carencias. De las romanas o las visigodas no queda más que el recuerdo.


Estrecha fachada en el Largo de Avis.


Convento Novo. Largo de Avis.


Una buena representación de ropa interior y ropa de baño y cama se secan en la calle en una calurosa jornada de verano. Una imagen en absoluto nada rara de contemplar en directo. La de la foto, en el Largo de Avis.


Travessia de Baldavia.




Becco da Forçada.


Una pareja de ancianos entra en la iglesia de Sao Mamede, en el Largo Doutor Evaristo Cutileiro.


Escultura al Mestre André de Resende, gran humanista portugués (1500-1573) nativo de Évora. Amigo de Eramos de Rotterdam, mentor de nobles e infantes, los restos mortales de este fraile descansan en la Sé (catedral). Este busto también se encuentra en el Largo Doctor Evaristo Cutileiro y es obra de Joao Cutileiro a medidados de la década de los años ochenta.


Estamos en la rúa do Menino Jesús, donde podremos contemplar la inconfundible torre del Palacio de los Cadaval, así como otras instalaciones palaciegas. A la derecha queda el entorno del Largo Conde Vila Flor, donde se encuentra el afamado Templo Romano.


Pequeño espacio ajardinado junto al perímetro del palacio de los Cadaval y el Largo dos Colegiais. Detrás, la conocida porta de Santa Isabel o del castelo velho (puerta del castillo viejo, también puerta de la cerca vieja), acceso de raíces romanas. La de Santa Isabel es la única de las cuatro puertas del añejo recinto romano.


Parte trasera de la Posada dos Loios. Caminando junto a sus muros encontraremos algunos elementos del castelo velho que, en el momento de nuestra visita, se encontraban en fase de restauración.


Iglesia del Espíritu Santo (siglo XVI), parte integrante del enorme recinto de la Universidad de Évora. Esta institución de enseñanza es la segunda más antigua de sus características en Portugal.


Rua Conde Serra da Tourega.


Universidade de Évora. Logo en mármol en el Largo dos Colegiais. Este centro educativo fue fundado por el infante don Enrique de Portugal (futuro rey) en 1559 a partir de un colegio preexisente, el del Espíritu Santo (su nombre procede de la iglesia homónima). Cerrada con la expulsión de los Jesuítas (1759), se reabrió en 1973.


Acceso a la sala de aulas de la Universidad de Évora, junto a la iglesia del Espíritu Santo, en el Largo dos Colegiais. Este edificio del siglo XVIII resulta más precioso aún por la riqueza de su azulejería ornamental. ¡Lástima que no se puedan tomar fotografías del interior!




Rua da Freiria de Baixo, dejando atrás el Largo de San Miguel. Un rincón de Évora con mucho encanto.


La parte posterior de la catedral de Évora (Sé), vista desde la calle conocida como Rampa de Sao Miguel.


En determinados momentos, los callejeros pueden aportar imágenes muy graciosas por cuestiones de espacio e idioma. Esto mismo sucede en la rua de Cenaculo, muy próxima a la catedral de Evora.


Tras pasar ese arco accedemos al Largo Conde de Vila Flor, donde encontraremos buena parte de los mejores referentes monumentales de Évora. Al otro lado emerge la Sé (catedral).


El Templo Romano (siglo I), uno de los mejores conservados de la península. Vista trasera. También es conocido como Templo de Diana, si bien no existen ningún indicio concluyente de que venerase a tal diosa.


Acceso a la iglesia dos Loios, actualmente integrada dentro de un espacio hotelero (Pousada dos Loios) y otro de restauración (Jardim do Paço).


Iglesia dos Loios. Detalle de la portada. Todo elemento, muy del estilo manuelino.


Bóveda de la iglesia dos Loios rematada con una llave heráldica.


El Templo Romano y la iglesia dos Loios, en el Largo Conde Vila Flor. Detrás de la imagen queda un pequeño parque, muy agradable, y el palacio de los Duques de Cadaval, del siglo XVI.


El Templo Romano. Actualmente permanecen en pie catorce columnas de estilo corintio.


Espacio ajardinado en el Largo Conde Vila Flor, frente al Templo Romano.


Monumento al doctor Barahona, el Templo Romano, la catedral y el Museo de Évora.




Buenas vistas de Évora desde el jardin del Largo Conde de Vila Flor.


Una de las torres del Palacio de los Cadaval (también llamado Palacio de las Cinco Quinas). Justo arriba está el concurridísimo jardín donde se tomaron las fotos anteriores. Y unas fotillos antes, previamente a que el sol rompiera una mañana nublada, andábamos por el otro lado en dirección a la Universidad de Évora.


La Sé de Évora. La catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Fachada frontal de uno de los templos de sus características que menos tiempo tardó en ser levantado (ya se sabe que las obras catedralícias siempre tardaban lo suyo). En su interior podremos encontrar un órgano de tubo que, cuentan, es el más antiguo de todo el mundo en funcionamiento. Si tenemos en cuenta que se puede medir la importancia de una ciudad por el tamaño de su catedral, habrá que recordar que esta Sé es la más grande de todo Portugal.


En los dinteles de la puerta principal, esculturas de apóstoles labradas en el siglo XV.




La comercial y concurrida rua 5 de outubro (calle del 5 de octubre), que conecta la catedral de Évora con la céntrica plaza de Giraldo. Una arteria indispensable para el turismo.


Altar en la rua 5 de outubro.


Contrastes en el mismísimo centro de Évora.


La céntrica plaza de Giraldo (praça de Giraldo), antigua praça Grande. Este espacio es el corazón de la ciudad y, junto al Templo Romano y la Capilla de los Huesos, uno de sus referentes turísticos por las sucesión de fachadas acristaladas y los pórticos de sus bajos. El gran referente, la vieja iglesia de San Antonio. La plaza de Giraldo, cuyo nombre se basa en un caudillo lusitano, es uno de los primeros grandes espacios extramuros de las viejas defensas romanas (la cerca vieja) y acogió durante mucho tiempo el mercado municipal.


¿Quién está detrás de este nombre? Giraldo sem pavor (Giraldo sin miedo) fue el cabecilla de los salteadores y forajidos en busca de fortuna que, allá por 1165, conquistaron la plaza de, por entonces, Yeborah a los musulmanes. El rey Afonso Enríquez, en agradecimiento, le perdonó una serie de deudas morales, porque parece ser que el amigo Giraldo era un pieza de cuidado. Tanta ofensiva no siempre le salió bien, como sucedió en su fracasada empresa de arrebatarle a los musulmanes Badajoz en el siglo XII. Giraldo sem pavor es el protagonista del escudo de la ciudad.


La queridísima Fonte Henriquinha, una bella fuente de mármol que preside la praça de Giraldo. Hacia la derecha, fuera de marco, se encuentra la oficina de turismo de Évora.




En la mismísima Praça de Giraldo, la Cafetaria de Santo Humberto es una gran opción para tomar un café (siempre exquisito en Portugal) y disfrutar de los maravillosos dulces lusos. El precio de tres piezas de pastelería y dos cafés (a 0,65 cada uno) ascienden a 4,30 euros.


Rua da Republica, antigua rua do Paço.


Curiosa performance artística del llamado umbrella-art en el Largo de San Vicente, y junto a la iglesia del mismo nombre (sí, Évora tiene muchas iglesias), en el marco de la campaña Escrita na paisajem. Esta 'Chapéus há muitos: uma instalação espacial' de Colecção B pudo disfrutarse aquí en el verano de 2011. Justo enfrente, hay una tienda de helados riquísimos.


Callejuela junto al Largo da Graça.


Iglesia de Graça. Renacentista. Deseo expreso de Juan II y firmada por el arquitecto Miguel de Arruda. Las grandes esculturas que coronan su fachada, representaciones de atlantes, son conocidos como os pobres meninos y simbolizan las cuatro partes del mundo conocido entonces.


Fotografía de uno de los os pobres meninos, como los vecinos de Évora conocen popularmente a la representación escultórica de los atlantes que coronan la fachada de la iglesia de Graça.


Iglesia de Graça, desde la rua do Cicioso.


Rua da República, a la altura del callejón que desemboca en el Largo de Graça y el convento y la iglesia del mismo nombre.


Fachada en la rua da República.


Iglesia de San Francisco. Detalle de la fachada que da al Largo de San Francisco.


Largo de San Francisco.


Entrada a la iglesia de San Francisco (igreja de Sao Francisco, en el idioma portugués). Un precioso ejemplo del estilo manuelino tan presente en toda Évora.


Iglesia de San Francisco. Nave central. El templo, muy rico en imaginería religiosa y pródigo en hermosas capillas, tiene una altura máxima de 24 metros.


San Francisco. Un vistazo al exterior desde la puerta de acceso.


Accediendo a la Capilla de los Huesos ("Capela dos Ossos" en portugués, "chapel of bones" en inglés), anexa a la iglesia de San Francisco de Évora.


Concurridísimos accesos a la Capilla de los Huesos, donde no faltan las colas. Se nota que es uno de los monumentos de Évora más visitados. Y la verdad, visto in situ, con razón. La entrada por persona cuesta dos euros y es posible tomar fotografías pagando un suplemento adicional de un euro, algo que nos parece tan buena iniciativa que debería exportarse a otros muchos monumentos de España donde sin motivo aparente son muy contrarios a la toma de imágenes.


Acceso a la capilla, presidido por una inscripción en portugués: "Nós ossos que aquí estamos, pelos vossos esperamos" (Los huesos que aquí estamos esperamos por los vuestros).


Durante el horario de apertura del monumento (téngase en cuenta que en Portugal tienen una hora menos y muchos amaneramientos más continentales), el ir y venir de turistas es constante por una sala de casi 20 metros de largo y 11 de ancho.


Huesos y cráneos reales "adornan" las paredes. Se calcula que son unos 5.000 los cráneos y varios millares los huesos (sacados de los diferentes enterramientos en los cementerios y las iglesias de Évora) empleados en la ornamentación de tan curiosa capilla. El origen se remonta al siglo XVI como respuesta al interés de los frailes franciscanos por reflexionar sobre la condición humana y la fugacidad de la vida. Los restos del cadáver que permanece colgado son, según cuenta una leyenda local, los de un padre muy condescendiente con los maltratos de su hijo hacia su esposa. Los dos fueron maldecidos por la mujer... y acabaron aquí.


Capilla de los Huesos. Con más detalle, decoración de una de las columnas que componen el conjunto. No es un caso aislado en el territorio portugués,
ni tan siquiera en el mundo. En Campomaior también tienen su particular Capilla de los Huesos desde 1766, con los restos de los numerosos muertos tras la explosión de un polvorín.


El techo de la Capilla de los Huesos mezcla motivos pictóricos, inscripciones y más calaveras.


Cercano a San Francisco y la Capilla de los Huesos se encuentra desde 1866 el Jardim Público. Entre otros atractivos (baluartes integrados en un espacio urbano, numerosas esculturas como las de José Cinnatti o, fuentes, charcas y aves en semilibertad,...), allí encontraremos los restos del Palacio de don Manuel, en su día llamado Paço Real de Sao Francisco por el antiguo convento donde se empezaron a alojar la corte de algunos monarcas lusos. En la imagen, la conocida como Galería das Damas (siglo XVI), de los pocos vestigios que se conservan de un conjunto que fue aún mayor, que ha vivido muchas viscisitudes históricas y que, para colmo, vivió un incendio (1916) que afectó a esta galería, por lo que tuvo que se restaurada.


Palacio de don Manuel. Además de muchas crónicas que realzan toda su grandeza (suponemos que un poco debido a esa erótica del poder, arquitectónicamente hablando, como sucede con el desaparecido Alcázar de los Austrias de Madrid), fue testigo de muchos acontecimientos históricos. En él, por ejemplo, Vasco de Gama fue nombrado Comandante de la Armada que debía partir en busca de una ruta hacia las Indias.


Palacio de don Manuel, un buen ejemplo de gótico manuelino mudéjar se mire por donde se mire. Actualmente es una especie de espacio multiusos con fines fundamentalmente culturales.


El Tribunal do Relaçao de Évora, enfrente del Jardim Público por el acceso de la rua da República. Esta institución pública de índole económico fiscal se asienta en el coqueto Palacio Barahona. Este edificio, obra del italiano Giuseppe (José) Cinnati en la segunda mitad del siglo XIX para el enriquecido José María Ramalho Dinis Perdigao (uno de los grandes terratenientes del Alentejo), fue considerado durante décadas como "la casa moderna más elegante de la ciudad".


Rua da República. Empedrado y fuente.


Travessa do Manuelinho.


Largo da Misericordia. El Hotel Solar Monfalim, uno de los establecimientos hosteleros con más encanto de Évora. Ubicado en un palacete renacentista del siglo XVI. Conviene estar "al loro" de su web, donde de vez en cuando salen ofertas muy interesantes.




Largo da Porta de Moura. Espacio aplazado donde se encontraba otras de las viejas puertas medievales de acceso a Évora y alrededor del cual encontraremos varios palacetes y viviendas de aires señoriales.


Largo da Porta de Moura. La afamada terraza con templete manuelino de la Casa Cordovil (siglo XVI).


Largo da Porta de Moura. En el centro, la fuente monumental renacentista y su inconfundible chafariz (siglo XVI). Al fondo, hermosa vista de la Sé, muy destacada sobre el resto del casco urbano. Detrás, fuera de campo, se encuentra la iglesia do Carmo.


Largo da Puerta de Moura. Hermosísima ventaja abalconada de estilo manuelino en la Casa de García de Resende, palacete del siglo XVI. Este poeta, musico y arquitecto nacido y muerto en Évora (1470-1536) fue un peso pesado de la corte de Manuel I.


Travessa de Sao Joao Sinho.



Nuevos arcos en la calle Pàteo do Salema, junto al afamado café lounge Cosa Nostra. Más famoso aún por su éxito entre la población universitaria de Évora, ciudad universitaria.


Rua Nova. Nace (o muere, según se mire o según se ande) en la plaza de Giraldo. A la izquierda, un poco más arriba, la Caixa de Águas, deposito de aguas renacentista que "almacenaba" el líquido elemento proporcionado por el acueducto Agua de Prata.


Balconcillo en el encadenado rua Joao de Deus y Largo Luis de Camoens.


Calle Alcarcova Decima. En el entramado de callejuelas del centro de Évora podremos encontrar algún vestigio romano.


Contrastes de fachadas en el centro de Évora.


Muro de origen romano en un céntrico callejón de esta villa alentejana.


Rua de Salvador. Porta Nova.


Restos romanos en la praça de Sertorio.


Évora. Ayuntamiento o Câmara Municipal, con las respectivas banderas oficiales (la de Évora, la jironada rojigualda al uso de la bandera de San Vicente, a la izquierda). Ubicado en la praça de Sertorio, la misma donde podremos encontrar otros restos de origen romano tales como las termas (justo debajo del consistorio). Este edificio fue construido en el siglo XIX.




Escudo de la fuerza policial municipal de Évora. Podría pasar perfectamente por el del ayuntamiento, pero no es así.