Murcia. Ubicación geográfica de la capital de la Región de Murcia. La séptima ciudad más poblada de España, gracias a sus más de 430.000 habitantes (datos a 1 de enero de 2013), y poseedora de un área metropolitana formada por diez municipios y muchísimas pedanías que rozan los 700.000 pobladores en su conjunto. Murcia es la capital de La Huerta, así con mayúsculas, una comarca histórica célebre por sus productos agroalimentarios. Una centuría atrás se ejemplificaba con la huerta de Murcia, y también con la de Leganés (hoy inexistente, comida por pisos y más pisos, esa es la herencia de su subordinación al área metropolitana de Madrid). Sus frutales y hortalizas, regados por las aguas del menguante río Segura, han alimentado España y Europa durante décadas... Y eso que originalmente buena parte de esta zona no era aprovechable por tratarse de terrenos pantanosos. Los musulmanes y su maestría con las infraestructuras hidráulicas iniciaron el camino de la prosperidad. De Murcia también se suele hablar por ese extraño pique regional tan histórico como estúpido con la no muy lejana, apenas 55 kilómetros, pero sí mucho más antigua Cartagena.
Rincón de Pepe. Un hotel asociado a la cadena Tryp en el que nos alojamos en la capital murciana aprovechando una ofertilla para familias que encontramos a través de Internet. Céntrico (calle Apóstoles, número 34) y a 100 metros de la catedral (siendo muy generoso).
Instalaciones de la catedral de Murcia, contempladas desde los exteriores del hotel Rincón de Pepe. Apenas cruzar una calle y una plazuela y listo.
La impresionante torre barroca de la catedral de Murcia (en la que se implicará Ventura Rodríguez y que frisa el centenar de metros de altura), así como esa suerte de girola que forma la célebre Capilla de los Vélez, vistas desde una plaza de los Apóstoles rica en fachadas ostentosas de aires palaciegos que huyen del simple funcionalismo.
Relieves escultóricos en el exterior de la Capilla de los Vélez de la catedral de Murcia. Esta capilla fue añadida entre los siglos XV y XVI.
Plaza de los Apóstoles. Murcia. Un edificio más bien moderno presenta un portal de enjundia histórica. Menudo contraste.
Plaza de los Apóstoles. Un agradable rincón de Murcia vecino de su catedral y anexo, casi, al centro neurálgico-sentimental de la ciudad.
La simpática imagen comercial de La Tienda del Paparajote, gracioso nombre que hace referencia a un producto de repostería típico de la Huerta Murciana: hojas de limón rebozadas y fritas. Seguimos en la plaza de los Apóstoles.
Enfrente del lado sur de la catedral, el antiguo Seminario de San Fulgencio, con sus orígenes en el siglo XVI y mucha actividad en el XVIII. Actualmente, sede de la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza de Murcia.
La barroquísima catedral de Murcia. Realmente catedral de Santa María, interior gótico y exterior rematado en barroco. Estamos ante su vertiente sur. Por hacernos una ídea rápida: vista así transcurre en paralelo al no muy lejano río Segura.
Puerta de los Apóstoles. Acceso de estética gótica. Todos los accesos de todos los templos de Murcia cuentan con presencia de personas que solicitan limosna. Como desgraciadamente en algún caso hemos visto prácticas fraudulentas en los "supuestos" menesterosos, ahí queda el aviso.
Dos jóvenes recogen monedas de una pequeña fuente ubicada en la plaza de los Apóstoles, frente a la puerta del mismo nombre y el edificio que alberga el antiguo Seminario de San Fulgencio.
Catedral de Santa María de Murcia. Un templo gigante y espectacular. Sus 96 metros de torre, rematada en el siglo XVIII sobre una anterior de motivación más medieval, son todo un hechizo para la mirada.
Diego Sánchez de Almazán proyectó esta Puerta de los Apóstoles donde no faltan, claro, los apóstoles en las arquivoltas de la misma.
Decoración exterior de la catedral de Murcia. Variada y compleja.
Un edificio singular de Murcia: el Palacio Roche. Este edificio era la residencia del antiguo Conde de Roche, pero en 2008 fue recuperado, restaurado y transformado en edificio de viviendas. Concretamente 13 viviendas. A la empresa inmobiliaria Obras de Murcia le dieron un premio por un trabajo muy respetuoso y minucioso, cuentan ellos.
La torre de la catedral de Santa María, observada desde la céntrica y peatonal calle Oliver, entre la capilla de los Vélez y el Palacio Roche.
Calle Oliver. Perímetro catedralicio. En algún momento se restauró esta zona y a alguna de las mentes pensantes se les ocurrió que la recuperación tenía que ir más allá. Total, que este es el resultado. Junto a la Capilla de los Vélez, hermosa estética, este mamotreto que ni dice ni aporta nada (aunque por lo menos el interior sí quedó bien). Encima los trabajos dieron que hablar porque, otro iluminado, un tío de 37 años lo vio claro para hacerse de un andamio y material de obra abundante...
Cielos murcianos en la calle Oliver...
La torre de la catedral es sobrecogedora. Casi 100 metros de esbeltez referencia para toda la ciudad... con permiso de las nuevas construcciones más mastodónticas. Y una buena ración de campanas, nada menos que 25.
Catedral de Murcia. Detalles ornamentales de una base de la torre que se lleva siglo y pico de diferencia con la parte superior. Cosas de los trabajos complejos...
Catedral de Murcia. Caminamos por la plaza de Hernández Amores, mucho más conocida por los locales como plaza de la Cruz... El motivo es evidente y "viejuno": lleva ahí desde tiempos medievales. Oculta tras la cruz queda la conocida como Puerta de las Cadenas, acceso de estética plateresca.
Torre y catedral (acceso de la Puerta de las Cadenas) en otra vista desde la plaza de la Cruz.
Los conocidos como Los Soportales. Un pequeño espacio comercial en la calle Salzillo que ocupa los bajos de los edificios sede del museo diocesano y la Casa de los Canónigos. Sí, seguimos viendo parte de la catedral.
Un bebé asiste atentísimo al concierto de un músico callejero oriental.
Otra de la catedral desde la calle Escultor Salzillo. Este hombre tiene de todo en Murcia: monumento, calle, avenida...
Caminando bajo "Los Soportales"...
Fachada engalanada con motivo de la Semana Santa en la calle Escultor Salzillo. Fíjense en el detalle del cuadro colgado en el exterior. Pasa en muchos edificios añejos.
... como en este lateral de la Casa de los Canónigos.
Plaza Cardenal Belluga, el corazon de Murcia y, claro, lugar donde no faltan las terracitas. Catedral y ayuntamiento de Murcia.
Tapices ornamentales engalanan un balcón del Palacio Episcopal de Murcia.
La espectacular catedral de Murcia, en la icónica vista de la plaza Cardenal Belluga. Esta postal visual hace más por la promoción turística que mil casposas galas televisivas de estética José Luis Moreno de las de "Murcia, qué hermosa eres".
El barroco en estado puro. Fachada principal, o imafronte, de la catedral de Murcia. Todas las guías y estudios elogian su singularidad. Es una obra del siglo XVIII que vino a sustituir la anterior y original, dañada por el clima y debilitada por su poca firmeza.
Catedral de Murcia. Detalle exterior.
Esculturas de temática religiosa hacen las veces de pináculos.
Catedral y torre. Torre y catedral. Según nos cuenta el amigo y compañero Edu Casado, el murciano impulsor del magnífico blog deportivo "¿Qué fue de...?", hace unos años un desprendimiento de una cornisa de la catedral provocó el fallecimiento de una persona. No era el primer desprendimiento, claro.
Un paso de Semana Santa de la Cofradía del Amparo (es Viernes de Dolores y ellos mandan) atraviesa la plaza de la Catedral. La Semana Santa Murciana es una de las más célebres de España, en buena parte por la belleza y solemnidad de sus pasos, muchos de ellos esculpidos por el maestro Francisco Salzillo en el siglo XVIII. Tan notoria es que la hostelería se abraza a ella como primer referente del año turístico, antes incluso que a las playas. En Murcia es costumbre que los nazarenos, muchos con la cara descubierta y con ropajes de influencia hortelana hasta para el calzar (lucen enaguas, medias de perizco y calzan esparteñas), vayan repartiendo caramelos, monas y obsequios a los años, cosa curiosa; y también tiene una cofradía que hunde sus raíces, ahí es nada, en el siglo XV: son conocidos como los coloraos.
Catedral y torre. Torre y catedral. Segunda parte. Y con la luz distinta de otra jornada diferente.
Una vista en escorzo el imafronte de la catedral de Murcia. La profusión ornamental salta a la vista.
Interior de la catedral... después de tanta foto exterior ya era hora entrar en el templo... Estamos ante la capilla mayor, allí donde reposa el corazón de Alfonso X. El retablo es una obra neoclásica que vino a sustituir el anterior, renacentista y víctima de un incendio.
La cúpula, sobre el crucero principal.
Un grupo de visitantes (su afluencia es generosa y constante) contempla el interior de la catedral a su paso ante dos de sus muchas capillas.
Iglesia Museo de San Juan de Dios, en la calle Eulogio Soriano. Antigua capilla de influencia barroca de un convento y un hospital.
Curioso y atractivo rosetón-medallón con imagen virginal. San Juan de Dios. La curva sobre la recta. Mucho barroco.
Atractivo edificio de viviendas y oficinas en la plaza Cardenal Belluga.
Casa Guillamón. Vivienda céntrica de comienzos del siglo XX y concebida en estilos variados por el arquitecto José Antonio Rodríguez. Buen ejemplo de eclecticismo en la calle Frenería. Muy cerca de la catedral.
Pequeño callejón que comunica las calles Frenería y San Patricio.
Ornamento heráldico en un lateral del gran edificio que alberga las instalaciones del Palacio Episcopal. Andamos por una calleja que separa éste del ayuntamiento.
Ventana para donativos...
Pequeña y extraña plazuela, Glorieta España, en la que encontraremos esta escultura del Cardenal Belluga obra de Juan González Moreno en 1963. Luis Antonio de Belluga y Moncada, granadino de nacimiento, fue todo un impulsor de Murcia.
Glorieta España. Fuente ornamental. A la derecha, en plena reforma, el edifico del ayuntamiento más institucional. Otro, más administrativo, está en la misma plaza Belluga y es conocido como Edificio Moneo: no pega ni con cola con el entorno, digan lo que digan.
Fuente en Glorieta España, ante el consistorio local.
Saliente construtivo del Palacio Episcopal de Murcia en cuyos soportales se reúnen muchos jóvenes. El edificio que queda a la derecha, de hecho, es un instituto.
Cruzando la avenida Teniente Fromesta con rumbo a la vera del inminente río Segura.
Antigua Casa de Convalecencia, inaugurada en noviembre de 1915 y en la actualidad desde hace unos años instalación universitaria... Sede del rectorado de la Universidad de Murcia.
Una de las muchas esculturas, algunas de dudoso gusto estético, existentes en Murcia. Por las inscripciones de su pedestal ésta debe estar dedicada a las artes.
Murcia. Puente Nuevo, también conocido como Puente de Hierro. Construido en 1903, fue el segundo paso sobre las aguas del Segura con el que contó la ciudad. Hoy, bueno realmente desde 2003, está peatonalizado.
Sede del Colegio de Arquitectos de Murcia, el COAMU. Calle Poeta Jara Carrillo. Siglos atrás albergó la "delegación" de la Santa Inquisición en Murcia.
De camino al Puente de los Peligros sobre el río Segura, y muy cercano, se encuentra el edificio que en su día albergó el Hotel Victoria. Nos cuenta Edu Casado que hoy en día son viviendas de lujo y que justo enfrente se solía realizar la representación del entierro de la sardina. La tonadillera Rocío Jurado, ignoramos si porque tenía una propiedad o por invitación, era una de las más amigas a estar asomada en los balcones durante esa festividad.
Murcia. Puente Viejo o también conocido como de los Peligros. El paso más antiguo sobre las aguas del Segura. El actual, la enésima modificación sobre estructuras anteriores, es obra de Toribio Martínez de la Vega en el primer tercio del siglo XVIII.
El río Segura y sus aguas de inclasificable color... Un paseo junto a sus orillas nos regalará olores y espumas que no nos hacen confiar mucho en la calidad de sus aguas, desgraciadamente. "Pues ha mejorado mucho", nos cuentan. Edu Casado, además de recordar la cuestión del caudal, afirma que en su niñez ha visto bajar cerdos muertos por el agua del Segura.
Junto al Puente Viejo, inmediatamente al otro lado del Segura, se encuentra esta capilla dedicada a la Virgen de los Peligros. Es un templete neoclásico de 1819 concebido por Cayetano Ballester.
La torre de la catedral, casi 100 metros, es toda una referencia en la ciudad y nos regala bonitas estampas. Como ésta de la torre, el Puente Viejo y el río Segura.
Otra vista "from the other side"...
Pasarela peatonal sobre el Segura (ojo, se cimbrea y da cosa, aunque los locales estén más que acostumbrados a su leve bamboleo) que comunica el lado sur d ela ciudad con el Paseo del Malecón y el Jardín Botánico. ¿Adivinan el nombre? Exacto: Pasarela del Malecón.
Restos de viejas edificaciones de índole hidráulica junto al río Segura. Posiblemente viejos molinos.
En los últimos años la Confederación Hidraulica ha acondicionado una de las orillas del río Segura como paseo fluvial, aunque viendo alguna recreación el proyecto no se ha completado del todo... En todo caso, un gran sitio para pasear, correr o montar en bicicleta.
Puente y templete de los Peligros, vistos desde el paseo fluvial del Segura.
El Puente Viejo, con las típicas marcas que nos indican hasta dónde puede subir el agua.
Lo anterior, con más detalle.
Un enorme pez escultórico engalana el cauce del río Segura justo a la altura del Museo Hidraúlico Los Molinos del Río, de entrada gratuita. "La sardina del río Segura", llaman a esta obra de Miguel Llamas con doce toneladas de peso. E inspira toda una serie de reflexiones sobre esculturas poco estéticas en Murcia Capital cuyo cénit llega con una vecina de El Corte Inglés y que es asemejada, con razón, al casco de Darth Vader.
Avifauna fluvial disfrutando del río Segura. Patos, gaviotas (sí, sí... el mar no pilla lejos) y fochas comunes.
Polla de agua.
Las serranías circunvalantes de la Vega de Murcia, vistas desde la zona donde el río Segura vuelve a ser un río no tan domesticado.
Compuertas sobre el Segura...
Caminamos hacia el Paseo del Malecón. Un espacio de la ciudad con raíces en el sistema "defensivo" frente a las crecidas del Segura que atormentaban a los locales allá por el siglo XV. En 1733 se le comenzó a dar este aspecto a un paseo de kilómetro y medio. Un paseo en toda regla.
Junto al Malecón, el Jardin Botánico. Fíjense en este árbol tan majestuoso. Maravilloso. Una catedral de la naturaleza.
Viejo acceso al Huerto de los Cipreses, hoy en día Parque Botánico de Murcia (abierto al público, es un parque más).
La torre de la catedral, contemplada desde el Malecón al atardecer.
Portada del Huerto de las Bombas. Viejo acceso a un desaparecido palacete de recreo que fue el escenario de una batalla el 4 de septiembre de 1706 durante la Guerra de Sucesión. El escudo gigantesto que preside el acceso pertenece al del primer Marqués de Torre Pacheco.
Monumento a San Francisco de Asís en los inicios del Paseo del Malecón. Obra del escultor Manuel Mateo.
Murcia. Ornamento floral. Al fondo se intuye el edificio del Mercado de Verónicas.
Plano de San Francisco.
Mercado de Verónicas. Murcia. Esta instalación cumple sus primeros cien años de existencia... aunque sea parcial. Comenzó a ser construido en 1914 y no fue acabado hasta tres años después. Vamos, que es coetáneo a la Primera Guerra Mundial. Una obra de Pedro Cerdán Martínez.
Murcia. Murallas de Verónicas. Restos de un tramo del cerco defensivo hispano-musulmán de la ciudad. Del siglo XII. Hay otros restos de lienzos y recintos defensivos por la ciudad.
Iglesia de San Pedro, en la plazuela del mismo nombre. Una de las más estéticas y autónomas (con respecto a su entorno y desde un punto de vista urbanístico) de toda la ciudad. También muy protagonista durante la Semana Santa de Murcia. Y por supuesto, aunque una profunda reforma cambió todo el conjunto en el siglo XVII, de los más viejos: se remontan sus orígenes nada menos que a la reconquista.
En los exteriores de San Pedro se congregan durante la Semana Santa vendedores de flores y palmas. En la valla de un solar, decorada con motivo procesionales, se amontonan algunas palmas elaboradas para su venta por un mañoso artesano.
Plaza de las Flores de Murcia. Uno de los rincones predilectos para el cañeo, el tapeo y el vermú. Por cierto, en Murcia se pagan las tapas.
La fuente ornamental que preside la plaza de las Flores. Hoy en día su nombre es pura anécdota, aunque durante años fue una pura verdad; como siglos antes, sobre todo en el medievo, cuando este espacio de la ciudad era conocido como plaza de las Carnicerías porque aglutinaba buena parte de esta actividad en Murcia.
Balcones engalanados con motivo de la Semana Santa...
Plaza de las Flores. Escultura de una mujer dándole de comer a los pajaritos con la torre de San Pedro detrás. Y la terraza del Fénix, claro, garito mítico.
Concurridísima plaza de las Flores. Hermosas fachadas nos endulzarán el reposo.
Pegatinas de hormigas en una terraza en la plaza de las Flores. Curiosa decoración.
Despedidas de soltera en la plaza de la Flores. Al fondo, comunicadas directamente y casi prolongación una de la otra, la plaza de Santa Catalina.
Plaza de Santa Catalina, un espacio de la ciudad donde tenían lugar las proclamas reales y demás. Al fondo, la iglesia de Santa Catalina, originalmente una mezquita musulmana por lo visto.
Escudo preconstitucional en la base del esbelto monumento a la Inmaculada Concepción que desde 1954 preside la plaza antiguamente conocida como plaza Monassot y plaza Mayor.
La iglesia de Santa Catalina.
Monumento a la Inmaculada Concepción y edificio sede de La Unión y El Fénix. Este gran edificio se levantó en el solar donde en el pasado se encontraba la sede de Contraste de la Seda, la compañía que gestionaba este mercado pujante en Murcia en siglos pasados.
Plaza Santa Catalina. Otra vista.
Nos vamos de tapas y ponemos rumbo al Zaher, entre las calles Jiménez Baeza y Riquelme.
Cervecitas con pastel de carne, un plato típico de la gastronomía murciana... que empacha bastante.
Terracitas y tapeos en la calle Ruipérez, antigua calle de las Mulas.
Interior de la Bodega Pepico del Tío Ginés.
Tomando algo en la Bodega Pepico del Tío Ginés. Esta tapas son muy típicas de esta pequeña pero sin embargo famosa bodega de Murcia. En activo desde 1935, nada menos.
Camaremos en acción dentro del Pepico...
Callejeando por el casco viejo de Murcia, tomado por edificios "nuevos". Plaza José Esteve Mora, calle Platería y arranque de calle Calderón de la Barca.
Plaza de San Bartolomé. Iglesia de San Bartolomé.
Casa de Andrés Almansa, antiguo Colegio de las Luisas y actual Cámara de Comercio desde 1993. Edificio modernista ideado por Pedro Cerdán y levantado entre 1906 y 1908.
Una céntrica calle murciana de curioso nombre: de la Sociedad.
Terraza de una de las Confiterías Roses, un buen sitio para desayunar y negocio con tres generaciones endulzando la vida al respetable. Ésta, concretamente, se encuentra en la plaza de Puxmarina, que nace junto a la calle de la Sociedad.
Contrastes entre lo nuevo y lo viejo.
Un edificio de usos señoriales recuperado para la causa urbana...
Callejeando por el centro de Murcia.
Decoración en una papelera... que nada tiene que ver con el escudo oficial de Murcia. Bueno, algo: el castillo sí figura en él. Pero evidentemente con otra interpretación menos "moderna".
Arco de San Juan. El arco es real y se intuye en la imagen, pero este edificio ante todo y sobre todo es un hotel. Bastante majo, por lo que hemos leído. Y segurísimo: enfrente hay una comisaría de policía. Andamos por la plaza Ceballos.
Edificio de aires "fin de siglo" y bastante descuidado en la calle Simón García.
Monumento a Salzillo en la plaza de Santa Eulalia. Este escultor es uno de los hombres más ilustres que ha dado Murcia.
Plaza de Santa Eulalia. En esa estructura metálica que se aprecia al fondo se exponen, musealizados, otros restos de la vieja muralla de la ciudad.
Iglesia de Santa Eulalia, de mediados del siglo XVIII. Acceso principal de evidencias barrocas.
Iglesia de Santa Eulalia.
Detalle heráldico en la esquina de un edificio (edificio Santa Eulalia, obra de Obras de Murcia) en la confluencia de la calle Vitorio y la San Antonio (ésta última es vecina de la plaza de Santa Eulalia).
Chapeau por esta decoración mural graffitera: Murcia Flamenca. En la revirada calle Vitorio.
Un negocio con lema en la calle Vitorio.
Sala Revólver. Una de las salas de conciertos con más solera de toda España (y también de las últimas que van quedando). En el edificio donde se asienta resulta curiosa la decoración de los balcones, con maniquís y otros objetos.
Decorando los "altos" de la Sala Revólver.
Viejas instalaciones de la vieja universidad y actual sede del Instituto Tecnológico de Murcia.
Iglesia de La Merced, integrada dentro del recinto que acoge aún hoy en día parte de un campus universitario.
La Merced. Andamos por la calle Santo Cristo.
Edificio principal del Campus Universitario de La Merced. Tiene el honor de haber albergado el primero Colegio Mayor Universitario creado en España.
Plaza de la Universidad. Facultades de Derecho y de Letras.
En torno al campus, qué listos, muchos negocios hosteleros para todas las horas del día... incluyendo garitos nocturnos. Y negocios de nombres curiosos y musicales.
También en la plaza de la Universidad, un buen sitio para tapear recomendación de unas amistades: el Rincón de los Faroles. Ahí queda eso.
Toda Murcia se vuelca con su Semana Santa... hasta sus ópticas. Aquí, una representación decorativa de unos pasos y unas hermandades.
Iglesia de San Lorenzo. Calle Alejandor Séiquer.
Calle Trapería. Peatonal y concurridísima.
Calle Trapería.
Casino de Murcia. Calle Trapería. Tardó lo suyo en construirse (1852-1992), de ahí que sea más ecléctico de lo habitual por la intervenció de hasta cuatro arquitectos en los trabajos. En 2007, restaurado en profundidad.
Casino. Fachada. Detalle.
Lo más cachondo de esta administración de loterías en la calle Trapería es el gato negro que le da nombre y que está bien representado por una escultura.
Plaza Santo Domingo, uno de los espacios más concurridos de toda Murcia y presidido por un gigantesco árbol como se ha podido ver en el vídeo anterior. Casa Cerdá, levantado entre 1934 y 1936. En vivo y en directo, muy muy chulo.
Iglesia Conventual de Santo Domingo, hoy en día bajo la gestión jesuita después de una larga historia.
El Palacio Almodóvar, en la calle Trapería, visto desde la plaza de Santo Domingo. Edificio del siglo XVII y antigua sede del Gobierno Civil.
Detalle de la fachada del Palacio Almodóvar. No, no son un par de wookiees al más puro estilo de Chewbacca de Stars Wars. Son dos gigantes salvajes también conocidos como tenantes, aportes ornamentales acuñados en el Barroco.
Otro edificio añejo en la calle Trapería. Éste, enfrente del Palacio Almodóvar.
La plaza de Santo Domingo y el arranque de Trapería, observados desde la Gran Vía Alfonso X El Sabio. Otro espacio ilustre de la ciudad de Murcia.
Museo de la Arqueología, junto a la Gran Vía de Alfonso X El Sabio.
Escultura peculiar ubicada en la Gran Vía de Murcia a la altura de la denominada plaza de la Fuensanta: La Dama de Murcia. Sin embargo, conocida por muchos como la Darth Vader, la gominola o la Stars War. Un cabezón de aires de menina que realmente se parece mucho al malo de la saga de ciencia ficción. Incluso, nos contaba Edu Casado, hubo un tiempo en el que "tunearon" esta escultura para que se pareciera más aún.
Barroca iglesia-Convento de Santa Ana, conocido de forma popular como Convento de las Anas. Con sus orígenes en el siglo XV, el recinto actual es oriundo del XVII.
Gran Vía Alfonso X El Sabio. Agradable paseo peatonal escoltado por altos árboles que comunica el centro histórico y la Plaza Circular de Murcia.
Escultura en el arranque de la Gran Vía de Alfonso X El Sabio de, ¡oh, sorpresa!, Alfonso X El Sabio. Detrás, la Plaza Circular. "Murcia agradecida", indica una placa conmemorativa con el que fue el conquistador de la ciudad dentro de la campaña de Castilla contra el Reino Taifa de Murcia, allá por la mitad del siglo XIII. Una campaña que llegaría tras una rebelión de un territorio vasallo desde unos años antes. Murcia sería, junto a Toledo y Sevilla, una de las sedes de su corte itinerante y en Murcia querría el monarca ser enterrado... aunque no lo logró del todo. En Murcia descansan su corazón.
Alfonso X El Sabio, con los mofletes decorados con los colores de la bandera española. Alguna celebración futbolera y algún "adultescente" gracioso.
Caminamos por la enorme y pintoresca plaza circular, una "peaso rotonda" que diría aquel, y entre los árboles podemos intuir el edificio de la antigua estación de autobuses de Murcia, actual sede de la empresa Aguas de Murcia (Emuasa). Esta estación fue levantada entre 1921 y 1933 y era el punto de unión entre la capital provincial y el resto de la región... Por cierto, pensemos que aquí se incluiría durante muchos años la actual provincia castellanomanchega de Albacete.
Pues sí, en Murcia también tienen tranvía desde los albores del siglo XXI. Aunque, bueno, realmente ya lo disfrutó en el siglo XIX y durante varias décadas del siglo XX. En la actualidad solo existe una línea de lo que se denomina metro ligero, que no es exactamente un tranvía pero también va por la superficie. Para promocionarlo en esta nueva época, algo que le gusta mucho a los políticos de turno (lo del posado y el foteo), se recurrió a una carrera de 1,9 km entre el atleta burgalés Juan Carlos Higuero y uno de los convoyes que "se disputó" en abril de 2007.