Pastrana, villa ducal en tierras de Guadalajara que bien se merece (más de) una visita


Pastrana, ubicación de esta fascinante población alcarreña, de sólidos cimientos turísticos, cuidado casco urbano e interesante patrimonio arquitectónico asentado en una orografía quebrada, de vallezuelo, que rodea el curso del arroyo de la Vega, capaz de vertebrar magníficas propuestas senderistas. Sin lugar a dudas bien merece una visita. Su Palacio Ducal, morada y prisión de toda una princesa cuyo 'protopermiso carcelario' bautizaría una plaza, pero también su Iglesia Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, que entre otras muchas cosas también acoge el Museo Parroquial de Tapices, son dos de sus indudables atractivos. Hay muchos más, empezando por un callejero pródigo en cuidadas fachadas, siguiendo por rincones de agradable descubrimiento como pudiera ser la plaza de los Cuatro Caños y su entorno, o siguiendo por ese improvisado mirador que emerge gracias a un solar frente al imponente Colegio de San Buenaventura o todo el patrimonio condensado consecutivamente en la calle de La Palma (Casa de la Inquisión, Casa del Caballero Calatravo, Sinagoga o el Palacio de los Burgo). Hasta una Plaza del Moco, curiosa nomenclatura, nos aguarda. La Villa Ducal de Patrana, también vinculada a las obras de Santa Teresa de Jesús o con el viaje alcarreño de Camilo José Cela, sorprende al mismo tiempo que se disfruta. "¿Cómo es posible que se haya llegado con tanta uniformidad estética a nuestros días?", podemos preguntarnos. Incluso algún estudio universitario, como éste de Aurelio García, nos permite conocer más al respecto de su urbanismo desde un prisma histórico. En julio, además, la población se vuelca con su pasado renacentista a través de recreaciones y teatralizaciones, y otros muchos más actos, que llegan de la mano de su Festival Ducal... Pero esos mimbres quedan expuestos para el descubrimiento que aborde cada cual. Os dejamos con un recorrido visual por el casco urbano de Pastrana, en el que quedan pendientes visitas a dos miradores de excepción sobre la población: El Calvario (importante en su Semana Santa) y el Corazón de Jesús. [Mapas VíaMichelín]

Pastrana. Escudo municipal y trabajado indicativo ornamental en la fachada de una vivienda cercana al arranque de la calle Princesa de Éboli.

Pastrana. El entorno de la población más alejado del casco urbano, en los márgenes de la CM-200. A la izquierda, tapado por las ramas, quedaría el Mirador del Sagrado Corazón.

Pastrana. El vallezuelo que forman la vega del arroyo de la Vega y algún afluente.

Pastrana. Casco urbano realmente cuidado y que invita a conocerlo en profundidad. Sobre el pueblo, el cerro del Calvario.

Pastrana. Calle Princesa de Éboli. En el balcón de una vivienda, una pancarta contra la política de trasvases.

Pastrana.

Pastrana. Calle Princesa de Éboli, la vía principal para acceder a la Plaza de la Hora y el Palacio Ducal.

Pastrana. Calle Princesa de Éboli. Aunque ya era una evidencia anteriormente, aquí el cuidado de fachadas y elementos constructivos antiguos gana en intensidad y presencia.

Pastrana. Calle Princesa de Éboli. Alero.

Pastrana. Calle Princesa de Éboli. Alero.

Pastrana. Calle Princesa de Éboli. Acceso al Palacio Viejo, antigua Hospedería de la Orden de Calatrava.

Pastrana. Calle Princesa de Éboli. Palacio Viejo. Detalle decorativos en las arquivoltas de su portada.

Pastrana. En la calle Princesa de Éboli encontraremos el acceso al Callejón de las Siete Chimeneas, que además, tras una escalinata, es el acceso al colegio agrupado de Pastrana.

Pastrana. Una niña juega en los accesos al colegio de Pastrana. Un colegio con un entorno visual muy llamativo.

Pastrana. El Callejón de las Siete Chimeneas da a la calle Princesa de Éboli y el desnivel se salva con una generosa ración de escaleras.

Pastrana. Otra vista del Palacio Viejo.

Pastrana. La calle Princesa de Éboli nos deja irremediablemente ante el arco de acceso a la Plaza de la Hora.

Pastrana. La calle Princesa de Éboli, contemplada desde el interior de la Plaza de la Hora.

Pastrana. En la plaza de la Hora, ante el arco que nos trae a ella. Una placa recuerda la obra de Camilo José Cela 'Viaje a la Alcarria'.

Pastrana. Plaza de Hora. Soportales.

Pastrana. El espectacular Palacio Ducal. Un edificio impresionante, hermosa sencillez renacentista, con una ubicación impresionante y una historia no menos impresionante. Centro de poder de todo un ducado de la Corona Castellana, sus estancias acabaron siendo la prisión de la Princesa de Éboli entre 1581 y 1592 por mandato de Felipe II. El nombre de la plaza, muy curioso, bebe de ese cautiverio: la princesa únicamente contaba con una hora al día para abandonar su encierro y esa hora tenía lugar en uno de los torreones que dan a esta plaza. El Palacio Ducal actualmente pertenece a la Universidad de Alcalá de Henares.

Pastrana. Crucero en la Plaza de la Hora ante Palacio Ducal.

Pastrana. Torreón y plaza.

Pastrana. Palacio Ducal, fotografiado desde la plaza de la Hora.





Pastrana. Mercadillo en la plaza de la Hora.

Pastrana. De una de las ventanas del Palacio Ducal cuelga un cartel que reproduce parcialmente un lienzo en el que aparece Ana de Mendoza de la Cerda, la Princesa de Éboli.

Pastrana. "De Mendoza y De la Cerda", representación de la propiedad en el acceso principal al Palacio Ducal.

Pastrana. Una de las ventanas más llamativas de la fachada del Palacio Ducal hacia la plaza de la Hora.

Pastrana. El acceso principal al Palacio Ducal.



Pastrana. Los tejados de la Iglesia Colegiata y todo el conjunto de grandes casonas del centro de la población, contemplados desde uno de los laterales de la plaza de la Hora.

Pastrana. En la plaza de la Hora, bajo este arco, arranca la calle Mayor.

Pastrana. La calle Mayor.

Pastrana. La calle Mayor.

Pastrana. La calle Mayor. Uno de esos sitios donde se picotea pero que muy bien.

Pastrana. Una aldaba que representa una mano femenina.

Pastrana. Al final de la calle Mayor nos espera la Colegiata.

Pastrana. Iglesia Colegiata. El campanario y torre del reloj.

Pastrana. Iglesia Colegiata. Sus instalaciones también albergan un museo de tapices realmente destacado.

Pastrana. Casa del Concejo.



Pastrana. Iglesia Colegiata. Entrada a la Colegiata.

Pastrana. Iglesia Colegiata. Va de bóvedas.

Pastrana. Iglesia Colegiata. Un órgano espectacular.



Pastrana. Iglesia Colegiata. Tesoros en su interior.

Pastrana. Iglesia Colegiata. Nervios en una cúpula.

Pastrana. Una de las edificaciones más llamativas de su centro urbano: la Casa de los Canónigos.

Pastrana. La Iglesia Colegiata, en una toma que ofrece una visión mucho más completa de todo el conjunto. La particular fisonomía del entramado urbano en sus alrededores no permite captarla en plenitud desde muchos ángulos.

Pastrana. Casa de los Canónigos. Detalle.

Pastrana. Calle Heruelo.

Pastrana. Calle Heruelo.

Pastrana. Calle Heruelo. Nótese cómo gana terreno la fachada con respecto al suelo.

Pastrana. Un entorno realmente hermoso de contemplar, en la calle Heruelo.

Pastrana. Calle Heruelo.



Pastrana. Otro rincón muy evocador en la calle, como se intuye de trazado irregular, Heruelo. Esmerado cuidado en todas las viviendas del pueblo.

Pastrana. Rincón en la confluencia de las calles Heruelo, Vergel y la Travesía de Inés.

Pastrana. Edificaciones en el entorno de la Travesía Inés.

Pastrana. Travesía de Inés. En este tramo del pueblo, las calles describen tramos descendentes hacia la vega del arroyo de la Vega.

Pastrana. Cartel promocional, de estilo rústico, medieval, de El Cenador de las Monjas. Se trata de un restaurante que se encuentra en parte de las instalaciones de un convento del siglo XVI, el convento de San José.

Pastrana. El Cenador de las Monjas.

Pastrana. Caminamos por las calles Corredora de las Nieves y de las Monjas.

Pastrana. La arquitectura respetuosa genera otro espacio peculiar en este ensanchamiento de la calle de las Monjas.

Pastrana. Calle de las Monjas. El acceso al antiguo convento de San José.

Pastrana. Junto al convento de San José, un trabajo en azulejería recuerda la figura de Santa Teresa de Jesús. La religiosa también anduvo por estos pagos y de hecho ella fue la creadora del convento de San José.

Pastrana. Detalle heráldico en una fachada.

Pastrana. Rincones en el entorno del Convento de San José.

Pastrana. Calle Santa Teresa. Ascedente y adoquinada. Y llena de más buenísimos ejemplos de arquitectura respetuosa y amor por lo tradicional.

Pastrana. Calle Santa Teresa. Ascedente y adoquinada. Y llena de más buenísimos ejemplos de arquitectura respetuosa y amor por lo tradicional.

Pastrana. Flores en una ventana en la calle Santa Teresa.

Pastrana. Detalle geométrico ornamental en una vivienda de la calle Santa Teresa.

Pastrana. Calle Santa Teresa.



Pastrana. Calle Santa Teresa. A la altura de la calle Sol.

Pastrana. Calle Santa Teresa.

Pastrana. Los entornos de la población que se intuyen desde la calle Santa Teresa.

Pastrana. Adoquines en la calle Santa Teresa.

Pastrana. Entornos cuidados y también coches de alta gama. Calle Santa Teresa.

Pastrana. El arranque de la calle Sol, visto desde la calle Santa Teresa.

Pastrana. Enorme vivienda de aires palaciegos en venta. Seguimos en la calle Santa Teresa, pero estamos a punto de cruzar la calle Mayor por un punto por el que pasamos con anterioridad.

Pastrana. Heráldica en una fachada de la calle Santa Teresa.

Pastrana. Ventanón de otra época. Calle Santa Teresa.

Pastrana. Cruce de calles. De izquierda a derecha, la calle Mayor. En nuestro sentido, hacia el frente, la calle Santa Teresa. Al fondo se intuye la espectacular Fuente de los Cuatro Caños. Y, por cierto, en esa esquina en plano medio se encuentra una pastelería cuyo género es realmente notable: la Pastelería Éboli.

Pastrana. Calle Santa Teresa.

Pastrana. El Sagrado Corazón de Jesús, contemplado desde el entorno urbano.

Pastrana. Las 'palmeritas' de la Pastelería Éboli.

Pastrana. Un hombre que frisa los sesenta años camina por la calle Santa Teresa.

Pastrana. La Plaza de los Cuatro Caños. Otro de los espacios urbanos fundamentales en la vida de la villa, otrora más si cabe por su fuente central.

Pastrana. Fuente de los Cuatro Caños. Una fuente que fue construida en el siglo XVI.

Pastrana. Nacimiento de la calle Santa María.

Pastrana. Rincones de la plaza de los Cuatro Caños.

Pastrana. La Iglesia Colegiata, contemplada desde la calle Fray Lorenzo Pérez.



Pastrana. Rincones de la plaza de los Cuatro Caños.

El espectacular 'orbe' de la Fuente de los Cuatro Caños.

Pastrana. Plaza de los Cuatro Caños, con su fuente en el centro.



Pastrana. Confluencia de las calles General Cayuela (izquierda) y La Palma (derecha). La calle La Palma concentra varios edificios de gran peso histórico, además situados de forma casi consecutiva: Casa de la Inquisisión, Casa del Caballero Calatravo, la Sinagoga Judía y el Palacio de los Burgos.

Pastrana. Viviendas en la calle General Cayuela. Curiosa solución para negociar un tramo que describe curva.

Pastrana. En la calle General Cayuela, ascendente, llegamos a un punto donde ganamos interesantes vistas sobre el entorno, especialmente sobre la Iglesia Colegiata...

... pero en general sobre todo el casco urbano vecino. Un mar de tejas de barro y de fachadas muy bien cuidadas.

Pastrana. El reloj campanario de la Iglesia Colegiata.

Pastrana. En la calle General Cayuela, ascendente, llegamos a un punto donde ganamos interesantes vistas sobre el entorno.



Pastrana. Colegio de San Buenaventura, cuya construcción se remonta al primer tercio del siglo XVII.

Pastrana. Detalle de una ventana en la calle General Cayuela.



Pastrana. Detalle de los aleros de una vieja edificación hoy en venta.

Pastrana. Calle San Francisco.



Pastrana. El Arco de San Francisco y restos de la muralla que rodeaba la población.

Pastrana. El Arco de San Francisco y restos de la muralla que rodeaba la población.

Pastrana. La villa, contemplada desde la travesía de la CM-200, a la algura del arco de San Francisco.

Pastrana. A lo lejos, a unos dos kilómetros aproxidamente, el convento del Carmen. Buenas vistas desde este punto de la población.

Pastrana. Centro Cultural Ermita de Santa Ana.

Pastrana. Convento de San Francisco, cuyas instalaciones parcialmente albergan unas instalaciones de la Guardia Civil.

Pastrana. Hablamos de 'parcialmente' con anterioridad porque también se ubica un restaurante que aprovecha uno de los antiguos patios de lo que era el convento.

Pastrana. Hablando del restaurante...

Pastrana. Estamos en la Plaza del Centro de Salud, junto a la ermita de Santa Ana y el convento de San Francisco.

Pastrana. Lateral del Convento de San Francisco.



Pastrana. Estamos, sí, en la Plaza del Moco. Curiosísima nomenclatura en el callejero municipal.

Pastrana. Allí donde la travesía de la CM-200 y la calle Princesa de Éboli se dan la mano.

Pastrana. Sin lugar a dudas, un hermosísimo pueblo.

 [mayo de 2018]