Rodríguez de la Fuente tiene un mirador sobre el río Dulce en Pelegrina (diciembre de 2011)



Es rica la geografía de las dos Castillas en hoces, cárcavas, gargantas y abismos que sobrecogen los sentidos ante tanta caída libre horadada por la acción de las aguas y la erosión química. Especialmente pródigas resultan las provincias de
Segovia, Burgos, Soria, Zaragoza y Guadalajara, ricas en espacios de gran valor medioambiental y mucho renombre turístico que rompen las plenillanuras sin apenas avisar. Esa es la grandeza de esos parajes que nos hacen ver qué pequeños e insignificantes realmente podemos ser, lugares que no han permanecido, no podrían, ajenos a un país que nunca se acaba. Siendo el pateo, pues no pocas son la rutas que invitan a ponerse las botas (literalmente), el mejor recurso para la interacción con el entorno, un mirador junto a la revirada carretera GU-118 (La Torresaviñán -Sigüenza) se nos presenta como la otra gran herramienta para degustar la caprichosa maravilla paisajística de la hoz excavada por el río Dulce en su búsqueda sempiterna del río Henares. A los pocos kilómetros de manar, muy cerquita de un pueblo, Pelegrina, muy agradecido de fotografiar desde la distancia, allí por tanto, nos espera un ventanal sobre la naturaleza.

El mirador en cuestión, bautizado como “De Pelegrina”, tiene miga. Una placa se encarga de recordarnos que es el resultado de una cuestación popular de las buenas gentes de Sigüenza con el que se quería
honrar la memoria de Félix Rodríguez de la Fuente, fallecido en Alaska en 1980. Este naturalista y difusor de la naturaleza burgalés, famoso por series documentales como El hombre y la tierra o Fauna Ibérica, bebió de los encantos del Dulce en muchas de sus grabaciones. Fue en esa hoz, todavía presumen de ello las gentes de los alrededores, donde nació la imagen célebre de un águila portando una cabra o fueron grabadas algunas de las mejores secuencias con lobos ibéricos. Pero la aportación del río Dulce y cercanías a toda su obra documental es vastísima. Y eso da muestras de las particularidades de un lugar que mezcla monte bajo, vegetación de dehesa y de ribera con unos cortados de tal enjundia que no son pocas las aves que anidan en sus oquedades, resaltos y salientes. Por este motivo, el Barranco del río Dulce está integrado dentro de la red ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) y recibe la muy merecida consideración de Parque Natural.

Aunque son varias las rutas susceptibles de realizar junto al río Dulce,
La de la Hoz de Pelegrina es una de las más publicitadas y notorias, como recuerdan desde el actual Centro de Interpretación del río Dulce (proximamente se abrirá otro en Pelegrina). Pistas, caminos y senderos que nos regalaran otra perspectiva sobre las monumentales vistas susceptibles de cazar desde el mirador… y cabe la posibilidad que de ver alguna que otra pequeña cascada, como el salto del arroyo Gollorio antes de desembocar en el Dulce. Pero esa es otra historia que dejamos para más adelante...



Mirador Félix Rodríguez de la Fuente. Plano de ubicación. La carretera Gu-118 comunica Sigüenza con la A-2 en poco más de dos medias docenas de kilómetros, pero a medio camino tiene que salvar los abismos del río Dulce.


La carretera desciende hasta el caude del río para volver a escalar por la vertiente contraria. Fuertes pendientes nos esperan.


El mirador en cuestión. Accesos. En dirección a Peregrina y Sigüenza nos lo encontraremos a mano izquierda, en el sentido ascendente.


En homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente. Año 1980.


Así es el mirador... visto desde sus accesos.


La estructura que corona el acceso al mirador, vista desde la zona pétrea que se conserva en su interior.


Fotografías sobre el abismo.




Una profunda hoz, el resultado de una labor erosiva de siglos.


Una vista sobre el fondo de hoz. ¡Menuda altura!


Perspectivas sobre el río Dulce en su discurrir hacia el Henares.


Un microparaíso de gran y variada riqueza.




Pelegrina, al fondo, pueblo ubicado en un entorno digno de película medieval.