Hita


Hita. Ubicación geográfica de esta población ubicada entre la Campiña y la Alcarria, distante de Guadalajara unos 25 kilómetros aproximadamente. Un pueblo célebre por el Arcipreste de Hita, cuya figura vertebra una interesante promoción cultural que va de la mano de su callejero y algunos de los monumentos de su cuidado casco urbano. Su obra Libro del buen amor es uno de los escritos más importantes de la literatura medieval española. Hita se encuentra dentro del listado de los pueblos más bonitos de España desde abril de 2017, aunque su casco urbano de trazas medievales ya en 1965 fue declarado conjunto histórico. En estos tiempos en los que se ven ferias medievales como parte de la vida festiva de muchos pueblos y ciudades que ya poco tienen de medieval, hay que poner en valor que en 1961 se comenzó a organizar un Festival Medieval en Hita que sigue celebrándose año a año, con el primer fin de semana de julio como ubicación fija. [Mapas VíaMichelín].

Hita. El escudo municipal, sobre el que se puede encontrar una completa explicación en la web oficial de la población.

Hita. Completo callejero que encontraremos en las cercanías del Palenque.

Hita. La carretera GU-150 que conduce hacia Espinosa de Henares a través de Copernal. A mano izquierda, perfectamente indicado ya en la más concurrida CM-1003, queda una explanada que se usa como aparcamiento para visitantes. A mano derecha queda una calle ascendente de precioso nombre: calle Puerta de Caballos.

Hita. La calle Puerta de Caballos. A la derecha, en esta imagen, quedan las instalaciones del Palenque.

Hita. Muralla. Se conserva en torno al medio kilómetro de la vieja cerca medieval: en el entorno del palenque y la Puerta de Santa María se concentra el grueso de lo que hay llegado hasta nuestros días (que pudo ser más, todo hay que decirlo, e incluso estaba conectada al castillo, pero las putas guerras son así), si bien en otras partes podremos contemplar otros tramos de lienzo más pequeños. La construcción de la cerca se debió al mandato del primer Marqués de Santillana en 1441, a la postre señor de Hita.

Hita. La muralla, sobre la cabeza de la escultura dedicada a Alvar Fáñez, Minaya. En la pared, un extracto del Libro del Destierro del Mío Cid menciona a Hita.

Hita. El Palenque. Esta especie de 'plaza de toros cuadrada' se ubica a los pies de la muralla medieval y rememora el espacio donde tenían lugar torneos de caballeros a pie o a caballo, justas y demás. En torno suyo giran gran parte de las actividades del Festival Medieval que tiene lugar cada año el primer sábado del mes de julio.

Hita. El Palenque.



Hita. Torreón de la muralla. Aunque algún tramo ha sobrevivido al paso del tiempo sin apenas ayudas, lo cierto es que buena parte de la misma fue restaurada.

Hita. Muralla y escultura de Minaya. Vamos a subir por las escaleras que se aprecian al fondo de la imagen, a mano izquierda.

Hita. Subiendo hacia la calle las Murallas. Y aunque no se aprecie en esta imagen, por cierto, qué hermosura de vistas de todos los entornos. Hita es un manantial de vistas panorámicas sobre los campos de la Campiña y la Alcarria.

Hita. Un viejo mural cuya temática es el Día de la Constitución y en el que no falta una representación pictórica de la población y algunos episodios de su historia o elementos de su patrimonio.

Hita. Hemos subido para ver con un poco más de perspectiva el Palenque. ¡Qué curioso! El Festival Medieval que en él tiene su centro neurálgico cada año sobre todo durante el primer sábado del mes de julio es desde 1980 una Fiesta de Interés Turístico Nacional. Su creación se remonta a 1961 por el empeño del profesor Manuel Criado del Val, quien tiene una calle en Hita.

Hita. Nos encontramos en la calle de la Muralla, intramuros, junto a la cerca. Mucho han tenido que cambiar las orografías en estos puntos, toda vez que la muralla parece contener el terreno. Sobresaliendo sobre el trazado urbano, el cerro de Hita o cerro del Castillo. Es un cerro testigo de 981 metros de altitud con una inmejorable posición sobre el entorno, ya apreciada en tiempos de los romanos dada la cercanía de la vía entre Caesaraagusta y Emérita Augusta. Geoestrategia pura por la que la existencia de un castillo en su cumbre no debía sorprender a nadie. De la fortaleza, que ya en el siglo XVIII se encontraba en estado ruinoso tras un par de centurias de decadencia que se iniciaron con la expulsión de los Judios, quedan pocos vestigios. En el cerro, durante la Guerra Civil, el ejército republicano instaló una zona de trincheras. Hita, durante la contienda bélica, estuvo durante una época en pleno frente. Y las refriegas se dejaron notar en su patrimonio.

Hita. Volvemos a caminar por la ascendente calle Puerta de Caballos y nos regala esta bonita perspectiva urbana.

Hita. Bajo la muralla, una bodega: Bodega de la Muralla. Ésta fue donada por Rosario de Agustín Jiménez a la población y se puede visitar (preguntar en la Casa del Arcipreste/Punto de Información Turística, puesto que se organizan visitas guiadas desde allí).

Hita. La galería de la Bodega de la Muralla. ¡Se nota el fresquito! Al hilo de las bodegas, señalar que en Hita existieron más de un centenar de cuevas-bodega, concentradas en gran parte en esta zona de la población, denominada Barrio de los Bodegos (en el habla local "Bodego" es la denominación para las casas-cueva que, sobre todo en la parte alta de la población, fueron la vivieda de muchos locales durante la posguerra). La gran comunidad judía de la población controlaba este comercio hasta que su expulsión fue decretada en 1492, si bien el cultivo de la vid y la producción de vino se mantuvo hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando la filoxera arrasó con las explotaciones. La producción de vino de la comunidad judía se estima en unos 267.000 litros de acuerdo con los vestigios documentales conservados en relación a tinajas y cubas existentes.

Hita. Hermoso rincón junto a la calle Puerta de los Caballos.

Hita. Puerta de Santa María. Es la única de las tres antiguas puertas existentes que se conservan. Emblema de la población, su aspecto no puede ocultar el sometimiento a una profunda y necesaria reconstrucción, y posterior restauración. ¿El motivo? Los daños sufridos durante la Guerra Civil. Fue reconstruida en 1965 y restaurada en 2005, pero creemos que ha logrado retener el atractivo de su estilo originalmente gótico.



Hita.

Hita. Un empedrado peculiar.

Hita. Cruzando el Arco de Santa María.

Hita. Plaza del Arcipreste de Hita. Viviendas tradicionales.

Hita. Plaza del Arcipreste de Hita.

Hita. Plaza del Arcipreste de Hita. Columna y capiteles de madera. Detalle.



Hita. El nacimiento de la calle Muralla, en la que como se puede apreciar al fondo caminaremos sobre la parte superior de un buen sector de los muros conservados.

Hita. Una curiosidad en la calle Murallas.

Hita. En la plaza del Arcipreste, concretamente en el muro del desnivel resultante de la calle Pósito, encontramos esta maravillosa representación del casco urbano de la población.

Hita. Hermosísimo rincón de la plaza del Arcipreste.

Hita. En la plaza, un calabozo donde permanece cautivo un muñeco. Clara alusión a la vida del Arcipreste de Hita, quien estuvo preso durante una época de su vida. "Amigo viajero, echa una moneda en este puchero. Y que el Arcipreste, desde su prisión, te dé buen amor", reza un cartel. Algunos han echado un billete de diez euros...

Hita. Plaza del Arcipreste de Hita. Este encuadre permite comprobar la grandeza y la monumentalidad de la misma.

Hita. Plaza del Arcipreste de Hita. Vista sobre el lado intramuros del arco de Santa María.

Hita. Plaza del Arcipreste de Hita.



Tejados.

Hita. Caminamos por la calle La Plaza. Cuentan Pedro Aguilar y Enrique J. Jordá en su blog "Comer y anda por la Alcarria": "En medio de la llanura campiñera, entre la Meseta y el Ocejón, hay tres montañas, tres pequeños, muy pequeños, “kilimanjaros” que se alzan sobre los limpios campos de olivo y cereal: el cerro de Hita, La Muela y El Colmillo". Ahí están dos de ellos, en primer término La Muela y segundo, el Colmillo. El cerro de Hita, o Cerro del Castillo, queda a nuestra derecha: la población está asentada en su falda, de hecho. Quede aquí constancia, por cierto, de una rutilla senderista al Balcón de La Muela.

Hita. Caminamos por la calle La Plaza. Al fondo, la cara sur del Ocejón. Y con su presencia cobra peso en nuestra memoria el título de una novela de Ildefonso García: Padre Ocejón. Título que hace referencia a cómo se le conoce en la zona a esta montaña de 2.000 metros.

Hita. Un callejero muy 'arcipreste': plaza de Doña Endrina.

Hita. Precioso rincón. Plazuela de Manuel Carrera, junto a las calles Pósito y San Pedro.

Hita. Calle San Pedro.

Hita. Caminando por la calle Pósito. Cuidadísimo casco urbano.

Hita. Vistas espectaculares de toda la vega del río Badiel y la urbanización Arcipreste, a medio camino; al fondo con los cantiles donde se asienta Trijueque, que en la A-2 se promorciona como el Balcón de la Alcarria.

Hita. Caminando por la calle Pósito.

Hita. Campos y tejados.

Hita. Oquedades en el terreno visibles en una parcela no urbanizada. Acaso estemos ante dos buenos ejemplos de Bodegos.

Hita. Monumento "Del buen amor", obra de Fernando Benavides. José M. Benavides, catedrático y estudioso del Libro del Buen Amor, donó esta obra a la población.

Hita. Detalle de "Del buen amor".

Hita. Frente a la Casa del Arcipreste, este mirador excepcional.

Hita. Maravillosas vistas de los campos circundantes desde los accesos a la Casa del Arcipreste.

Hita. Eva, una escultura de Manuel Criado del Val que se encuentra frente a la Casa del Arcipreste cuya fachada vemos en el siguiente vídeo.



Hita. Ruinas de la iglesia de San Pedro. Este templo fue destruido durante la Guerra Civil. San Pedro era la iglesia principal de Hita desde comienzos del siglo XVIII, cuando se cerró la iglesia de Santa María. Antes, no obstante, era el emplazamiento elegido por hidalgos e ilustres para albergar sus sepulcros. Muchos fueron llevados durante este siglo a la iglesia de San Juan.

Hita. Ruinas de la iglesia de San Pedro. En su entorno, por cierto, se encuentra un mirador sobre el entorno del mismo nombre.

Hita. Ruinas de la iglesia de San Pedro. Durante la última década del siglo XX se realizaron trabajos para consolidar los restos y convertir toda la instalación en un espacio destinado a albergar actos culturales al aire libre. Un precioso enclave, sin duda.



Hita. Espectaculares vistas desde una calle en cuesta que nos deja junto al obrador y bar La Cuesta.

Hita. La cuesta antes citada.

Hita. Caminando por el casco urbano.

Hita. Caminando por el casco urbano.

Hita. Caminando por el casco urbano.

Hita. Membrillos madurando en un membrillero.

Hita. Otra vista de los restos de la vieja iglesia de San Pedro.

Hita. Restos del castillo, en el cerro de Hita en cuya ladera se asienta la población.

Hita. Calle Virgen de la Cuesta.

Hita. Calle Virgen de Sopetrán.

Hita. Espectacular y gigantesca puerta en una vivienda de piedra de la calle Virgen de la Cuesta, muy cerca de la iglesia de San Juan.

Hita. Nos acercamos a la Iglesia de San Juan.

Hita. Iglesia de San Juan.

Hita. Iglesia de San Juan. La torre del campanario, de estilo herreriano, se construyó en el siglo XVI. El resto del templo, originalmente, se había levantado durante los siglos XIV y XV.

Hita. Iglesia de San Juan. Un acceso lateral. Este templo, como curiosidad, cerró sus puertas a finales del siglo XIX para acabar abriéndolas después de la Guerra Civil como consecuencia de la destrucción de la cercana iglesia de San Pedro. Hubo que afrontar algunos arreglos, porque parte del tejado se había caído.

Hita. La muy bonita iglesia de San Juan.

Hita. Iglesia de San Juan. El acceso principal al templo, restaurado profundamente durante dos años (2002-2004).

[agosto de 2019]