Los contrastes de la Carrera Internacional Desde Santurce a Bilbao (27 de noviembre de 2011)



La aventura de unir corriendo el paseo de la Reina Victoria de Santurce, junto a su afamado puerto pesquero, y la céntrica y señorial Gran Vía López de Haro de Bilbao comenzó en 1989, pero la inspiración es tan vieja como esa coplilla popular que reza aquello del “Desde Santurce a Bilbao / vengo por toda la orilla / con la falda remangada / luciendo la pantorrilla”.

Un reclamo folclórico con posibilidades atléticas e intenciones de hermanamiento de toda la margen izquierda del Nervión (ibai ezkerraldea). “Un grupo de directivos del Club de Atletismo de Santurce tuvo la idea de crear una prueba popular para fomentar el atletismo y obtener fondos con los que mantener el club", relataba desde la organización Alfredo Pérez Gómez durante la presentación de la edición de 2011. Hoy, cierto, no hay cestos con las afamadísimas sardinas de Santurtzi (el nombre en euskera del municipio, oficial desde 1989). Más bien habría que recurrir al “vengo por toda la orilla dándole a la zapatilla”.

La Desde Santurce a Bilbao, una carrera internacional que ya ha completado ininterrumpidamente 23 ediciones, ha mutado a lo largo de estas más de dos décadas. Ya fuera por obras, ya por apuestas organizativas, el kilometraje ha ido variando desde los 17,6 kilómetros de ediciones pasadas hasta los 15,808 km de 2011. Eso sí, el recorrido siempre mantuvo inalterables los mimbres de esa margen izquierda, con Portugalete, Sestao y Barakaldo como testigos y colabores de semejante aventura. Sobre la reducción implementada en 2011 indican que se debe a una clara apuesta por reducir la dureza de la parte final por la capital vizcaína. En todo caso, su longitud la mantiene como un escalón muy interesante para todos aquellos interesados en dar el salto desde los habituales diez kilómetros hasta las pruebas de medio maratón.

El tránsito por la margen izquierda nos aportará vistas panorámicas sobre el carismático Puente Colgante de "Portu", una villa clónica a Santurce tanto en términos poblacionales (en torno a los 47.000 habitantes) como por la fisonomía de un casco urbano generoso en pendientes; pero también nos permitirá correr junto a edificios singulares y junto a algunos testimonios (actuales y pasados), entre astilleros y altos hornos, de la intensa actividad fabril de la margen izquierda. No faltarán las viviendas de fachadas ennegrecidas, afeadas por lustros de humos, motivadoras de un curioso contraste con los cercanos entornos verdes del contexto vizcaíno. Ni tampoco el tránsito por los viejos muelles y astilleros de un Bilbao cuya imagen de botxo se irá difuminando mientras, ya con la ría a nuestra izquierda, vamos remontando su corriente e introduciéndonos en sus remozados y recuperados márgenes, actuales paseos fluviales que en el entorno de Abandoibarra, con el rascacielos de Iberdrola o el Museo Guggenheim, alcanzan su cenit. Porque el Plan Integral de Saneamiento de la Ría que comenzó en los ochenta, podría decirse, tiene un aliado de excepción en las bondades de una prueba atlética cuyo nombre recuerda a coplilla popular. Inevitablemente. Quede constancia. Porque el deporte puede permitirnos descubrir evocaciones históricas y sociológicas como si de un libro más, o el mejor de ellos, se tratase.


El recorrido aproximado de la carrera Desde Santurce a Bilbao, ubicado sobre un mapa.


El Cantábrico, visto una mañana soleada de noviembre entre los tejados de los edificios del barrio de Cavieces/Kabiezes, dicen que el más poblado de Santurce, pero lo cierto que es el ubicado en su parte alta y condicionado por más fuertes cuestas.


Una ligera niebla nos recibe de camino a la línea de salida de la Desde Santurce a Bilbao en la parte alta de la avenida de Joxe Miguel Barandiaran, nombre éste de uno de los grandes referentes y estudioso de la cultura vasca.


El monte Serantes, visto desde el barrio de Kabieces.


Una sucesión de esbeltas colonias de población, el paradigma constructivo de estos pagos. Colonia Atsoa.


Santurce. Ciudad residencial Atsoa. Al fondo de este callejón, escaleras de aires modernistas y un ascensor que une/conecta la avenida de Antonio Alzaga (en la parte superior) y Joxe Miguel Barandiaran.


Colegio (Ikastetxea) de Santa Eulalia, sito en la calle Joxe Miguel Barandiaran. Esta institución educativa tutelada por la congregación de las Hijas de la Caridad fue fundado en 1914 (de ahí el estilo ecléptico de aires historicistas de su edificio, con mucho encanto) por doña Aurora de Vildosola para, originalmente, niños huérfanos o de paupérrima vida. Actualmente, también es una fundación.


Colorida fachada en Joxe Miguel Barandiaran, el sacerdote de Ataun (Guipúzcoa) que vivió 101 años.


"Navegando". Escultura urbana en la confluencia de la peatonalizada Gabriel Aresti y la concurrida Jerónimo Oraa. Buen entorno éste para salir de pintxos y trasegarse unos zuritos...


Antiguo mojón kilométrico de la BI-3739 (carretera Bilbao-Santurce) en la avenida Cristóbal de Murrieta de Santurce que nos dice, más o menos, lo que tendremos que recorrer para llegar a Bilbao. Y la acera, la del diseño típico del botxo.


El Serantes, visto desde los alrededores del puerto pesquero, actualmente concurrido paseo marítimo más que otra cosa.


Virgen del Carmen, patrona de Santurtzi desde que así lo proclamó el Papa Pio X y fue entronizada en 1907. Una enorme imagen preside uno de sus espigones desde 1946. Esta advocación es la gran protagonista de unas pintorescas fiestas patronales donde no falta la procesión marítima de rigor. Al fondo, en la otra orilla, Getxo.


Barcos, traineras y txalupas amarrados en los muelles. Al fondo, las grúas de los astilleros y la Virgen del Carmen. Desde otra parte de este puerto parten los barcos que unen Portsmouth, en Inglaterra, con Bilbao.


Corredores preparados para salir.


Los familiares y los espectadores se agolpan en los alrededores de la línea de salida, junto al Polideportivo de Santurtzi (paseo de la Reina Victoria s/n). No falta tampoco la orquesta, que interpreta "Desde Santurce a Bilbao".

Una vista de la zona de salida y los participantes. A la izquierda, la línea de Cercanías (una de las varias que tiene el ferrocarril en Vizcaya) que concluye en Santurtzi.




Comienza la carrera. El público se agolpa junto a un paso elevado que salva las vías del ferrocarril y une el paseo Reina Victoria y la avenida Cristobal de Murrieta.


Corriendo por la calle del Puerto Pesquero, con el casco urbano y las vías del tren a nuestra izquierda y el mar y todo el complejo del puerto a nuestra derecha.




Rumbo a Portugalete por la avenida Cristóbal de Murrieta.


Abandonando Santurce. En apenas un kilómetro y poco de carrera entraremos en Portugalete. Si no fuera por los carteles de entrada y salida de poblado apenas nos daríamos cuenta dada la sucesión de calles y edificios.




Entramos en la Noble Villa de Portugalete, otra población que frisa los 47.000 habitantes y en la que podremos contemplar uno de los mayores reclamos turísticos de Vizcaya: el Puente Colgante.


Las avenidas de Avaro, General Castaños y Sotera de la Mier acogeran nuestro paso durante el periplo por "Portu". A la izquierda dejaremos el descenso hasta el casco histórico y el afamado Puente Colgante. En este tramo, ¡mucho público animando!






Un palacete con aires de torreón nos escoltará a la altura de la basílica de Santa María, cuyo entorno es un excelente mirador sobre la ría aunque nosotros ahora estemos implicados en otras actividades...


De camino a Sestao. Sucesión de fachadas de viviendas más humildes y funcionales. Los hogares de los obreros de tanta actividad fabril en esta margen izquierda del Nervión.


Vetustas instalaciones de los Altos Hornos de Vizcaya, auténtico patrimonio arqueológico industrial. De hecho, es patrimonio cultural desde 1999.


Una ennegrecida fachada sestaotarra cercana a las instalaciones de Altos Hornos de Vizcaya.


Los corredores, en Sestao.


Fachadas sestaotarras.


Sestao. Con vistas a una margen izquierda muy industrializada, alcanzamos uno de los accesos a los Altos Hornos de Vizcaya.






Muelles y grúas en el horizonte de camino a Barakaldo y Bilbao. Es posible que llegados a este punto, la avenida de Kaiku, hayamos dejado atrás la parte más dura por una sucesión de repechos (al paso de Portugalete y Sestao) que, en función de la forma, pueden o no notarse en las piernas.


Un barco pesquero restaurado preside una rotonda poco después del kilómetro 6 de carrera.


Alcanzando la avenida de los Altos Hornos de Barakaldo, en el entorno de Galindo, ejemplo de recuperación de una vieja zona industrial y degradada que se enmarca dentro del proyecto Ría 2000.


El nuevo y más moderno puente que salva las aguas del río Galindo.


El viejo puente del Carmen o de La Punta, infraestructura que durante años valió de paso para cruzar las aguas del Galindo (también conocido como Castaños) poco antes de su desembocadura en el Nervión. En sus pilares se podrán observar los escudos de Barakaldo, Sestao y la provincia de Bizkaia/Vizcaya.


La barakaldesa avenida de los Altos Hornos, aún en obras.


Corredores por la avenida de los Altos Hornos.


Abandonando Barakaldo para llegar a Lutxana, un barrio de la primera.


Pasando bajo la N-637. Viaductos y puentes no pueden faltar...


Carretera/calle Obispo Olaetxea.


Bajo unas viejas vías ferroviarias... y junto a otras.


Estación de cercanías de Lutxana/Luchana. Venimos de una recta bastante amplia.


Lutxana, cerca del ayuntamiento.


Lutxana. Viejo caserío decorado con los colores y los emblemas del Partido Nacionalista Vasco. Posiblemente sea la sede de un batzoki (sedes sociales del PNV).


Estamos entrando en Bilbao por la calle Fray Juan, aunque parece y es una autovía de dos carriles por sentido. Antes, eso sí, debemos atravesar el cauce del río Cadagua/ Kadagua ibaia.


Vistas sobre el barakaldés barrio de Lutxana.


Kilómetro 10 y estamos corriendo por el barrio de Zorrotza, muy cerquita del antiguo Matadero de Bilbao.


Una parte con mucho encanto, la que transcurre por los viejos edificios portuarios y el Artsenalbidea de La Punta, terrenos que en su día acogieron instalaciones militares. Estamos muy cerquita de la orilla del Nervión.

Comenzamos a remontar la parte izquierda de la Ría por los muelles de Alfonso Churruca y Olabeaga.


Una vista sobre el Nervión, sus muelles, la ribera de Deusto y la península artificial de Zorrozaurre.


La Ría.


Al fondo ya se intuye la Torre de Iberdrola, el nuevo rascacielos del nuevo Bilbao. Y al fondo, el Monte Artxanda.



De camino hacia la meta. La Ría, buen aliado en este tramo final.


Astillero Euskalduna, antiguo restaurante muy ligado a los altos hornos y la navegación fluvial.


Grúa reconvertida en elemento urbano ornamental junto al Museo Marítimo Ría de Bilbao, en el Muelle Ramón de la Sota.


Corriendo por la avenida de Abandoibarra, nave nodriza del nuevo Bilbao.


Abandoibarra. A la derecha, el centro comercial Zubiarte.


Un bilbaíno anima a los corredores en las cercanías del Guggenheim, la otra nave nodriza del nuevo Bilbao.




El Guggenheim y el puente de La Salve.


Paeo de Uribitarte. ¡Ya queda poquito!


Una mirada atrás: Torre Iberdrola, Guggenheim y puente de La Salve. El nuevo skyline del botxo.






¡Meta!


Gran Vía Don Diego López de Haro. Meta de la Desde Santurce a Bilbao.


Bilbao.El prestigioso Hotel Carlton, abierto en 1926 y símbolo de la pujanza burguesa de la actividad fabril. El broche a una carrera de muchos contrastes.


Bilbao. Plaza de Federico Moyúa.


Las típicas baldosas de las aceras de Bilbao (y otros pueblos del Bilbo handia), un diseño con una curiosa historia detrás de múltiples (y poco claros) orígenes que acabó siendo conocido como "modelo Bilbao" y que se ha convertido en todo un referente de la ciudad. Es tal su notoriedad que en algunas pruebas deportivas, como la Bilbao-Bilbao cicloturista, han llegado a regalar trofeos con este dibujo. Se dice que este diseño es original de Eduardo Sáenz Venturini, quien lo implementó en la década de los años 30 y comenzó a ser instalado en las calles bilbaínas sobre los años 40. Otros hablan de una fábrica, La Moderna.