La Laguna Negra. Ubicación geográfica de este espectacular enclave de la geografía española. Las viejas montañas del Sistema Ibérico son ricas en espacios alucinantes. Su Sierra de Urbión no es una excepcición. Para llegar no hay pérdida: hay que buscar la carretera que conecta la población de Vinuesa con el Puerto de Santa Inés, en cuyo margen izquierdo se encuentra la indicación. Desde Vinuesa se puede ir también por una serie de pistas asfaltadas que pasan junto a la Casa del Parque y que, en esencia, son paralelas a la anteriormente citada carretera [Mapas VíaMichelin].
Hacia la Laguna Negra. La caretera SO-830 asciende desde la población de Vinuesa hasta hasta el Puerto de Santa Inés. Un entorno rico en masas forestales con las vistas sobre algunas de las grandes cumbres, aún nevadas, de estas grandes sierras del Sistema Ibérico. Foto tomada por el acompañante del conductor.
Hacia la Laguna Negra. A mano izquierda, tras unos kilómetros circulando por la SO-830, en un lugar llamado Raso de las Pinadas, sale la pista perfectamente asfaltada indicada que nos conduce hasta este entorno natural de gran valor. Circulando por esta pista, llamada de La Cabaña, en algún momento llegaremos al cruce con la tradicional ruta de ascenso, hoy centrada en albergar las bajadas en época de alto número de visitas. Foto tomada por el acompañante del conductor.
Hacia la Laguna Negra. Rumbo al llamado Paso de la Serrá por esta Pista de la Cabaña. Foto tomada por el acompañante del conductor, como varias de las siguientes y como alguna que aparecerá en la parte final.
Hacia la Laguna Negra. Ganado vacuno cruzando la pista sin prisa ni miedo.
Hacia la Laguna Negra. La carretera sigue ganando altura sin prisa y sin pausa y poco a poco entra en un tramo más despejado de bosque. Un tramo que progresivamente va regalando grandes vistas sobre las grandes cumbres de la Sierra de Urbión.
Paso de la Serrá. En este punto, en épocas de gran afluencia de visitantes, se corta el tráfico: los coches tienen que aparcar aquí y, para llegar al entorno lagunar, casi dos kilómetros más arriba, o puedes subir andando o puedes coger un servicio de bus con salidas programadas. Estamos a 1.640 metros de altitud, en una cota que por la existencia de dos rutas podría albergar un puerto de doble vertiente. No muy lejos existe un restaurante. Una de esas casetas (izquierda) también ofrece comidas y bebidas.
Paso de la Serrá. En este punto, en épocas de gran afluencia de visitantes, se corta el tráfico: los coches tienen que aparcar aquí y, para llegar al entorno lagunar, casi dos kilómetros más arriba, o puedes subir andando o puedes coger un servicio de bus con salidas programadas. Estamos a 1.640 metros de altitud, en una cota que por la existencia de dos rutas podría albergar un puerto de doble vertiente. No muy lejos existe un restaurante. Una de esas casetas (izquierda) también ofrece comidas y bebidas.
Paso de la Serrá. En este punto, en épocas de gran afluencia de visitantes, se corta el tráfico: los coches tienen que aparcar aquí y, para llegar al entorno lagunar, casi dos kilómetros más arriba, o puedes subir andando o puedes coger un servicio de bus con salidas programadas. Estamos a 1.640 metros de altitud, en una cota que por la existencia de dos rutas podría albergar un puerto de doble vertiente. No muy lejos existe un restaurante. Una de esas casetas (en esta foto, derecha) también ofrece comidas y bebidas.
Hacia la Laguna Negra. La ruta sigue subiendo desde el Paso de la Serrá (al que curiosamente se llega tras una leve bajada): es un 1,8 kilómetros casi rectilíneos que en su kilómetro final presentan un 9,1 de pendiente media.
Hacia la Laguna Negra. El entorno es precioso: grandes montes circundantes se intuyen entre un bosque de pinos bastante denso. Estamos en uno de los enclaves donde más masa boscosa de estas características se concentra de toda la península.
Un arroyuelo baja raudo, serpenteando entre los árboles. Este cauce nace en la misma Laguna Negra y recibe el mismo nombre.
Hacía la Laguna Negra. Caminantes.
Hacía la Laguna Negra. Un tramo de la parte final que asciende al entorno de la laguna desde el Paso de la Serrá.
Hacía la Laguna Negra. Árboles.
Hacía la Laguna Negra. Sí había caído una buena nevada unos días antes, sí...
Hacía la Laguna Negra. Por la carretera.
Hacía la Laguna Negra. Árboles. Pegatina "Quema tu coche, usa tu bici" en el reverso de una señal de tráfico.
Hacía la Laguna Negra. Panorámica sobre la amplia curva que rompe el ascenso rectilíneo desde el Paso de la Serrá. Es un punto de gran pendiente.
Hacía la Laguna Negra. El Pico Urbión (creemos que es el pico Urbión) emerge, en el horizonte, sobre las copa de los árboles.
Hacía la Laguna Negra. Márgenes nevados. Muchísima concentración de pino alvar. Junto al arroyo crecen sauces y servales.
Hacía la Laguna Negra. Entre los troncos de los árboles vecinos, rocosas cumbres cercanas que rondan los 2.000 metros.
Hacía la Laguna Negra. Paisajes cercanos. Un sitio maravilloso.
Hacía la Laguna Negra. Nos desviamos de la ruta asfaltada y nos acercanos al arroyo cercano que nace en la Laguna Negra. Un sendero sube desde el aparcamiento hasta la Laguna Negra, un sendero que juega en algún tramo con este arroyo. Ese sendero es una alternativa a la carretera.
Hacía la Laguna Negra. Deshielos sobre musgos y riscos.
Hacía la Laguna Negra. Efecto ojo de pez sobre las montañas cercanas, aprovechando un pequeño claro en el bosque.
Hacía la Laguna Negra. Las montañas cercanas, aprovechando un pequeño claro en el bosque.
Hacía la Laguna Negra. Las montañas cercanas, aprovechando un pequeño claro en el bosque.
Hacía la Laguna Negra. Alcanzamos el claro donde se acaba el asfalto y se encuentra un parking mínimo, mínimo. Aquí es donde llega el autobús que sube desde el Paso de la Serrá. En sus cercanías, esa caseta con refrigerios. A su vera, un sendero transitadísimo nos deja junto a la Laguna Negra.
Hacía la Laguna Negra. Alcanzamos el claro donde se acaba el asfalto y se encuentra un parking mínimo, mínimo. En sus cercanías, esa caseta con refrigerios. A su vera, un sendero transitadísimo nos deja junto a la Laguna Negra.
Hacía la Laguna Negra. Gran cantidad de nieve, y muy vírgen, en algún punto de esta zona.
Hacía la Laguna Negra. En los entornos del aparcamiento, se abren algunos claros en el bosque que concentran mucha nieve. Estamos a unos 1.750 metros de altitud.
Hacia la Laguna Negra. El senderito final que arranca en el aparcamiento: de hecho ese senderito es circular. A mano izquierda viene a caer la llamada Senda del Bosque a la Laguna Negra, la que arranca en el aparcamiento inferior. La Laguna Negra está a apenas 200 metros.
Hacía la Laguna Negra. Entornos boscosos.
Hacía la Laguna Negra. El camino en este punto presenta una suerte de empedrado...
Hacía la Laguna Negra. Otro torrente de agua que nace del deshielo...
Hacía la Laguna Negra. La Laguna Negra se encuentra tras esas grandes rocas, entre las que hay unas escaleras. Con la nieve y el hielo era un tramo algo complejo esa mañana sin el calzado adecuado...
Hacía la Laguna Negra. Una madre ayuda a una de sus hijas a superar los últimos escalones antes de alcanzar la Laguna Negra.
La Laguna Negra. Sin palabras. Qué maravilla.
La Laguna Negra. Un sitio precioso. Merece la pena mucho la visita. Estamos ante un tesoro de la naturaleza y el paso del tiempo, una laguna de origen glacial que recibe su nombre del color de sus aguas en invierno.
Laguna Negra. Panorámica.
Laguna Negra. Las aguas.
Laguna Negra. Una vista de las paredes de rode enfrente entre la vegetación de la orilla opuesta. Al final nos encontramos en un espacio aún por debajo de los 2.000 metros. Pero no muy lejos quedan los 2.105 metros del Risco Zorraquín.
Laguna Negra. El senderito panorámico acondicionado.
Laguna Negra. Es complicado dejar de disfrutar de esos entornos tan superlativos... y lamentar no tener tiempo para poder acudir al mirador de la Laguna Negra y todo su entorno, montaña arriba.
Laguna Negra. Toda ésta es un área de especial protección medioambiental. No es fácil la convivencia con los visitantes, siempre acaba generándose algún residuo por negligencia o por fatalidad. Pero en general el entorno está bastante cuidado por todo el que allí acude. Cada año, en verano, además, la Laguna Negra es la sede de una travesía a nado. La cita, el primer domingo del mes de agosto. Y desde hace 64 ediciones.
Laguna Negra. Pequeña concentración rocosa en la zona donde acaba naciendo el arroyo de la Laguna Negra que veíamos antes.
Laguna Negra. Pequeña concentración rocosa en la zona donde acaba naciendo el arroyo de la Laguna Negra que veíamos antes.
Laguna Negra. Un grupo de personas salta sobre el paso hecho con piedras en el punto donde nace el arroyo de la Laguna Negra. Como se aprecia, la ruta hacia el Pico Urbión también pasa por ahí. Toda esta zona es un paraíso para el senderismo. Desde aquí el Urbión dista unos diez kilómetros.
Laguna Negra. Si tomamos la foto anterior hacia el otro lado, el izquierdo, proseguimos el sendero panorámico que nos permite caminar un trecho junto a la Laguna Negra. Aquí, ya de vuelta hacia el entorno del aparcamiento superior que veíamos antes.
Dejando atrás la Laguna Negra. Buena nevada días atrás, sí...
Dejando atrás la Laguna Negra. Foto tomada por el copiloto para mostrar el estado de la pista que baja hasta Vinuesa por la Casa del Parque (cuya entrada es gratuita, por cierto, por abonar los cuatro euros del aparcamiento de la parte de arriba). La bajada desde el Paso de la Serrá, sentido único, presenta varias herraduras y va a dar a esta pista que, en un momento posterior ya pasado el desvío hacia la carretera por la que llegamos al comienzo de este post, presenta un tramo roto, casi sterrato.
Dejando atrás la Laguna Negra. La Casa del Parque 'Laguna Negra y Circos glaciares de Urbión'. Un espacio musealizado muy interesante para conocer más sobre la historia de estas montañas, tanto desde el punto de vista geológico, geográfico, humano y hasta cultural.
De vuelta de la Laguna Negra: Vinuesa. Foto tomada desde el asiento trasero de un vehículo.
Entre el 21 de septiembre de 2007 y el 22 de noviembre de 2009, el diario extremeño Hoy vino publicando todos los domingos un gran reportaje en el que, bajo el nombre de "El País que nunca se acaba", el periodista Juan Ramón Alonso de la Torre ofrecía a través de una doble página otra mirada hacia diferentes pueblos extremeños y del este portugués, la afamada raia.
Descubrimos un día por casualidad esa sección, pero sus historias nos acabaron generando una gran adicción que sólo encontraban satisfacción cada siete días. Y de esa simpatía nació el ánimo de compartir experiencias y fotografías por la Península Ibérica.
Y cómo llamarlo, pensamos. La solución, inspirados por los escritos de J. R. Alonso de la Torre, no podía ser otra que El País que nunca se acaba. Sea éste, por tanto, nuestro modesto reconocimiento a tan interesante "otra mirada" hacia la realidad. Y una llamada a las bondades de la península y el mundo. Nunca se acabará el mundo para la mirada inquieta y ávida de experiencias.
