Cuenca de Campos, el otero de los cernícalos (noviembre de 2011)



Poco más de 200 vecinos aún conserva Cuenca de Campos, pero este rincón de la Tierra homónima, a una cincuentena de kilómetros de Valladolid, es otro de esos lugares donde cada segundo fragua en el visitante con esa facilidad para convertir en familiar lo nuevo. Dicen que es el clima, otros apuntan hacia la idiosincrasia de sus gentes, tampoco falta el que destaca ese desconocido (desgraciadamente) proyecto de un mirador consagrado a otro no menos ilustres castellano, desde luego muy protagonista de todo su territorio, como es el cernícalo. Seguro que es por un poco de todo.

Cuentan que al lugar donde se asienta el mirador, un modesto cerro de poca enjundia, allí donde encontraremos la “torreta” de ladrillo que, impulsada en 2009, tan buenas vistas sobre el pueblo y el entorno nos regalará, lo conocen como El conjuradero, ya que allí todos los habitantes pedía para que los temporales no echaran a perder las cosechas que amenazaban, literalmente por esos de las subidas de caudal de los arroyuelos, este rincón de la Tierra de Campos. Tuvo que ser zona fervorosa, pero es posible que entre las desamortizaciones y la despoblación contribuyesen a la pérdida de templos. No en vano, en tiempos gozó de tres ermitas, cinco iglesias y un convento.

La sencillez atrayente de lo mudéjar, la popular variedad de sus soportales y la solidez de muchas fachadas de aires históricos dominan los rincones de este pueblo de adoble, ladrillo y campo. Mucho campo. Pero también con sus zonas tristemente ruinosas, peligrosamente decadentes. Los cernícalos, vecinos de una experiencia pionera en la cría de pichones, se han encargado (o han ayudado) de reverdecerlo.



Cuenca de Campos. Mapa de ubicación. Cercana a Palencia pero, al igual que el cercano y no menos hermoso pueblo de Villalón de Campos, perteneciente a la provincia de Valladolid.


Ascenso a la torre (del mismo nombre) que corona el modesto cerro de El conjuradero, donde se encuentra el mirador del cernícalo primilla, centro de interpretación sobre esta ave tan presente en Cuenca de Campos y antigua ubicación de la ermita de Santa Barbara. En la zona se han encontrado restos celtíberos, como recuerda el catálogo municipal de elementos protegidos.


El conjuradero. Se puede intuir cuán importante es la lluvia en una tierra a la que denominan "De Campos", pero el nombre más bien se refiere a lo contrario: a los ruegos de los clérigos para ahuyentar las tormentas que pudieran echar a perder las cosechas. Se ha recuperado esta costumbre folclórica desde un prisma más turístico.


Cuenca de Campos. Vista del casco urbano desde los accesos al mirador.


Un arroyuelo, La solana, escoltado por esbeltos árboles, fotografiado desde el mirador. El turismo especializado en aves, otra oferta que también tiene su público y que motiva la publicación de interesantes guías autonómicas en las que no falta, claro, Cuenca de Campos.


Ancha es Castilla y la sombra del fresno tal vez álamo es alargada junto al arroyo de la Solana y la ermita de San Bernardino (edificio blanco).


Cuenca de Campos.


Abandonando, con otra perspectiva, el mirador y el cerro.


Caminando hacia la plaza Mayor con la iglesia de Santa María del Castillo al fondo.


Una pequeña aldaba con forma de mano femenina.


Iglesia de Santa María del Castillo. Templo gótico mudéjar en ladrillo y mamposteria oriundo del siglo XIV y propiedad privada desde que en los años 70 del siglo XX el arzobispado lo vendió por su amenaza de ruina. Sus tres naves acogen un creciente museo sobre la Tierra de Campos al que no le faltan las críticas por lo que, dicen, es una etiqueta equívoca.


Santa María del Castillo. Está claro que en otro tiempo esta iglesia estuvo cerca de lo que confiesa su castillo, aunque nada queda hoy de tal testimonio. O al menos no es evidente.


Santa María del Castillo.


Santa María del Castillo. Templo restaurado por iniciativa privada. Y también criticado.


Espadaña de Santa María del Castillo.


Convento de Franciscanas de Santa Clara, otro patrimonio del que se deshizo la iglesia a finales del siglo XX y cuyo estado actual amenaza ruina. A pesar de ese ocaso, conserva muchos elementos tan interesantes como fiel reflejo de su antigua vitalidad.


Una vetusta fachada en la calle Santa María.


Detalle del covento en ruinas.


Esta vieja puerta, bastante achacosa ya de por sí, separaría el convento de la calle si no fuera porque el muro de la derecha está completamente derrumbado.


Muro en ruinas del convento, junto a la calle Santa María y la iglesia del mismo nombre.


Una descuidada fachada en una calle de cuadras o almacenes de aperos que nace bajo una construcción tradicional.


Construcción tradicional sobre una galería que desemboca a la calle San Pedro, una de las grandes arterias de Cuenca de Campos.


Fachada.


Construcción en ladrillo entre las calles San Pedro y Real (el camino viejo a Villalón de Campos).


Soportales tradicionales entre la calle San Pedro y la atípica plaza Mayor.


Uno de los soportales más pintorescos de Cuenca de Campos.


Un rincón de la plaza Mayor.


Soportales.


Otra vista de la Plaza Mayor de Cuenca de Campos.


Vivienda con soportales en una atípica plaza mayor cruzada de lado a lado por una carretera. comarcal.


Ayuntamiento de Cuenca de Campos. Y también escuela infantil. Edificio del siglo XVIII, reformado y adaptado a los tiempos modernos, cuyo reloj de la fachada procede de la iglesia de Santa María del Castillo. Los escudos de armas, eso sí, han conservado su protagonismo.