El mundo queda al alcance de la retina desde el mágico Mirador de El Time (mayo de 2011)



El Time no es el “tiempo”, aunque sí podría serlo en inglés o por el mero hecho de que sí, de que este pequeño lugar en el mundo, este pequeño rincón de la isla de La Palma es toda una ventana hacia el lento, pausado y tranquilo camino de cronos. Pero no, “time” no es “tiempo”. Podría, cierto. En esta ocasión es un vocablo que ahonda sus orígenes en el idioma guanche que aquí hablaban los auaitas y que vendría a traducirse por “risco” o por “acantilado”. El Time. El Risco. El Acantilado. En todo caso, un mirador tan espectacular como concurrido que no muy lejos, en la Torre de El Time, ofrece una meca para el parapente. La LP-1 y la LP-2 son las carreteras que circunvalan la Isla de la Palma. Un sinuoso trazado de unos 190 kilómetros donde mandan las curvas, imponen los acantilados e imperan las estrecheces, achantadas por el gran espacio natural de la Caldera de Taburiente y sus grandes montes custodios. Buen asfalto, eso sí. La LP-1 transcurre por el norte. La LP-2, por el sur. Se abrazan y se encuentran en Santa Cruz de la Palma, en el este, y Los Llanos de Aridane, en el oeste. Las dos grandes ciudades, ligeramente menos poblada la primera con respecto a la segunda, de una isla donde habitan poco más de 80.000 personas. En la LP-1, viniendo desde Tijarafe hacia Tazacorte y Los Llanos, encontraremos en el lado derecho un pequeño aparcamiento con un par de negocios de hostelería y otro de recuerdos y detalles. No nos debería sorprender encontrar aparcada una guagua y a sus integrantes no tener clemencia con el disparador de sus cámaras. Antes de ese éxtasis, un colorido mural de aires setenteros nos da la bienvenida a El Time y un cartel nos avisa de que estamos a 594 metros sobre el nivel de un mar, aquí océano, que se aprecia próximo.

Y enfrente, la grandeza de la naturaleza. La montaña, el valle de Aridane y el océano, tan próximos ellos, escoltados por un denso mar de nubes bajas, un par de núcleos urbanos y el verdor de muchísimas explotaciones agrícolas consagradas al cultivo del plátano. Bajo nosotros, no obstante, el abismo del Barranco de las Angustias. Resulta lögico Desde El Time, en su descenso hacia Tazacorte, la ruta incrementa tanto en sinuosidad y curveo que hasta se ha convertido en un espacio mítico para las carreras de coches y despierta la imaginación de los ingenieros ante el enorme puente deseado para que salve tan tremendísima hoz (un kilómetro de viaducto para ahorrar decenas de curvas). El Time se asoma al abismo, en la parte más favorable de todo ese cinturón de montañas que forman la cercana Caldera de Taburiente y que se asoma por este lado al Barranco de las Angustias. La futura nueva carretera le arrebatará el encanto actual, pues creará para la carretera un túnel en las proximidades. Diferentes impulsores de un disputado proyecto, empero, garantizan que se adecentará y se peatonalizará su entorno.

Mirador de El Time. Ubicación geográfica aproximada en la canaria isla de La Palma [Mapas de VíaMichelín].


El cartel anunciador del Mirador de El Time (y no del, como refleja la señal), a 594 metros sobre el nivel del mar y el inicio de un vertiginoso descenso hacia Tazacorte.


El mural, un tanto hippie, que preside una de las fachadas de El Time que dan a la carretera.


A la derecha, el Mirador. Al fondo, el valle. Y la carretera rápidamente coge pendiente hacia abajo tras ese giro a la izquierda.




Un tranquilo y agradable rincón para disfrutar de las vistas tomando algún refrigerio. Las mesas y las sillas de la terraza son de las de toda la vida.


Un café cortado puede ser una buena opción para recrearse con las visas; en La Palma, por cierto, es muy típico de consumir con leche condensada, una mezcla que nos agradó bastante.


Mirador de El Time. Al fondo, Los Llanos de Aridane.


Un pequeño saliente acoge un telescopio de pago y sobresale hacia el abismo que horada el Barranco de las Angustias. Las nubes quedan atrapadas por el cinturón de montañas que por aquí mismo ya comienza a esbozar la Caldera de Taburiente.


Varios visitantes observan Tazacorte y el vecino Atlántico.


Los Llanos de Aridane, el gran núcleo de un muy tropical valle tomado por las explotaciones agrícolas.


Algunos barrios y el núcleo principal de Los Llanos de Ariadne, segundo gran municipio de la isla pero más poblado (casi 21.000 habitantes en 2010 frente a los casi 18.000 de Santa Cruz de la Palma) que la "capital".


¡Y no se termina de ver el fondo del Barranco de las Angustias! Fijense en la carretera el tamaño que adquieren los coches para hacerse una día de la privilegiada situación de El Time. También se observan perfectamente terrazas de cultivo de plataneros.


Los Llanos de Aridane. Desde la distancia, sorprende la gran rectitiud de la avenida Enrique Mederos, trazada con tiralíneas.


Tazacorte, municipio independiente de Los Llanos de Ardane desde el 16 de septiembre de 1925 y núcleo muy dedicado a la agricultura, fundamentalmente el cultivo del plátano. Uno de sus barrios, Puerto de Tazacorte, apenas se percibe, pero quedaría en la parte inferior derecha de esta imagen.


Otra terraza con vistas. ¡Quién pudiera volver en un abrir y cerrar de ojos!


La terraza, la brisa, la calma.


Atlántico, costa, planta y construcción. Al fondo se intuyen el faro de la Punta de la Lava y Puerto Naos.


El descenso hacia Tazacorte... y el abismo. Al fondo se intuyen las montañas que más al fondo conforman la espectacular Caldera de Taburiente.


Cambio de perspectiva. Vista del acantilado donde se asienta el mirador desde el Puerto de Tazacorte. En él habitan hippies y gente que, incluso siendo vástagos de familias bien posicionadas del centro de Europa, busca desconectar del consumismo de nuestra sociedad.