Pozoamargo. Aunque también hemos visto alguna referencia como Pozo Amargo. Ubicación geográfica de esta pequeña población cercana a la Autovía A-31 (Madrid-Alicante) y adscrita a la no muy publicitada comarca de La Manchuela Conquense. Aunque, cosa curiosa, de primeras no aparece. Su vinculación le llega a través de una denominación de origen fundamentalmente vinícola. Una población que no llega al medio centenar de habitantes y que, otra cosa curiosa, en los últimos censos ha ganado en empadronados tras protagonizar una curva descendente que repunta. Levemente, sí; pero rompe una dinámica que suele afectar a la gran mayoría del mundo rural estatal. Pozoamargo puede presumir de tener siete habitantes más que en 1991, año de un censo que se tornó descendente hasta 2005. [Mapas VíaMichelín]
Las lluvias de la primavera le han sentado pero que muy bien a los campos de la Manchuela Conquense, más llanos por estos pagos y más quebrados y sinuosos no muy lejos.
Pozoamargo. Callejero que nos recibe en el acceso por el cementerio municipal y que reúne los principales atractivos monumentales del municipio. Un paseo muy agradable con buena temperatura.
Abrevadero para el ganado y también pozo de piedra añeja, porosa pero sólida. ¿Será el del nombre?
Junto a ese surtidor de agua rústico, un pequeño parque engalanado con aperos del campo nos regala agradables y frondosas sombras.
Una cruz típica de via crucis, peregrinaciones y romerías es una más en una secuencia imparable y periódica en la calle Barrio. Al fondo, sobre los tejados, aparece la iglesia de la Santísima Trinidad.
Calle Barrio. Parque infantil junto al consultorio de salud y frente al restaurante La Vereda, del que hablaremos ahora. Este parque, en todo caso, es un magnífico lugar para reposar con los peques.
Restaurante La Vereda. Una magnífica alternativa a la cercana área de descanso en la que manda un negocio de restauración y una gasolinera, siempre más impersonales. Este negocio es otro mundo, con mucho más sabor a pueblo y mejores precios. Las calidades, magníficas. El sino de las vías rápidas de comunicación por carretera, con sus rodeos, variantes y circunvalaciones a los pequeños pueblos, ha convertido los grandes templos de la pausa en anécdota o historia. Las beneficiadas, las áreas de servicio que muchas veces tienen detrás grandes firmas del sector. Sí se puede optar por otra opción, por qué no probarla. Esta es una opción.
El interior de La Vereda. Se acerca la hora en que muchos parroquianos de edad madura vienen al café, el lícor y la partidita. Qué lujo.
Entrecot con patatas. Carne de una calidad magnífica. Y por dos duros. La ensalada, con productos de huerto. Increíble.
Pozoamargo. Plaza del Árbol. Precioso nombre para un espacio urbano.
Un útil de las faenas agrícolas, convertido en monumento urbano. Opción barata, sentimental y estéticamente respetuosa con el espíritu del entorno. Mucho mejor que algunos horrores que se ven por las rotondas de España, aberraciones de dudoso sentido estético.
Viviendas y garajes en la plaza del Árbol. Y detrás, el puro campo.
Cruz de piedra en la calle Barrio.
Nave de usos agrícolas en estadio ruinoso.
Pozoamargo.
Vista del cercano (a un kilómetro, más o menos) Santuario de la Virgen de la Cabeza, la patrona de Pozoamargo y atractivo turístico de la población. Como estas ubicaciones nunca son casuales, el templo se ubica en lo alto de un cerro de vegetación adehesada que ya contaba con asentamientos probados en la Edad de Bronce. Además Pozoamargo, lo que hoy es, se encontraba en una importante ruta de comunicación de la época romana, la que unía la actual Cartagena con Segóbriga. El puerto con las minas. Y viceversa. Y buenos caladeros de otras materias primas y productos de primera necesidad por el camino... Como los vinos de Pozoamargo.
Doblamos una esquina en una calle con tendencia curva y abordamos la atípica plaza Mayor. Y a un lado, la iglesia de la Santísima Trinidad.
Pozoamargo. Plaza Mayor.
Casa Sandoval. Otra muestra de casa palacio surgida del asentamiento aquí de varias familias nobiliarias entre los siglos XVII y XVIII.
Detalle heráldico en una fachada de la plaza Mayor de Pozoamargo.
Hermosísima y llamativa edificación en la plaza Mayor de Pozoamargo: la Casa Cotillas. Estea vivienda de dos alturas destaca por su portada, su enorme escudo heráldico que recuerda la alcurnia de viejos inquilinos o los trabajos de forja de sus ventanales. Ese remate en plan piedra no es original: algunos fotos antiguas no lo recogen, por lo que inferimos que se trata de alguna restauración/rehabilitación de su fachada en tiempos relativamente cercanos.
El acceso a la Casa Cotillas.
Iglesia de la Santísima Trinidad, presidencial en la plaza Mayor y tan sencilla de factura como ecléctica en cuanto a soluciones. Ya saben, la evolución histórica. Sorprende que destaque tan poco su campanario con respecto al resto del conjunto.
Un acceso, el principal, a la iglesia.
Iglesia de la Santísima Trinidad.
Pozoamargo. Ayuntamiento. Junto a la plaza Mayor y la iglesia, en otra plazuela que se abre inmediata. Vecina. Pero con otra denominación: la plaza del Ayuntamiento. Aquí también está el banco, la parada del bus y, casi casi, el estanco.
Acceso a una "cochera" en la plaza del Ayuntamiento.
Superposiciones y formas en la iglesia de la Santísima Trinidad. El crucero es el que manda en este templo.
Crucero, por fuera, de la iglesia.
Una ventana de rejería antigua.
Puerta Sureste de la iglesia.
Iglesia de la Santísima Trinidad. La torre. Por lo visto es la parte más antigua y se remonta al siglo XVI.
Campanario.
Olivo ornamental en la calle del Sol.
El sol refulge con esplendor sobre la calle del Sol.