El Refugio El Pilar, otro enclave peculiar en la canaria y montañosa isla de La Palma
Refugio de montaña El Pilar. Ubicación geográfica, a unos 1.500 metros de altitud (1.456 metros exactamente), de esta zona de esparcimiento en la isla de la Palma, perteneciente al término municipal de El Paso, rodeada de frondosos bosques de pinos y ubicada a los pies del Pico Birigoyo (1.800 metros). Sombras refrescantes en alta montaña, que dadas las alturas de la ínsula no lo parece, a las que se llegan por reviradas carreteras. El Pilar es una meca para los amantes de las actividades al aire libre, fundamentalmente senderismo y trail (pero no solo), susceptible también de albegar acampadas (conviene informarse a este respecto) que forma parte del proyecto de Senderos de la Palma. [Mapas VíaMichelín]
Caminos cercanos al refugio. Las altas copas de los árboles filtra la luz y crea una atmósfera especial para la que no existen palabras que reflejen con justicia su hermosura. Es, sencillamente, algo que hay que experimentar.
El bejarano Miguel Heras, hermano del exciclista Roberto Heras, acercándose al refugio de El Pilar en la Transvulcania en mayo de 2011. Aquí se ubica una meta para los participantes en el exigente medio maratón y también un avituallamiento para los que afrontan el más exigente aún ultramaratón. La zona también acoge una prueba automovilística.
Puente de madera sobre un pequeño cauce estacional en los alrededores del refugio de El Pilar.
Zona de meta, o de paso según toque. Y ahí, el italiano Marco Olmo. Este veterano deportista transalpino, de 60 años, es uno de los pioneros y de los iconos de este deporte.
Abandonamos el entorno de el refugio por la cercana carretera LP-301 que conecta Breña Baja con la LP-3, la carretera que une Santa Cruz de la Palma con los Llanos de Aridane. Esta revirada ruta es realmente impactante y nos regala vistas sobre los entornos de la Caldera de Taburiente y el Roque de los Muchachos.
Paisajes espectaculares.
Sí, reiteramos. Paisajes espectaculares.
Esas nubes que atrapan las laderas de las montañas.
Contrastes bajando del refugio de El Pilar, ya en la LP-3.
Curveo.
La naturaleza de la isla de La Palma no es que sea indescriptible, pero te recuerda que el ser humano es poca cosa ante el poder de las fuerzas de la naturaleza.
Entre el 21 de septiembre de 2007 y el 22 de noviembre de 2009, el diario extremeño Hoy vino publicando todos los domingos un gran reportaje en el que, bajo el nombre de "El País que nunca se acaba", el periodista Juan Ramón Alonso de la Torre ofrecía a través de una doble página otra mirada hacia diferentes pueblos extremeños y del este portugués, la afamada raia.
Descubrimos un día por casualidad esa sección, pero sus historias nos acabaron generando una gran adicción que sólo encontraban satisfacción cada siete días. Y de esa simpatía nació el ánimo de compartir experiencias y fotografías por la Península Ibérica.
Y cómo llamarlo, pensamos. La solución, inspirados por los escritos de J. R. Alonso de la Torre, no podía ser otra que El País que nunca se acaba. Sea éste, por tanto, nuestro modesto reconocimiento a tan interesante "otra mirada" hacia la realidad. Y una llamada a las bondades de la península y el mundo. Nunca se acabará el mundo para la mirada inquieta y ávida de experiencias.
