Los Callejones


Los Callejones. Ubicación geográfica aproximada del enclave que protagoniza esta entrada, una ruta de senderismo altamente recomendable, nada compleja e ideal para hacer con niños por el componente imaginativo que aportan las formas de muchas rocas o la singularidad de algunos pasos. Nos encontramos en la Serranía Conquense, concretamente en las cercanías del pueblo de Las Majadas [Mapa VíaMichelín].

Circulamos por la CUV-9113 y venimos desde Peñalba de la Sierra. Al fondo, en la imagen, vemos el pueblo de Las Majadas. Antes de llegar aquí hemos tenido que superar un paso de montaña realmente interesante para los amantes del cicloturismo: los once kilómetros a una media del 4,3% que presenta el Alto de Las Majadas, un paso montañoso que se corona a más de 1.460 metros. Esta instantánea, como todas las que se usan en este blog de este estilo, ha sido tomada desde la posición del acompañante del conductor.

Al llegar al casco urbano de Las Majadas sale una carreterita a mano derecha en la que aparecen varias indicaciones, entre ellas las que nos enviarían a la reserva/parque de El Hosquillo, a unos 10 kilómetros, visita que dejamos para otra ocasión. Por esa ruta, acaso pista, asfaltada tenemos que ir para alcanzar el paraje de Los Callejones, en el borde nororiental de la Muela de la Madera. Tendremos que negociar un buen repecho como éste mientras el entorno se puebla de arbolado con más densidad en estos, aproximadamente, 2,5 kilómetros a los que se encuentra del pueblo.

Las Majadas. Una vista de este pueblo conquense de 277 habitantes en la ruta que sube hasta Los Callejones.

La pista forestal sigue y, como bien indica la señal, nos acabaría dejando no muy lejos de la población de Uña (célebre por su preciosa laguna), en la ruta entre Cuenca y Tragacete que describe la CM-2105. El estado de la pista es magnífico (al menos en la fecha de esta visita) y el paisaje, muy atractivo. Es una carretera, en suma, ideal para el cicloturismo sin sobresaltos de tráfico rodado. En esta ocasión, empero, nos desviamos a la izquierda, donde se encuentra de manera inmediata la explanada que sirve de aparcamiento a este lugar de Los Callejones.

Los Callejones. Cartelería de destinos varios. Gran riqueza en cuanto a rutas en toda esta zona. En el mismo aparcamiento comienza y acaba esta ruta de poco más de 3 kilómetros, un pequeño paseo, que presenta una buena indicación a la hora de seguir el itinerario.

"Los Callejones de Las Majadas se consideran zona de protección prioritaria por su valor excepcional geomorfológico. No se autoriza la práctica de la escalada".

Los Callejones. Un pequeño banco labrado en madera para ultimar los preparativos o anticipar un futuro reposo. Es una ruta, y es un punto coincidente entre muchos que la han hecho, asequible para hacer con niños. Es un planazo. A lo largo del sendero hay algún banco más como éste, aunque en un entorno de estas características no faltan los sitios donde improvisar un asiento.

Los Callejones. Menos famoso que el no muy lejano de la Ciudad Encantada de Cuenca, este conjunto es digno de contemplación. Todo un ejemplo de relieve kárstico.

Los Callejones. En algunas zonas encontraremos una mayor concentración de arbolado, en otras un mayor protagonismo para las rocas. Es un entorno fabuloso. Y recordamos que, en términos de ruta pura y dura, hablamos de un recorrido de apenas 3,6 kilómetros.

Los Callejones.

Los Callejones. No hay roca que no sugiera o evoque, total o parcialmente, alguna otra cosa.

Los Callejones. Una zona de lapiaz con mayor anchura entre las piedras y rocas.

Una roca con "barba".

Disfrutando de las particularidades orográficas de Los Callejones. Una de las grandezas de este conjunto es que el paseo permite contemplar el resultado de los tres tipos de disolución que depara la acción del agua sobre la roca: hay zonas donde tendremos que caminar entre callejones, otras en las que encontraremos los surcos que anticiparían la posterior formación de "callejones" y, finalmente, zonas bastante despejadas en las que apenas encontraremos rocas aisladas, y sin embargo esbeltas.

Un yunque.

Pinos. En esta zona abunda el pino negral, aunque también existen ejemplares del pino albar.



Los Callejones. Uno de los parecidos más empleados a la hora de hablar de este maravilloso paraje, un parecido de uso casi inmediato, es el de la cercana Ciudad Encantada. Las caprichosas formas de las rocas evocan y recuerdan, sin duda. E incluso también aquí hay un 'mar de piedra' como el de la mitifica ciudad en el que la sucesión de rocas evocan tal idea. En Los Callejones, al menos no de forma tan célebre, no vamos a encontrar un listado de parecidos razonables. Aquí aún manda la imaginación.

Los Callejones. Su 'mar de piedra'.

Los Callejones. En esta concentración pétrea existen multitud de pequeños pasillo, algunos de los cuales han visto nacer en su base vegetación que hoy en día emerge sobre las rocas.

Los Callejones. Este punto de camino nos permite una vista más panorámica, pero con posterioridad bajaremos a través de un 'callejón' a pie de roca.

Los Callejones. Un arco bajo una roca, maravilla natural que tendremos la oportunidad de ver más de cerca en breve.

Los Callejones. Otra buena vista de este particular 'mar de piedra'.

Los Callejones. Descendiendo por un callejón. Como se señalaba anteriormente, es una ruta asequible para niños. No está de más, dado el entorno, tener más precauciones en algún punto concreto. Tal es el caso. Pero tampoco sin obsesiones.

Los Callejones. Milagros de la naturaleza. Una roca, encajada entre otras dos, crea una curiosa decoración a este pasillo.

Los Callejones. Estas rocas han conformado una especie de estancia y aquí tenemos su puerta principal. En alguna hoquedad de este estilo se puede apreciar en, de manera más o menos recientes, también ha tenido algún uso ganadero como cerca para los animales.

Los Callejones. La roca antes vista desde las alturas. Desde el prisma infantil de las ganas de jugar e imaginar es, a todas luces, una casa de piedra.

Los Callejones. Un pino crece en medio de una roca. Al fondo, más rocas.

Los Callejones. Precioso y sorprendente entorno que no ha pasado desapercibido ni tan siquiera para la industria cinematográfica de Hollywood. Pierce Brosnan encarnó por estos pagos a James Bond en la cinta de 1999 'El mundo no es suficiente'.

Los Callejones. Una vista desde una oquedad.

Los Callejones. Una pequeña pradera rodeada de formaciones rocosas.

Concentraciones rocosas denominadas Tormos.

Concentraciones rocosas. A la derecha, el casco de Darth Vader.

Los Callejones. Roca que nos recuerda a la cabeza de un gran caracol como el de La Historia interminable o a una rana con grandes ojos saltones.

En este tramo "el callejón" es mucho más amplio.

Cubiera vegetal en la grieta abierta en una roca.

Acebo.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. Al igual que los osos de la Ciudad Encantada, aquí también parece que nos encontramos ante grandes plantígrados.

Caminando por Los Callejones. ¿No les recuerda a un cráneo?

Los Callejones. Los paisajes circundantes.

Los Callejones. Un tormo de grandes dimensiones.

Los Callejones. En esta enorme roca intuiamos la cabeza de un saltamontes. ¡Pura sugestión y en absoluto verdad absoluta!

Una ruta muy bien marcada más allá de algún despiste puntual, cosa de niños.

Caminando por Los Callejones. Gigantescos tormos que evoca a algún tipo de animal.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. Curioso ángulo de 90º en este tronco de pino que se ha buscado la vida para seguir creciendo desde una roca.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. Pasamos junto a esta espectacular ventana

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. Otro tormo gigantesco, en esta ocasión tomado por la vegetación.

Los Callejones. Este tesoro pétreo es una recomendación recurrente en los más prestigiosos suplementos de viajes.

Los Callejones. Este tesoro pétreo es una recomendación recurrente en los más prestigiosos suplementos de viajes.

Los Callejones. Este tesoro pétreo es una recomendación recurrente en los más prestigiosos suplementos de viajes.

Caminando por Los Callejones. Otro tronco de árbol que emerge de la roca.

Caminando por Los Callejones. Como si de una vieja ciudad prehistórica se tratasen algunas formas...

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. La acción combinada de los elementos y el paso del tiempo ha dejado en este tramo una mayor distancia entre las paredes rocosas.

Caminando por Los Callejones. Un esbelto pino.

Caminando por Los Callejones. Siguiendo las flechas.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. ¿Una tortuga? ¿Un caracol?

Caminando por Los Callejones. Restos de nieve en alguna umbría.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. Nuevas vistas sobre el entorno.

Caminando por Los Callejones. Lucha de titanes versión roca.

Caminando por Los Callejones. Algunos tramos concentran una belleza sobrecogedora.

Caminando por Los Callejones. Una de las muchas zonas espectaculares que regala esta ruta.

Los Callejones. Imaginación al poder. Como si la gigantesca escultura de un animal aún no hubiera sido finalizada del todo.

Caminando por Los Callejones.

Caminando por Los Callejones. Pinos y rocas, la esencia de estos parajes.

Caminando por Los Callejones. Pinos y rocas, la esencia de estos parajes.

Caminando por Los Callejones. Mellizos.

Caminando por Los Callejones. Caminando hacia el punto inicial. A lo lejos, hacia la izquierda, se intuye la explanada que sirve de aparcamiento.

Los Callejones. Final de la senda. Final de la ruta. ¡Qué recorrido tan agradable!

[noviembre de 2018]