Cascada de Belabarce


Cascada de Belabarce (o Belabartze, en euskera), ubicación geográfica aproximada de este bello enclave del Pirineo Navarro en torno al que se articula una ruta senderista muy interesante para poder hacerla con niños. Es una ruta de aproximadamente 10 kilómetros en la que no faltan las pendientes, pero también es un buen escenario para ir profundizando progresivamente en esta disciplina. La que aquí se propone es la ruta que más se está promocionando, si bien no es menos cierto que es posible llegar a la Cascada de Belabarce desde el mismo pueblo de Isaba a través de una pista forestal que nos conduce a un punto donde, en dirección contraria, pasaremos en la aquí expuesta. Más adelante recordaremos este apunte, empero [Mapas VíaMichelin].

El inicio de la ruta está junto a la NA-137, la carretera que conecta el valle del Roncal y la población de Isaba con la frontera francesa a través de la Piedra de San Martín. No existe, al menos no en agosto de 2019, un gran cartel indicador claro ni tampoco hay una zona de aparcamiento amplia. La gran referencia para el kilómetro 0 de esta ruta será el viejo puente de Otsindundua, que salva las aguas del Belagua más o menos allí donde la NA-637 alcanza su kilómetro 35, como a unos dos o tres kilómetros del pueblo de Isaba. En este punto inicial sí que hay un pequeño panel indicador de la ruta. La gran referencia, sin embargo, será la existencia de algún coche en ese tramo más despejado junto al arcén (lado izquierdo de esta foto) en el que no será raro encontrar algún vehículo estacionado.

Puente de Otsindundua. En la zona hay varios pasos sobre las aguas del Belagua, vestigios de la antigua ruta que unía el valle con Francia. Este puente, concretamente, es del siglo XVI. El kilómetro 0 de esta ruta, muy sombreado y con un maravilloso rumor de aguas límpidas y frescas.

Este es el cartel antes señalado en el que se recoge una pequeña explicación de la ruta, así como un perfil altimétrico de la misma. Nótese la presencia de subida en algún punto, pero aún así consideramos que es una ruta asequible para hacer con niños siempre y cuando ya tengan también cierto hábito andarín y/o sea necesario el uso de alguna mochila de porteo como las de la marca alemana Deuter. Ténicamente no es nada complicada y además está su carácter circular. Sin prisas, disfrutando de la naturaleza, siguiendo la propuesta de la ruta de caminar por el 'Valle de los Secretos'.

Las aguas del río Belagua, contempladas desde un sombreado puente de Otsindundua.

Otra vista sobre las aguas del Belagua, en esta ocasión una vista 'valle abajo'. Por ese senderito paralelo a la carretera que se aprecia tendrá lugar nuestro retorno al punto inicial de la ruta.

Carteles indicadores. Esta ruta, sus senderos y caminos, ofrecen diversas posibilidades. Y una parada obligada, muy próxima al puente donde comenzarán nuestros pasos...

... Esa parada obligada antes citada no es otra que la Cueva del Ibón, prácticamente vecina del kilómetro 0 de la ruta en la intersección perfectamente indicada que vamos a encontrar enseguida y en la que tomamos este senderito.

Indicación a la Cueva del Ibón.



Cueva del Ibón. Su nombre procede de un pequeño lago que existe en su interior.

Cueva del Ibón.

Cueva del Ibón. Alrededores. En épocas de altos regímenes de precipitaciones el agua busca el curso del cercano Belagua a través de esta zona, como se aprecia a la vista.

Desandamos muy pocos pasos para volver a la intersección que cogimos para llegar a la Cueva del Ibón y tomamos el rumbo hacia la cascada de Belabarce.



Tupidísimas sombras en este tramo que discurre junto al curso del río Belagua. Líquenes y helechos toman los troncos y el suelo y también damos con algún tramito, mínimo, con barro por la riqueza de agua que baja desde algún pequeño desnivel. El frescor del agua, sus rumores, el canto de los pájaros,... es un sector muy agradable, sin apenas desnivel. La carretera está cercana, en la otra orilla, y a veces se siente el motor de algún vehículo de grandes dimensiones, como un camión, pero ni es una constante ni tampoco una molestia. Y progresivamente la ruta nos va a ir alejando tanto del río como de la carretera.

Río Belagua, contemplado desde una piedra a la que accedemos gracias a un claro en la vegetación de su ribera.

Volvemos a la ruta. Poco a poco va apareciendo algún pequeño repechito. La de esta instantánea es una vista hacia atrás, esto es, por ahí venimos caminando.

Un prado cercano a nuestro sendero, que comienza a ganar altura con más insistencia.



El bosque de nuestro entorno ha cambiado y ahora son las coníferas las que nos cubren en nuestro caminar.

Los montes cercanos, contemplados a través de los troncos de esbeltísimos ejemplares de pino. Esta foto también es 'una vista hacia atrás'.

Caminando. Un primer tramo de pendientes más importantes.

Los montes cercanos, contemplados a través de los troncos de esbeltísimos ejemplares de pino. Estamos en el Pirineo Navarro, en un entorno de montaña, pero en esta caminata nunca vamos a superar los 1.100 metros de altitud.

Flores.

Flores.

Flores.

Un maravilloso techo vegetal sobre nuestras cabezas, creemos que de roble (aretx).

Un ejemplar de acebo (korosti). ¡Creemos!

Acaso el tramo más complejo de la ruta en lo que a pendientes se refiere. Si portas una silla con un enano a la espalda, toca apretar. En esta coyuntura, no está de más portar bastones para tener un apoyo adicional.

Rincones. La ruta que originalmente se inició junto a la NA-137 y el río Belagua va alejándose de ambos, como indicábamos antes, para ir trazando un gran giro ascendente hacia la derecha, rodeando una montaña y encaminándose hacia las cercanías de la carretera NA-2000 que conecta el Valle del Roncal con el oscense Valle de Ansó a través del Puerto de Zuriza (1.290 m).

Un insecto de dimensiones importantes, posado sobre un helecho.

Espectacular tramo en la parte final de la subida más dura del día: el sendero va serpenteando bajo un denso bosque de pinos.

Pinos.

El sendero llega a la altura de la NA-2000, que queda a la izquierda de esta fotografía, al otro lado de los árboles; nosotros vamos por este sendero. Las pendientes acaban aquí y enseguida nos vamos a encontrar con un primer premio a todos los pasos invertidos hasta ahora.

Una vista de la NA-2000 desde el sendero anterior, en un punto mucho más despejado. Nosotros vamos a coger otro sendero que sale a la derecha, hacia un bosque. No tiene ninguna pérdida. Nótese que en este punto se puede dejar el coche para llegar a las cascadas de belabarce más rápida y cómodamente (si es que no se puede andar, que sinceramente creemos que es lo suyo).

... Y este es el 'premio' antes señalado. Maravillosas vistas del entorno montañoso. Preciosa postal de esta zona de los Pirineos. Este tramito para los enanos es, también, una gozada porque pueden esparcirse un poco en este sugerente prado.



Muy, muy bonito. Es uno de esos momentos que se quedan impregnados en una memoria para cuando llegue el momento del 'Sed terra levis', que esperemos que sea dentro de mucho. El Belabarsaisa, el Ezkaurretxikia, el Sanzolo,... montes que nos acompañarán durante la jornada.

Paisajes cercanos, mirando hacia las montañas ya en suelo aragonés, provincia de Huesca.

Oruga.

Esta foto no recoge exactamente la ruta que hay que seguir hacia la cascada de Belabarce; seguimos por el pradito que se veía en otras fotos anteriores, es otra vista. De alguna forma, más hacia su izquierda, esa montaña que se aprecia al fondo es de donde veníamos con anterioridad.

Retomamos la marcha e ingresamos en el bosque donde antes se veía que entraba el sendero. Esta concentración de piedras que parecen muy bien trabajadas, esta suerte de empedrado, nos sugiere que estamos en un camino de los muchos caminos históricos que existen por la zona y que vertebraban la comunicación entre valles. Ahora biene un tramo de bajada muy importante, con algún paso complejo para los enanos en el que no está de más tener un poco de precaución por la gran cantidad de piedras, rocas y escorrentías. Pero estamos muy cerca de nuestro destino.

... Y llegamos a la cascada de Belabarce. Espectacular. Bien dicen: es un 'paisaia altxorra', un tesoro paisajístico. Acudíamos con el aviso de que no era difícil pasarse de largo, pero la verdad es que no tuvimos mayor dificultad porque el ruido del agua se escucha y su frescor se intuye y, sobre todo, su acceso es bastante amplio. Una escalera de madera (que veremos en un vídeo posteriormente) nos acerca a la vera de esta maravilla.



Cascada de Belabarce.



Cascada de Belabarce. En septiembre de 2019 fue el escenario de una campaña, 'Yo me mojo por el Sáhara', en el marco de una Fiesta del Montañismo que tiene lugar en Isaba, en la que también se recuerda con una marcha a Iñaki Ochoa de Olza.

Cascada de Belabarce.



Cascada de Belabarce. Durante nuestra parada técnica algún que otro senderista que llegó a este punto no tuvo ni la más mínima duda sobre pegarse un buen baño en la poza. El agua está fría nivel glacial, pero eso no era impedimento para un chapuzón completamente desnudos.



En el vídeo anterior abandonamos el entorno de la Cascada de Belabarce, al que se llega a través de esa estructura de madera, y retomamos una ruta que inicialmente sigue junto a este cauce, el arroyo de Belabarce.



El senderito desemboca en una pista mucho más amplia, perfecta para el tránsito de vehículos a motor de hecho. Esta pista, si la seguimos todo el rato, nos va a llegar a Isaba, concretamente a la zona habilitada como estacionamiento de autocaravanas. Es el acceso que mencionábamos al comienzo de esta entrada. En el caso concreto de esta ruta, no vamos a andar mucho tiempo por esta pista, ya que en unas pocas decenas de metros un cartel nos invita a coger un sendero que muy rápidamente gana altura a través de un nuevo tramo arbolado.

Precioso entorno en este sendero.

El sendero antes citado, marcado de rojo y azul.

Seguimos por este sendero en el segundo gran tramo ascendente de la ruta, de mucha menor entidad que el anterior sin lugar a dudas.

Vistas del entorno. Creemos que se trata de la Peña de Ezkaurre, un dosmil (2.047 metros) que es toda una referencia emocional en la zona.

El sendero desemboca en un collado muy despejado de vegetación que regala grandes vistas sobre el entorno y, sobre todo, nos muestra un prado muy rico en flores donde nos topamos con muchísimos tipos de mariposas de los más variados colores y tamaños. Un tramo delicioso a menos de 1.100 metros de altitud.



El sendero no tiene ninguna pérdida y aquí comienza la bajada, en algún punto muy empinada, hacia el cauce del Belagua.

Sombreado tramo de bajada.

Sombreado tramo de bajada. Alguna escorrentía primaveral ha provocado algún leve movimiento de tierra que, portando una silla, nos obligará a hacer alguna pequeña maniobra. Es algo excepcional, pero téngasae en cuenta.



La bajada nos deja de nuevo junto al cauce del río Belagua, a la altura de este otro puente de piedra. Ya que estamos aquí, como hemos visto otro puente similar más abajo en alguno de nuestros pasos en coche por esta zona, nos acercamos con las máximas precauciones.

Cartel del río Belagua.

El otro puente de piedra que indicábamos un par de fotos antes.

Los entornos. Ahora deshacemos nuestros pasos para volver al puente donde concluyó el descenso de la ruta y tomar el sendero paralelo de la carretera. Se acerca el final de esta agradable ruta familiar.

La carretera principal del valle.

La carretera principal del valle.

El final del camino de esta ruta a las Cascadas de Belabarce, contemplado desde el puente que unas horas antes fue nuestro kilómetro 0. En la oficina de turismo de Isaba, majísima gente la que trabaja allí, eskerrik asko benetan, nos comentaban que esta es una ruta que se está potenciando mucho promocionalmente por parte del Gobierno Foral. Tampoco tenían muy claro el porqué. Lo cierto es que desde un tiempo a esta parte la Cascada de Belabarce ha sido objeto de escapadas periodísticas, siempre fuente de visitas. En junio, un par de meses antes de nuestra visita, Elisa Belauntzaran publicaba "Paseo hasta la cascada de Belabartze" en El Correo de Bilbao.

[agosto de 2019]