De bicicletas y paseos por Pola de Somiedo, Valle de Lago y Puerto de Somiedo (agosto de 2011)



Nos lo repitieron un par de veces mientras, por la noche, con la faena finiquitada y una reponedora cervecita con limón en la mano, veíamos la repetición de una etapa de la Vuelta 2011 y charlábamos con el personal sobre el (por entonces) próximo debut de La Farrapona como puerto ciclista en competición oficial: "Esto ya no es lo que era". Se referían, claro, al pueblo de Pola de Somiedo, principal núcleo poblacional de un concejo tan poco poblado como exuberante en cuanto a naturaleza. Un contexto verde y pétreo. Un absoluto vergel de montañas de hasta 2.000 metros, profundos valles, extensos prados, cordales históricos y tupidos bosques en el que resiste la colonia de oso pardo más generosa de la Península (se habla de unas 60 parejas, unos 120 ejemplares) y agoniza, tal es la palabra dados los diez ejemplares censados en 2000 (seis machos, cuatro hembras), el urogallo. Un todavía (e incomprensiblemente: merece una mayor consideración) Parque Natural avala la riqueza medioambiental de este hermoso rincón de Asturias donde se siguen dándose la mano lo natural y lo humano de manera sostenible. Territorio de cuentos y leyendas.

"Pero esto ya no es lo que era", recuerdan esas voces, cuyo discurso se centra en la mutación de la fisonomía del pueblo. Vamos, en la transición de las casas bajas, los hórreos (aún quedan unos cuantos, empero, una buena excusa para articular un paseo por su casco urbano) y los teitos (cabañas de piedra y tejados de origen vegetal) a edificios más funcionales de varias alturas y alguna que otra infraestructura más de inspiración turística. Es posible que no sea lo mismo. Pero el entorno sigue siendo único. El gran viajero Paco Nadal aporta datos muy claros: "Creo que no se exagera al decir que el parque natural de Somiedo, en Asturias, es una de las grandes zonas salvajes de Europa occidental. En el concejo solo viven 1500 personas y 6.000 vacas, repartidas en 38 aldeas. El 60% de sus ingresos proviene aún de la ganadería". Siempre resulta difícil el equilibrio entre el desarrollo y la sostenibilidad.

Pola de Somiedo, como buena capital de concejo, reúne todos los servicios y aúna todas las posibilidades. Pero cada vez es menos pueblo residencial de agricultores y sobre todo ganaderos ; cada vez más lo es de pequeñas empresas relacionadas con el turismo, la hostelería y los servicios. Del sector primario al terciario en un marco de montañas. Una pretendida alternativa a los Picos de Europa. Hermosa, qué duda cabe. Da miedo pensar que la masificación pueda echar a perder unos parajes tan grandiosos. Siempre estuvo el ser humano rondando por la zona, pero de ese goteo incesante se corre el peligro de pasar al aluvión, a la tromba, al aguacero. En esta línea, sobre diferentes inquietudes, opiniones y formas de afrontar el fenómeno, resulta muy interesante el artículo de Marcos Palicio publicado en La Nueva España en noviembre de 2010.

De las diferentes formas de interactuar con el entorno del Parque, quizá las senderistas sean las que más sublimes sensaciones aporten al ego. Nada como el pateo para alcanzar cotas prohibidas para los vehículos a motor. Pero no se queda atrás la aproximación ciclística. La experiencia de afrontar una subida larga, mantenida, con su punto de dureza y paisajes impresionantes como el Puerto de Somiedo apuntalan el espíritu, lo forjan. La de tratar de domar un caprichoso obstáculo de la naturaleza como el acceso al pequeño núcleo urbano de Valle de Lago es todo un órdago para los gemelos y los pulmones, frenéticas pendientes entre curvas de herradura que nos regalarán constantes cambios de perspectiva y un broche final visual inolvidable. Qué hermoso resulta para los sentidos un lugar como Somiedo, qué triste resultaría el perderlo con degradaciones innecesarias y estériles. Sirvan estas líneas, acabando esta introducción, para pedir el mayor de los respetos hacia uno de los lugares más mágicos de todo el norte.


Valle de Somiedo. Pola de Somiedo (c), Valle de Lago (e) y Puerto de Somiedo (s). Ubicación geográfica.


En el casco urbano de Pola de Somiedo encontraremos este cartel explicativo del Concejo de Somiedo, el segundo menos poblado de Asturias. Pola ostenta la capitalidad del mismo desde el siglo XIII, cuando se mudó aquí desde Agüera de Belmonte.


El Casa Cesáreo es, además de un bar, un hostal rural muy recomendable por económico (30 euros al día en temporada baja, 35 en la alta) y acogedor. Ubicado junto a la carretera, la AS-227, que sube hasta el Puerto de Somiedo, Casa Cesáreo (Telf. 985 763 958) cuenta con ocho habitaciones equipadas con baño en las instalaciones de la imagen, aunque también tienen otras instalaciones en el cercano núcleo de Perlunes.


Una vista sobre el casco urbano de Pola de Somiedo, rodeado de majestuosas y verdes montañas. Tales son los atractivos de sus entornos que en 2011, en plena época de crisis, ha ganado más visitantes con respecto al año anterior. En 2011 recibió 25.157 visitantes, siendo un 80% de ellos turismo regional y un 6%, internacional.


Callejeando por Pola de Somiedo, a los pies de las paredes calizas de Peñavera.


Pola de Somiedo. Las nuevas construcciones han borrado del mapa muchas casas tradicionales de gran valor folclórico y han despersonalizado, en aras de un mayor turismo, el nucleo urbano.


El río Somiedo desciende impetuoso de las cumbres y divide el casco urbano de La Pola (como también se denomina al pueblo) en su intrépido recorrido de 22 kilómetros.


Un hombre salva las aguas del río a través del puente de piedra conocido como Puente Viejo de Somiedo.


El río Somiedo.


Un truco para que la sidra siempre esté bien fresquita...


Arquitectura popular.


Un hórreo, construcción típica para mantener los alimentos fuera del alcance los animales. Son varios los que podremos contemplar en el casco urbano de Pola de Somiedo.


Se mire por donde se mire, montañas y más montañas. Precioso.


Centro de interpretación sobre el oso en Somiedo de la Fundación Oso Pardo. En el parque natural de Somiedo se encuentra una de las poblaciones más numerosas, la subpoblación occidental, de este plantígrado tan en peligro y símbolo del conservacionismo asturiano. En Somiedo y su entorno sobreviven unos 160 osos que están protegidos por una unidad especial de voluntarios, la patrulla oso, que vigila sus evoluciones y les controla. Las últimas noticias son positivas e invitan al optimismo sobre su recuperación.


Ayuntamiento de Pola de Somiedo. En primer término, una fresca fuente de refrescante agua.


Arquitectura tradicional en el centro de Pola de Somiedo.


Otro hórreo.


Un relajado felino nos observa mientras le fotografiamos descansando junto al hórreo anterior.


Casas en las afueras del casco urbano. A la izquierda, la parroquia de San Pedro, levantada a mediados del siglo XVIII.


Espadaña de la parroquia de San Pedro. En este templo se venera la imagen de un Cristo mutilado durante la Guerra Civil que optamos por no fotografiar por respeto a las personas que se encontraban reunidas en su interior.


Callejeando por Pola de Somiedo.


Otro hórreo, aunque éste más modernizado con su planta baja y todo.


Una vivienda con acceso realzado.


Otro hórreo.


Un fotogénico hórreo.


Junto al cauce del río Somiedo, el hórreo que más nos gustó de todos los que vimos. Y en la parte baja, aparcamiento.


Otra imagen del río Somiedo, en cuya orilla se ha construido un recoleto paseo fluvial.


Arquitectura popular en Pola de Somiedo.


En el aparcamiento de Casa Cesáreo, preparando las bicicletas para degustar el Parque Natural de Somiedo. Nuestra idea, ascender el Puerto de Somiedo (1485 m) y luego la más corta, empinada y no tan célebre subida al pueblecito de Valle de Lago (1206 m).


Primeros kilómetros de ascensión al Puerto de Somiedo. Según los datos de la altimetría de Ander Guaza y Juanto Uribarri, si se toma su inicio en La Riera hablamos de una subida de casi 20 kilómetros. Entre esta población y Pola de Somiedo, pedaleando junto al río Somiedo, las pendientes rara vez van a superar el 5% y nos vamos a encontrar el sobrecogedor entorno de la central hidroeléctrica y el pequeño embalse de La Malva, además del desvio hacia La Farrapona (la carretera más alta de Asturias en sustitución de no muy lejana La Cubilla) y los accesos a los Lagos de Saliencia. Desde Pola de Somiendo, tal es el caso de esta imagen, los porcentajes aumentan hasta el 6% y el 7 %.


Llegamos a Caunedo (955 metros sobre el nivel del mar). En las primeras casas nos recibe Casa Modesta, otro de esos pequeños y confortables negocios hosteleros de apartamentos rurales que han crecido al amparo del Parque Natural.


Absoluta simbiosis con el paisaje.


Los márgenes de la carretera AS-227 abandonan la tutela del cauce del río Somiedo (hayas, robles, abedules,...) y los pueblecitos cercanos a Somiedo (curiosamente entre la capital del concejo y la primera curva de herradura es la parte que más dureza presenta en los kilómetros de sus porcentajes) para entrar en una zona de praderas y prados con un alucinante entorno paisajístico.


Vamos ganando amplitud de miras sobre el valle mientras vamos devorando kilómetros.


Un hermosísimo marco escoltados a estas alturas por las cumbres de Los Pacharones y la Collada de La Peral. Los postes de las cunetas nos recuerdan que en este paraíso están acostumbrados a las nevadas. Poco después, la carretera enlaza una curva de vaguada y una curva de herradura que nos van a cambiar completamente las vistas y nos aumentan las panorámicas sobre un valle que empeñecen. Pendientes, entre el 7 % y el 6%.


Un camión desciende hacia Pola de Somiedo tras pasar por el tramo de curvas señalado en el pie de foto anterior. Si ya nos resultaba hermosísimo, el valle gana en belleza más aún. Entramos en una zona mucho más agreste y osera en la que uno cobra conciencia, si es que alguna duda podía quedar, que no es nada desafortunado el lema "Asturias, Paraíso Natural".


A estas alturas, a la AS-223 apenas le quedarán unos seis kilómetros para alcanzar la cumbre del Puerto de Somiedo.


Reiteramos que estamos ante una de las subidas más hermosas, pero a la vez asequibles y tranquilas, que se pueden afrontar en bicicleta en España. Nos comentan que con calor y sol, no era el caso de esta mañana de agosto, el puerto se atraganta muchísimo. Y no abundan las fuentes (o no son muy conocidas más allá de los lugareños, pues consultando mapas si se aprecian algunas).


Pola de Somiedo queda entre ese grupo de cumbres que rara vez más a superar los 1400 metros a esas alturas. Nosotros andaremos circulando a unos 1200 metros sobre el nivel del mar.


La Peral (1300 m), pequeño núcleo urbano cuyo desvío nos aparece, mediada la subida y ya con una curva de herradura en las piernas, mediada la ascensión. Antes, a mano izquierda, habremos dejado el de Llamardal, una pequeña aldea en cuyas proximidades se sitúan muchos fotógrafos con espectaculares teleobjetivos y más telescopios domésticos en busca de la plácida contemplación del oso en las brañas de las sierras de Peñalba (1849 m en el Pico Alto) y la del Robezo ( 1979 m en Peña Salgada) y los parajes de La Encarralina.


A tres kilómetros del final, la carretera enlaza tres curvas de herradura, las conocidas como Curvas del Nisalén. Una parte muy fotogénica cuya pendiente oscila en torno al 6-7%. Es el de Somiedo un puerto muy constante y regular, una de esas cumbres de pendientes mantenidas.


Entramos en una amplia curva hacia la derecha (la foto está tomada en sentido descendente y al fondo se intuye La Peral) en la que va descenciendo la pendiente y tras la que llegaremos a una sorprendente recta flanqueadas por prados de pastos, la Vega la Ventana, donde se corona el Puerto de Somiedo y se alcanza Santa María del Puerto.


La citada recta. Tiralíneas entre montes en la Vega la Ventana. Esta zona acogió un frente en la Guerra Civil. La geografía muchas veces es un callejón sin salida y tal cosa debió suceder entre este paso natural e histórico entre La Babia leonesa y el Somiedo asturiano.


Relax vacuno en los prados altos de Somiedo. Esta cabaña ganadera es la reina del lugar. No debe sorprendernos verla deambular con absoluta libertad por los prados y por la carretera. Este segundo aspecto, por tanto, y sobre todo en el descenso, requiere de un mínimo de precauciones.


El pertinente testimonio gráfico en los 1486 m del Puertu Somieu (como se dice en el dialecto asturiano). El cicloturismo mantiene esas concomitancias con la pesca, la caza o el montañismo, las de "probar" o posar con los logros personales.




Santa María del Puerto, último pueblecito de Asturias y nacido a partir de una antigua braña vaqueira. Este lugar, a más de 1400 metros de altura sobre el nivel del mar, es un habitual punto de partida de excursiones senderistas. Quizá la más afamada y recordada por algunos carteles del Gobierno del Principado, aunque por supuesto no la única, es la ruta que asciende a El Cornón (2.194 metros). Este Pico es el punto más alto del Concejo de Somiedo.


Santa María del Puerto. Un improvisada área de descanso junto a la AS-227 a su paso por este casco urbano. Dos kilómetros más abajo, por cierto, se encuentra el límite provincial con León.


Parque Natural de Somiedo. Recibió tal consideración en 1988 y desde 2000 también es Reserva Mundial de la Biosfera. Medioambientalmente es un entorno riquísimo y hay que felicitarse porque haya llegado de forma tan íntegra hasta nuestros días (sin obviar que, claro, muchos de sus nativos se habrán visto forzados a la emigración, circunstancia muchas veces indispensable para el mantenimiento y supervivencia de entornos tan mágicos).


Media vuelta. ¡Volvemos a Pola de Somiedo por la AS-227! ¡Ahora, cuesta abajo, todo es más cómodo, claro!




Un coche afronta una curva de herradura del área conocida como Curvas de Nisalén. Posiblemente es una de las zona más hermosas de todo el puerto. Nos sorprendió ver como más de un vehículo detenía su marcha para tomar fotografías.


Alcanzado Pola de Somiedo, atravesado su casco urbano y superado el cauce del río Somiedo, afrontamos el inicio del más corto (poco más de ochomil metros) y estrecho, pero muy exigente, ascenso a Valle de Lago, para los lugareños simplemente El Valle. Ander Guaza y Juanto Uribarri, no podría ser de otra forma, y gracias a los datos de Álvaro Aznar, también ofrecen el perfil de este magnífico puertecito en Altimetrias.com. Primero kilómetros entre árboles y numerosas rampas del 8%, el 9% y el 10%.


A los tres kilómetros alcanzamos esta indicación. Comienza un tramo de gran exigencia que encadena varias curvas de herradura y nos frena con pendientes de hasta el 16%. El precio de ganar mucha altura en poco espacio es un terrible sufrimiento para nuestros gemelos.


¡Bufff! Paredón. No queda otra que subir por ahí si queremos alcanzar El Valle.




Preciosas vistas sobre el valle. Pola de Somiedo queda eclipsada por las agujas pétreas y las estribaciones de los montes Corona y Penalba.


Entre el desvío a Coto y el desvío a Urria habrá que hacer frente a siete curvas de herradura de gran porcentaje. Cuidadito con los frenos, que los medios de locomoción se embalan.




Al fondo, el pequeño pueblecito de El Coto o Coto de Buenamadre (1000 m), asentado como para una postal en los llamados montes de La Enramada.


Urria. Valle de Lago nos queda a 3,5 kilómetros en los que nos esperan algún descansillo y alguna que otra trampa al 13% y 14%.


Una panorámica inolvidable. Y más por lo que ha costado en lo que a esfuerzo se refiere.


El pequeño embalse, estanque o lago que nos recibe al alcanzar el tranquilo casco urbano de El Valle, domicilio habitual de poco más de un centenar de personas.


El Lago, con sus vistas hacia las cumbres de la Sierra de Peñalba.


Objetivo cumplido. ¡Pero necesito un bar para tomarme dos o tres refrescos y asimilar su azúcar!


Paredes pétreas que escoltan los accesos a Valle de Lago, conocidas como La Peña.


¿Puertas al campo? No. Acceso a una propiedad privada con hermosas vistas (creemos que) hacia el Pico Alto (1849 m), en la Sierra de Peñalba.


Valle de Lago. Una antigua fuente junto a una más aún estrecha carretera.


Valle de Lago. Arquitectura de inspiración popular con tejado vegetal.


Valle de Lago. Calle principal. El asfalto aún sigue hasta los pies de la Sierra de la Ganda y los accesos a la Braña de Sousas, que se puede integrar dentro de un rutón senderista que llegue hasta el Puerto de Somiedo.


Valle de Lago.




El entorno de Valle de Lago, un pequeño y verde prado rodeado de bosques. Su nombre hace justicia. Es un valle sobre otro valle, el de Somiedo.


Valle de Lago. Nos damos la vuelta, a echarnos la siesta al Casa Cesáreo. ¡Que estamos reventados!