El Templo de Debod, un trocito de Egipto en Madrid (febrero de 2011)



En estos días, todavía recientes, en los que Egipto ha centrado las miradas de todo el planeta por las revueltas sociales que han sido capaces de empujar de un poder de décadas a Hosni Murabak, un compromiso laboral nos dejó muy cerca de un pedacito de este país del que Madrid puede tener el honor de presumir. Nos referimos, claro, al Templo de Debod.
Junto al Paseo del Pintor Rosales, muy cercano a la Plaza de España, ubicado en uno de los parques con mejores vistas de toda la capital (atalaya excelente sobre la Casa de Campo y magnífica sobre el entorno del Palacio Real), el Templo de Debod se ha convertido en un símbolo de la capital española, quizá no tan representativo como la Puerta de Alcalá, la Cibeles o la Plaza Mayor, pero sí cargado de tanto significado como todos ellos. Siendo rigurosos, el Templo de Debod es el monumento más antiguo de Madrid si nos ceñimos a edad. Pero claro, es lo que tiene haber sido levantado en un período comprendido entre el año 200 y el 180 antes de Cristo.


La entrada es gratuita, pero el monumento cierra los lunes.


Vista de sus pilonos con la Torre de Madrid (el más alto) y el edificio España (justo a la derecha) al fondo.


Sala hipóstila y el santuario, con una fisonomía menos habitual de la clásica.

El Templo de Debod, ya se lo habrán imaginado los que no hayan oído hablar de él o lo habrán recordado los que sí, es un regalo del gobierno egipcio al español, un agradecimiento por la colaboración de un equipo de arqueólogos en los trabajos de salvación de todo el patrimonio histórico que corría serio peligro de desaparición bajo las aguas de una
nueva y más ambiciosa presa de Asuán, en el río Nilo, levantada entre 1960 y 1971 y definitiva. Las no frenadas inundaciones habían dejado sin éxito a los dos trabajos anteriores (1907-1912 y 1929-1933) en la denominada “presa baja”.


Acceso a la sala hipóstila y el santuario.


Detalles de sus rotundos capiteles palmeriformes.


Entre los pilonos y la sala hipóstila no hay, como en otros templos, sala hipetra. O esta, habría que señalar mejor, no se conserva. El de Debod ha sido un templo vivo a lo largo de la historia y antes de caer en el abandono sufrió varias reformas.


Parte exterior del mammisi (o lugar de nacimiento de la diosa), donde podemos encontrar los bloques de piedra más antiguos.

Bajo la tutela de la Unesco lograron salvarse de las aguas hasta 24 de los monumentos más importantes del patrimonio Nubio. Convertidos en gigantescos y estudiados puzzles de piedra, su integridad fue sacrificada en aras de la posteridad. Algunos, como el
célebre y más característico Abu Simbel, fueron reubicados en las proximidades de su emplazamiento original. Otros cuatro, de menor importancia artística, o sencillamente menos considerados, fueron obsequiados a los países que más colaboraron en la financiación de los trabajos (baste recordar que sólo Abu Simbel necesitó de más de 36 millones de dólares de la época durante los trabajos, comprendidos entre 1964 y 1968). Éste fue el caso del Templo de Debod. El de Dendur viajó hasta Estados Unidos y hoy se encuentra en el Metropolitan de Nueva York; el de Taffeh marchó hasta la hermosísima Leiden, en Holanda; a Italia el de Ellesiya (o El-Esiya), visitable en Turín. Según diferentes fuentes, un quinto, el Templo de Derr, también iba a ser reglado, pero el comité de expertos del Servicio de Antigüedades y la Universidad de El Cairo no se definió sobre el destino.


Fuente, parte trasera y vistas sobre el entorno de la Plaza de España.


Grandes panorámicas sobre la Casa de Campo...


... y sobre el entorno del Palacio Real de Madrid y la zona de Príncipe Pío.


El Palacio Real (izda), La Florida (derecha),...

Después de solicitarlo formalmente en 1964, y tras una serie de pulsos diplomáticos contrarios a la candidatura española (confróntese
para más información este interesante artículo), en 1968 se anunció la concesión del Templo de Debod a España y el Gobierno decidió ubicarlo en su capital, Madrid. El ayuntamiento, que se hizo cargo de los gastos del transporte (unos 470.000 euros, pero pensemos en la época lo que suponía esa cantidad) remodeló unos jardines levantados en el lugar donde en otro tiempo se levantó el llamado Cuartel de la Montaña para acoger el templo, cuyos restos comienzan a ser transportados hasta Madrid en abril de 1970 (otras fuentes hablan del mes de junio). Las piezas viajaron a bordo del Benisa desde el puerto de Alejandría hasta el de Valencia. Imaginense la procesión por carretera hasta Madrid con las vías de aquella época. Otra aventura.


El templo, en una instantánea tomada desde el parque que lo rodea.


El parque tiene unas siete hectáreas de extensión aproximadamente.


Los jardines fueron inaugurados en 1970 para acoger el templo.

El Templo de Debod, tal y como lo conocemos, fue inaugurado en 1972 bajo la alcaldía de Carlos Arías Navarro. Entre el viaje y la instalación. Una mimosa reconstrucción durante la que se restauraron algunas piezas y tuvo que sustituirse alguna que otra desaparecida. Y mucho esmero hasta para la adecuación del nuevo destino, respetando la orientación este-oste del monumento africano. A partir de ahí, miradas extrañadas iniciales, sorprendidas después, inquietas más tarde y después, entre la admiración y la naturalidad. Aceptado como uno más en la Villa y Corte, llegaron las preguntas. Sobre su edad; sobre su impulsor, el rey Adijalamani; sobre su procedencia lejana al sur de Egipto, en la Baja Nubia; sobre sus releves; sobre su crecimiento y sobre su ocaso, en el siglo VI d. Sobre los peligros que se pueden cernir sobre él, muchos de ellos crueles contagios de lo peor de la sociedad moderna, nada mejor que
los comentarios de Mamen Crisóstomo, importantes reflexiones que no deben caer en saco roto. Porque para el monumento más antiguo de Madrid todo mimo es poco.


Pilono y reflejo con vistas a edificios de aires modernistas.


Uno de sus pilonos, reflejado en las aguas del pequeño estanque que las rodea.


El monumento, fotografiado desde las escaleras de acceso a los llamados Jardines del Templo de Debod.