Madurodam: Holanda a escala 1:25 (mayo de 2010)



La esencia de los Países Bajos está concentrada con mucha gracia en el parque temático de miniaturas con más solera de Europa. Madurodam, en el distrito de Scheveningen de La Haya, es un resumen representativo de Holanda. Un mundo de juguete que inició su andadura el 2 de julio de 1952 y hace las delicias de grandes y pequeños. La memoria de George John Lionel Maduro, un activo miembro de la resistencia durante la ocupación nazi, motivó su nacimiento. El único vástago de una acomodada familia de Curaçao una de las islas caribeñas que compusieron las ya disueltas Antillas Holandesas, falleció en el campo de concentración de Dachau, víctima del tifus, un día de febrero de 1945. Joshua y Rebecca, sus progenitores, inspirados por la experiencia británica de Beaconsfield, idearon entonces esta pequeña contribución al recuerdo eterno de su hijo, un homenaje para la posteridad que vehicularía paralelamente la captación de fondos para una fundación holandesa, la de Mrs. Boon-van der Starpm, contra la tuberculosis. Y al apellido, Maduro, se le añadió el tan común “dam” (traducible por “dique”, “presa”,…) holandés. Así nació Madurodam. De los más de 21.000 metros cuadrados del parque original, en la actualidad ocupa más de 62.500 que al año acoge unos 700.000 visitantes.


Uno de los Molinos de Kinderdijk, en primer plano, con la esbelta torre Euromast de Rotterdam al fondo y el Van Brienenoordbrug (uno de los puentes de Rotterdam) a la derecha. Se intuyen muchas construcciones de esencia "particular".

La propuesta es más que una “plantá” de muñequitos, construcciones y monumentos fabricados en resina (originalmente la madera era la materia prima favorita, pero con el paso de los años ha ido imponiéndose el material sintético dados los treinta años de vida que las muestras vienen permaneciendo de media a la intemperie). En su trazado, donde conviven cuatro "barrios" (Centro, el que reúne los grandes monumentos del país; el Área Recreativa, con las grandes atracciones, naturales y artificiales, de Holanda; el Pólder, el de las infraestructuras, fábricas y edificios más modernos; y el Puerto, el de las grandes obras de ingeniería), se suceden escenas de la vida diaria holandesa. Desde eventos deportivos a enlaces matrimoniales, pasando por exitosos conciertos y siguiendo por escenas de paseantes por pintorescas calles llenas de comercios, todo está reflejado en Madurodam. Y cuando se dice todo, realmente es todo. Aquí, por tener, también tienen su particular barrio rojo. El discurrir del calendario no le resulta ajeno a Madurodam, cuyas instalaciones y espacios ajardinados se adaptan a lo que dicte cada una de las cuatro estaciones. El parque en sí evoluciona entre restauraciones y nuevas infraestructuras. En 1996, sin ir más lejos, se abrió una ampliación y no hace muchos años que se inauguró el “nuevo” aeropuerto de Schiphol (dos años y medio de minucioso curro, comenzando por trasladar los planos originales a la escala oficial). Un equipo de 35 personas se encarga específicamente de los trabajos de construcción y mantenimiento. Que la actual reina del país, Beatriz, se convirtiese en la alcaldesa honorífica de Madurodam cuando tenía 14 años, contribuyó a realzar la notoriedad de esta particular ciudad. Beatrix (así se dice en neerlandés) dimitió en 1980, cuando ascendió al trono, pero la familia real orange ha seguido muy ligada al proyecto. Desde que abrió sus puertas, se calcula que más de diez millones de personas han pasado por sus instalaciones. España, según nos contaron, es el segundo país de fuera de Holanda que más visitantes aporta: un 6% frente al 5% de la India, el 4% de Gran Bretaña o el 3% de Francia. Hace unos años, la dirección puso en marcha "Madurodam by light", un recorrido de unos 20 minutos de noche en el que, mediante proyecciones, láseres, luces controladas por ordenador y sonido, la ciudad cobra aún más vida para contarnos la historia de Hansje Brinker.

Con Ámsterdam y Rotterdam a la cabeza en lo que a representación se refiere, Madurodam es una excelente manera de profundizar en el patrimonio holandés, ya sea material o espiritualmente. Un marco inmejorable para conocer los monumentos que más simpatías generan en el imaginario colectivo del país. Un puzzle de procedencias diversas que convergen y fraguan en Madurodam. Hay de todo. Y todo enumerado, entre el 1 y el 198. Desde iglesias hasta ayuntamientos, desde palacios hasta fábricas. Encontraremos todo tipo de medios de comunicación, desde bicicletas hasta aviones (15), pasando por coches y camiones (4.452). Veremos viejos molinos y modernos aerogeneradores de electricidad, nos sorprenderá la presencia de una plataforma petrolífera y alucinaremos con la reproducción de los toboganes del parque acuático Tikibad Duinrell de Wassenaar, el complejo de toboganes cubiertos más grande del mundo. En Madurodam hay plazas, hay puentes (27), hay bosques, hay bancos, hay comercios, hay campos de golf, no falta el zoológico ni tampoco las patrullas policiales ni la cuadrilla de bomberos que solventa un incendio en una embarcación. Como también cuenta con astilleros, hospitales y hasta Universidad, la de Leiden, se podría afirmar que a Madurodam sólo le falta cobrar vida para ser una ciudad más en el planeta. La ilusión cobra fuerza, eso sí, con los ingenios que agitan algunas figuras y mueven los trenes y los barcos, potencia el tráfico fluido de sus autopistas y le da vida a su aeropuerto. Y todo todito todo a escala 1:25, la pauta que marca las dimensiones de un lugar que conviene no perderse.





Una tradición neerlandesa cuenta que un niño de ocho años llamado Peter, cuando iba de camino a su casa, se encontró con un pequeño agujero en un dique. Temiéndose que naciera una grieta y el dique acabara cediendo, provocando una inundación, Peter (respetamos la información que hemos encontrado en Internet, pero en los folletos del propio parque hablan de Hans Brinker) tapó "la pitera" con su dedo y permaneció toda la noche al raso, bajo un intenso frío, hasta que un campesino se lo encontró por la mañana, dio la voz de alarma y se arregló el dique. Peter se convirtió en un héroe para un país célebre por su batalla para ganarle terreno al agua. En 1952, sin ir muy lejos, unas inundaciones dejaron más de 1.500 muertos. Y un refrán dice "Dios creó el mundo, pero los holandeses crearon los Países Bajos". Gran parte de Holanda se encuentra bajo el nivel del mar. El aeropuerto de Ámsterdam, de hecho, está cuatro metros por debajo.


Los accesos a Madurodam. El parque, "escondido" entre diques de hierba, se encuentra en Scheveningen, uno de los nueve distritos que forman La Haya y que cuenta (seguimos hablando de Scheveningen) con una sorprendente playa de arena blanca de la que hablaremos en un futuro.


Los accesos a Madurodam: su afamado logo y el faro que corona uno de los diques (simulados, por supuesto) que rodean todo el parque temático. El edificio de entrada se inauguró en 1996.


Lo primero que nos encontramos al ingresar en el recinto es algo así. ¡Guau! A la izquierda, el faro Vuurtoren de Ameland (1880).


La torre Euromast de Rotterdam (c), el puente de Erasmo (izda, en segundo plano) de la misma ciudad (que es transitable por humanos y nos permite ganar diferentes perspectivas)... Dos referentes entre otros muchos, como la Estación Receptora Ziggo (la torre metálica de la derecha, de un operador de televisión por cable).


Casa natal de Georges Maduro en la isla de Curaçao. A la derecha, un relieve del joven.


Dos visitantes comentan una de las construcciones en miniatura de Madurodam.


El Palacio Real (Koninklijk Paleis) de Ámsterdam, uno de los cuatro de los que dispone la actual reina y referente de las cámaras fotográficas cuando alcanzan la célebre Plaza Dam.


Menudo nivel de detalle... El edificio que se observa en primer plano es la Helpoort de Maastricht, una vetusta (1229) y afamada puerta de entrada a la ciudad que, de hecho, es la más antigua de los Países Bajos. Detrás, la Basílica de Nuestra Querida Señora (Onze-Lieve-Vrouwebasiliek), también en Maaastricht, oriunda del siglo XI y con antecedentes romanos, en tanto que en su construcción se emplearon las piedras de una antigua fortaleza romana que ocupaba el lugar.


El Nationaal Monument op de Dam de Ámsterdam (1895) preside una rotonda en Madurodam. Esta composición es conocida como The Dam y tiene el Palacio Real de Ámsterdam a la izquierda.


Fachadas singulares inspiradas en casa reales de las diferentes ciudades holandesas. No hay casa famosa que no tenga su correspondencia a escala en Madurodam.


No podían faltar los canales. Los más célebre también están presentes en Madurodam, aunque no es el caso de éste de la fotografía. Diferentes tipos de peces campan a sus anchas por las aguas, creando curiosos contrastes con los barquitos que transitan por ellos.


Un café en un hermoso rincón con una generosa sombra: la Plaza Amalia. Lo que para nosotros no pasa de bonsai, para las figuritas es un esbelto árbol centenario. Este fue plantado en 2004, con motivo del nacimiento de la princesa Amalia, la que bautiza la plaza. En ella encontraremos la representación de la Delftlandhuis, una casa antigua en el casco viejo de Delft; la meca holandesa de la cerámica. También la famosa Taberna Bols, de Ámsterdam; la tienda de golosinas Jamin y la fachada del museo regional, en Sommelskdijk. Sobre los árboles, de los que hay plantados 5.236 (datos de 2010) hay que añadir que se mantienen a una altura máxima de 60 centímetros.


Puestos a hacer comparaciones...


Lo dicho, el nivel de realismo es altísimo y no faltan ni los carriles bici.


Madurodam también tiene su "barrio rojo" y está donde la representación del barrio de Jordaan de Ámsterdam.


Máximo detallismo publicitariamente solidario: el dinero de esta "otra forma" de publicidad que no es sino el reflejo de la realidad va destinado a los proyectos sociales de Madurodam.


¡Vivan los novios! Una representación de una boda en el Woord en Beeld Kerkje, templo de Allingawier (pequeño pueblo de la provincia de Friesland) construído en 1635.


Jachthuis Sint Hubertus (Pabellón de caza de San Huberto, curiosamente el patrón de la caza), una obra del arquitecto Pieter Berlange en 1920 que se encuentra en Ede y es uno de los grandes atractivos del parque nacional Hoge Veluwe. Se trataba, al parecer, de la residencia de campo de Anton y Helene Kröller-Müller.


Otra vista de las muchas posibles en Madurodam: el Palacio de la Paz (Vredespaleis) de La Haya.


Sint Jan Basiliek (Den Bosch), de 1380.


Espacios ajardinados y zonas residenciales.


Sint Jan, a ras de suelo.


Un posadito a modo de referencia juntoa la torre de la catedral de Utrecht.


Dos visitantes observan el tráfico de camiones de una zona de autovías. Detrás se observa la torre de control del aeropuerto de Schiphol, de Ámsterdam. En Madurodam, como ciudad que se precia, también hay un generoso aeropuerto (a escala, claro), donde operan los aviones de la KLM.


El voetbalstadion de Madurodam, el campo de fútbol sin un equipo concreto (aunque alguien nos comentó que estaba inspirado en el de Eindhoven). El balompié como algo universal... Salvo que juege la selección 'orange', claro. El estadio tiene capacidad para 20.000 espectadores... o figuritas, mejor dicho, pero durante este partido hay 6.000. Las estadísticas del parque indican que expuestas tienen 16.000, aunque la población de Madurodam sería de 66.000.


Concierto de pop. Tocan los Golden Earring. ¡El público baila!


Plataforma petrolífera de Groningen.


Una planta química, una vieja planta eléctrica, el Euromast, la sede de National Nederlanden (una miniatura que tardó en construirse cuatro años)...


Raadhuis de Hilversum, levantado en 1931 por Willem Marinus Dudok. Este ayuntamiento es una joya arquitectónica por la propuesta que se hizo en su momento.


Muchos puentes y pasarelas salvan las aguas de canales de intenso tráfico de barcos y barcas, hasta cuarenta en todo el parque.


Transportes varios. No faltan las grandes infraestructuras. Madurodam cuentan con 4.250 metros de vías de tren y tranvía (en 1952 eran 2.400) en los que se han colocado 80.000 traviesas. En lo referente a tranvías, la ciudad cuenta con tres líneas en las que operan cinco tranvías. Sobre los trenes, Madurodam tiene una vía principal (por la que funcionan trece convoyes) y seis secundarias.


Esclusas y transbordadores.


Los peces que "campan" libremente por todos los canales parecen enormes ballenas en comparación a los barcos.


... Y los pájaros que se posan en Madurodam parecen gigantescos monstruos mitológicos. Curiosamente interactúan con el entorno sin coger nada, respetuosos ellos. Aquí, uno junto a un prado de vacas vecino de uno de los tres molinos de Kinderdijk ("Kinderdijk" en neerlandés significa "dique de los niños"). Estos molinos son una obra de ingeniería de 1672.


Molinos y helipuertos, con viaductos para el tren de alta velocidad al fondo.


Dos figuritas observan el watermolen (molino de agua) de Haaksbergen desde un banco. Chulísimo el nivel de detalle. Es éste un molino de doble noria, donde una se encargaba del trigo y otra del aceite. Se construyó en 1548 y sigue en activo, aunque fue restaurado en 1988.