Senderismo invernal hasta 'los doce apóstoles' de Salvaleón (27 de diciembre de 2009)



Dentro de ese amplio abanico de periplos terrenales y perspectivas serranas que nos regala Extremadura en toda su extensión, existe un rincón que tiene más de desconocido que de pequeño: Los doce apóstoles. Por tal denominación se entiende un bello paraje, con más de dehesa que de prado, ubicado entre dos pequeñas sierras, que no hace mucho que reunió a doce viejos alcornoques centenarios junto a las aguas del arroyo de la Bejarana. Hoy en día la compañía se ha reducido a siete. Las enfermedades, o simplemente el paso del tiempo, han dejado a cinco por el camino. Incluso los restos de alguno, como si estuviera momificados, aún intentan inclinarse sobre el torrente acuoso de la Bejarana. La peregrinación al paraje de los doce apóstoles es uno de los atractivos que propone una jovencísima marcha de senderismo, denominada "Ruta de los doce apóstoles" e impulsada desde el pueblo de Salvaleón, puerta de entrada a la comarca Sierra Suroeste desde las vegas del Guadiana y la Tierra de Barros de Badajoz. Pueblo en el que, por cierto, se encontraba la segunda vivienda más barata de toda España, según un estudio de este año 2009, y pueblo en el que tantean qué hacer algunas compañías de energía eólica y otras mineras, especializadas en níquel. Un pueblo de unas posibilidades únicas para el turismo senderista por otros muchos motivos de los que escribiremos en el futuro. El domingo 27 de diciembre, volviendo a nuestros doce apóstoles, tuvo lugar la segunda edición y, seducidos por la posibilidad de patear por algunas de las mejores zonas adehesas de la península ibérica, poco antes de las ocho y media de la mañana estábamos en el recinto ferial del pueblo para disfrutar del desayuno, migas, bollos, café o chocolate, con el que invitaba la organización a los que desafiaron el frío.

Desde el pueblo, iniciada la marcha para un numeroso y educado pelotón de 300 personas, el viaje abandona los accesos asfaltados para tomar el viejo camino hacia la Torre de Miguel Sesmero y profundizar en las proximidades de la Sierra de Monsalud. Las pequeñas explotaciones hortofrutícolas y ganaderas vecinas del casco urbano dan paso a dehesas en las que los cerdos, por supuesto ibéricos, campan a sus anchas y se ceban a base de hierba y bellota. Ése es el auténtico "secreto ibérico". Un paisaje quebrado (pero moviéndonos siempre entre los 500 y los 600 metros sobre el nivel del mar), marcado por ondulaciones que en algunos momentos resultan violentas y que suelen estar coronadas por riscos, como denominan en toda la zona a las formaciones rocosas. Para ejemplo, los que coronan la primera subidita, en la zona del Alto de las Palomas. Pronto, la marcha se pierde en una zona de monte bajo, reino del jabalí, la perdiz, el conejo y cualquier especie animal de las presentes en la zona. Una zona donde el camino se convierte en un serpenteante y estrecho sendero que regatea matorrales, riscos y algún que otro espino. Aunque el firme es arcilloso, las últimas y recientes lluvias no lo han descompuesto mucho. Se nota que el campo pasa sed. El sendero pierde altura, ofrece nuevas perspectivas de la sierra y sorprende con una vista lejana del imponente castillo de Nogales y parte de su núcleo urbano. La panorámica sobre la vecina Tierra de Barros y la lejana sierra de Hornachos, otro patrimonio natural de mucho más renombre por su riqueza faunística, son impresionantes. El descenso, constante y contínuo, nos deja junto a una explotación ganadera, anexa a un camino de más renombre y mejores condiciones. Ésta pista, excelente, atraviesa de lado a lado el pequeño valle que forman la Sierra de Monsalud y la de Rozallana y en el que, qué otra cosa si no, crece una magnífica dehesa. Es la zona del arroyo de la Bejarana. Siguiendo su estacional cauce, y atravesándolo en un momento dado, alcanzamos el paraje de los doce apóstoles.

La organización planteó un pequeño tentempié, bocadillos de embutidos ibéricos y agua, para reponer fuerzas. Una excelente parada para revisar las fotos e inmortalizar a los apóstoles, los protagonistas del día. Pero como no es bueno acomodarse cuando aún queda un buen trecho para llegar a la meta,la pausa llega a su fin. Desde el paraje de los doce apóstoles comienza un fuerte ascenso que nos deja, en un primer collado de gratificantes vistas, en el camino de la Bejarana. Y en un segundo, siempre subiendo, pero abandonando la pista principal para tomar un viejo camino casi perdido entre maleza y condenado a ser sendero, que nos deja en la finca denominada El Palacio. Estamos en la denominada Cañada de la Mula (pronunciese "cañá lamula"). La pendiente es fuerte en algunos puntos y el caminar, más cansino, transcurre entre gran cantidad de matorrales, arbustos y demás malezas que crecen junto a un viejo muro de piedra que hace las veces de lindero. Este tramo desemboca en una dehesa más amplia y muy cuidada que, unos minutos después, alcanza los fotogénicos riscos de El Palacio. Desde esta piedras, con alguna que otra caprichosa forma, ganamos unas magníficas vistas sobre Barcarrota, el cortijo de El Palacio, los vecinos pagos de Rocamador y las serranías de Olivenza, más al fondo. Desde El Palacio, donde hemos entrado en una zona de plenillanura donde las pendientes son más suaves, salimos al viejo camino de los Canchos, que nos devolverá, viendo como desaparece la dehesa y regresan las típicas explotaciones próximas al pueblo, al casco urbano de Salvaleón. Allí, en el recinto ferial que nos vio partir, la organización lo borda con una garbanzada, aliñada con morcilla y tocino y alguna que otra cerveza para recompensar los aproximadamente 16 kilómetros del recorrido.

Salvaleón. Ubicación geográfica en la Comarca Sierra Suroeste de Extremadura. Esta propuesta senderista se extiende, más o menos, por el interior de la zona destacada en el mapa. Es una indicación orientativa.


Migas y café para desayunar en el Recinto ferial de Salvaleón, el punto inicial del recorrido.


Los desayunantes. El fresquito es intenso y se agradece algo caliente.


Los desayunantes (2).


El callejeo de calentamiento, por la calle Granada de Salvaleón.


En sus inicios la ruta transcurre por asfalto. Pronto lo abandonará y tardará en volverlo a ver.


Amanece el sol de invierno.


Caminando hacia la Sierra de Monsalud.


Mucha concurrencia. La ruta de 'los doce apóstoles' se ha convertido en una de las grandes actividades de la Asociación El Encinar de Salvaleón, un grupo senderista muy activo.


El llamado Pico de la Horca, uno de los montes de la Sierra de Monsalud. Alguna vez hemos escuchado que ahí mataron hace muchísimos años a la última loba que se vio por la zona. ¿Realidad? ¿Fábula? Lo cierto es que en esa cima sí lucharon con energía un grupo de milicianos afines al gobierno de la República.


Caminando entre dehesas. La ruta de los doce apóstoles se ha convertido en un clásico del mes de diciembre que cada año va a más. En 2012 celebraron su quinta edición con las inscripciones (simbólicas, todo hay que decirlo) agotadas.


Despejada mañana de invierno.


Bellotas, materia prima de los mejores embutidos del mundo.


Una vegetación muy tupida escolta un sendero muy divertido.


En la Sierra de Monsalud, caminando entre monte bajo y matorral.


Un caminante inmortaliza el pueblo de Nogales y la imperial presencia de su castillo.


El castillo de Nogales. Es una de las fortalezas mejor conservadas de toda Extremadura y su ubicación geoestratégica es de una valía indudable. Fue levantado en el siglo XIV por orden de los Suárez de Figueroa, la familia que dominaba estos pagos desde sus dominios en Feria. El castillo "sirvió" durante la Guerra de Restauración Portuguesa y la Guerra de Independencia.


Un posado en las faldas de la Sierra de Monsalud.


Al otro lado, en otro valle y muy cerca de los apóstoles.


Las "pelonas" (heladas) de las frías noches del invierno extremeño hacen que parezca que nevó durante la oscuridad.


Un rincón de esos que parece imposible de verse en él y realmente no está tan lejos.


Ingresando en una zona más cubierta de arbolado.


Salvando las aguas del arroyo de la Bejarana, el curso hídrico que escolta esta parte del recorrido.


Uno de los apóstoles. Fueron doce. Ahora ya son alguno menos.


En los doce apóstoles.


Avituallamiento general junto a los apóstoles. Una agradable parada.


Espectacular y gigantesco "apóstol"


Nada como una buena y aclaratoria comparación...


Lo que queda de uno de los apóstoles que desapareció víctima de las enfermedades y el tiempo.


Un bonito entorno.


De las mejores dehesas del mundo, sin duda, en la Comarca Sierra Suroeste de Badajoz.


Bella estampa de la dehesa extremeña con la Sierra de Monsalud detrás.


Cerdos ibéricos, a su aire de bellota y hierba. El secreto de la calidad de sus productos.


Concentración de encinas y alcornoques.


Afrontando una fuerte pendiente por un sendero intermitente y lleno de maleza.


Nuevas panorámicas.


Las pendientes suavizan y los caminantes forman una gran fila. Curiosa vista.


Caminando por la zona conocida como El Palacio.


Magníficas vistas desde El Palacio.


Al fondo, el cortijo de El Palacio. En esa notoria finca, como en otras en los entornos de Barcarrota, abundan los dólmenes e incluso se proponen recorridos senderistas en torno a estos vestigios del pasado.


Dehesas infinitas.


Chozos rehabilitados, junto a los riscos de El Palacio. ¡Quién no diría que es una pequeña aldea de otro continente si se descontextualizara esta imagen!


Una enorme roca de caprichosa forma y disposición.


La dehesa también esconde rincones magníficos para los druídas.


Paso firme para afrontar la parte final de la ruta.


El Risco Barbellío (izquierda), protagonista de una historia en este modesto blog, y la carretera que une Zafra con Cheles.


Caminando por la zona conocida como Los Canchos.


El retorno a Salvaleón, presidido por los restos de su castillo de la época musulmana. Este acceso cementado es un acceso local que se aprovechaba del viejo camino de Los Canchos, cruzado por la nueva carretera entre Cheles y Zafra.


Garbanzada para reponer fuerzas (1).


Garbanzada (2).