Restos romanos junto a urbanizaciones costeras en la playa de Almadrava de Els Poblets


El Poblets, población de la Marina Alta alicantina resultante de la fusión en 1971 de varios núcleos anteriores (Setla, Mirarrosa y Miraflor) que tiene en la playa de la Almadrava (o Almadraba, según idiomas) su principal franja litoral y que encuentra en el cercano río Girona, el creador geológico de su playa de piedras, la frontera de su término municipal con la de Denia. El Poblets no es Denia, por muy cerca que pueda quedar y por mucho que la línea de urbanizaciones costeras se encarame hasta la otra vertiente del Girona; tiene su personalidad propia y una vocación, en su promoción turística, hacia el "pequeño pueblo costero". Hablamos de pocos más de 3.000 habitantes censados. [Mapas VíaMichelín]

Els Poblets. Escudo municipal. Al respecto del pueblo en sí sacamos de un folleto turístico lo siguiente: "Es un paréntesis de tranquilidad en medio de la vorágine turística que le rodea. Es descansar y disfrutar con la familia de las tradiciones de un pueblo costero".

Junto a la carretera CV-723, la de Las Marinas, desde la que es perfectamente visible gracias a su alta techumbre metálica, a la altura de la calle 16 (carrer 16, en valenciano) se encuentra el yacimiento de la Almadrava. Una antigua "masía" romana, una villa, que no se queda en una simple casa de campo de un hacendado rural: albergó todo un punto de exportación de vino y aceite, también de pescado en salazón, que contó incluso con su propio taller de alfarería para la elaboración de los recipientes para su transporte. Precisamente los hornos son de los vestigios mejor conservados, como veremos. El acceso, una vez reabierta en 2013 tras 14 años cerrada, es gratuito y aún queda mucho por excavar y descubrir. De toda la vida se ha hablado de los restos romanos, pero hasta los años 80 del siglo XX no fueron excavados con cierta continuidad y afán.

Restos de la Villa Romana de la Almadrava, un yacimiento con perfil en Facebook. Hay que destacar el trabajo encabezado por el arqueólogo Josep Antoni Ahuir, que durante el verano (junio-septiembre) ofrece una visita guiada matutina muy completas y amenas. Se le puede contactar, y lo reflejamos porque aparecía en carteles y en folletos, en el número 617 21 79 53. La villa se remonta a los primeros 50 años del siglo I después de Cristo, aproximadamente, y su extensión era mucho mayor del recinto vallado actual.

Villa Romana de la Almadrava. Como se aprecia, el yacimiento está rodeado por infraestructuras y construcciones varias. La carretera CV-723, de hecho, pasa por encima de la extensión que ocuparía ésta en el pasado. Desde luego la ubicación de los restos es tan sorprendente como la pasión de un guía que recalca que es el único yacimiento de estas características musealizado en toda la zona. Otros restos cercanos, en una zona donde Roma tuvo muchos intereses, sencillamente no lo tienen tan fácil.

Villa Romana de la Almadrava. Diferentes estancias, posiblemente talleres. Hasta cuatro están bien delimitados. La costa no era como la conocemos ahora y las aguas del Mediterráneo estarían más cercanas a unas instalaciones que, además, para ese trabajo de exportación de mercaderías agrícolas, contaban con un pequeño embarcadero.

Villa Romana de la Almadrava. Los restos mejor conservados son los del alfar, la zona donde se elaboraban ánforas y otros recipientes. El guía hace hincapié en que el recinto, tanto con el auge como con el declive de la actividad comercial, sufre diversas modificaciones. La consolidación del yacimiento ha sido cosa de los últimos años y Ahuir y su equipo han tenido mucho que ver.

Villa Romana de la Almadrava. Acaso pozo de extracción de arcillas.

Villa Romana de la Almadrava. Hornos. Los que han llegado a nuestros días son vestigios de los últimos existentes, vinculados a unos últimos tiempos de exportación vinícola ubicados dentro del siglo III después de Cristo. Tiempos en los que el jefazo de la misma era un senador de nombre L. Lucretius.

Hornos. El trabajo de recuperación de los arqueólogos ha sido magnífico y pasional. La villa, musealizada en 1995, estuvo abierta al público hasta 1999. Después, cerrada salvo para visitas escolares y demás, como se cuenta aquí.

Arco de medio punto de los hornos de la Villa Romana de la Almadrava.



Villa Romana de la Almadrava. Restos cerámicos de diferentes recipientes y utensilios fabricados aquí y aparecidos en los yacimientos.

Villa Romana de la Almadrava.

Villa Romana de la Almadrava. Otra perspectiva de los hornos.

... y otra...

... y otra.

Villa Romana de la Almadrava. Restos de pavimentación casi debajo de la carretera.

Villa Romana de la Almadrava. Restos de pavimentación. Dice muy acertadamente un comentario en la web de Tripadvisor, que también se hace eco de este yacimiento: "El valor no esta en lo que se ve, sino en lo que significa".

Villa Romana de la Almadrava. No sabemos si es un original (muy posiblemente) o una reproducción, pero en sus explicaciones el propio guía pasa entre los visitantes piezas como ésta para comprobar calidades y detalles.

Más restos cerámicos. La actividad fabril de esta villa fue intensa y de aquí, por ejemplo, salieron hasta ocho tipos distintos de ánforas.

Y otro vestigio que podemos tocar.

Villa Romana de la Almadrava. Aquí también se fabricaban tejas, entre otras muchas cosas, y aquí hay una pequeña representación de los resultados finales...

Villa Romana de la Almadrava. Curiosidades del yacimiento: a la izquierda, un dedo humano impregnado en un resto cerámico; a la derecha, pisada de un can.

Villa Romana de la Almadrava. Antigua fuente.

Villa Romana de la Almadrava. Antigua fuente.

Villa Romana de la Almadrava. Si la zona fabril de la villa está más trabajada, poco se ha podido indagar de la zona "residencial" más allá de algunos muros y algunos esbozos. Se tiene certeza de unas pequeñas termas en las que habría que seguir trabajando.

Villa Romana de la Almadrava. La zona termal.

Villa Romana de la Almadrava. Concentración de diferentes ánforas, vasos y platos aparecidos en las excavaciones; una concentración ubicada en la parte menos excavada del yacimiento.

Villa Romana de la Almadrava. Curioso ese contraste entre los restos y los chalets cercanos...

... pero que muy curioso. Aunque la existencia de "algo" romano era de sobra conocida, porque las tierras de labor que aquí se extendían a veces avisaban con hundimientos y demás a la hora del arado, el afán urbanizador se adelantó al interés de recuperación. Parte, como vemos, se pudo salvar. La villa incluso contaba con una zona cercana para enterramientos.



Villa Romana de la Almadrava. Una de las zonas con mucho que excavar aún. Pero ya saben, poderoso caballero es don dinero y estas cuestiones culturales no son una prioridad desgraciadamente... A nivel local sí existe mucho más compromiso, como quedó aquí reflejado.

Villa Romana de la Almadrava. Una visión más global de la parte más trabajada del yacimiento.

En el exterior del yacimiento, un grafiti artístico adorna el muro del perímetro. Años atrás eran pintada horrendas. Afortunadamente se pintó a la hora de la reapertura de la villa con un tono anaranjado sobre el que se plasmaron dibujos como éste. Gana mucho, sin duda.

Els Poblets. Viviendas vecinas del yacimiento de la Almadrava, en la calle 14.

Banderas piratas en primera línea de playa. Estamos junto a la playa de la Almadrava.

Nomenclaturas varias. Final de calle y comienzo de playa. Y al fondo, el Mediterráneo.

Playa de la Almadrava. Semiurbana, más de un kilómetro de extensión con cierta forma de concha y una anchura media de 25 metros. Y poco concurrida (y deseamos que siga siendo así). Una playa muy familiar.

La playa de la Almadrava, una excepción de piedras en una zona muy "arenera", y acaso por eso mucho más tranquilas que otras playas vecinas, es sorprendentemente un lugar muy muy tranquilo. O esa fue nuestra impresión al menos durante nuestas varias visitas. En noviembre de 2011, sin embargo, vivió momentos algo amargos por un temporal que destrozó hasta 30 metros de línea costera. Los vecinos denunciaban cierta negligencia en la gestión y cuidados de la playa.

En su magnífico y multitemático blog "En son de luz", Ramón Puig de la Bellacasa aborda la genésis de esta playa de piedras y, de paso, denuncia algunos malos hábitos de sus usuarios temporales. "La obra de un río", muy recomendable.



Bañistas en la playa de la Almadrava. Superado el escalón de piedras inicial el firme del Mediterráneo es de arena. Y las aguas, realmente limpias.

Playa de la Almadrava. Caminamos hacia la desembocadura del río Girona y la Punta de la Almadrava, punto inicial de esta parte del litoral. El firme de piedras es una constante y la edificación de viviendas, que suponemos que ya tienen unos años, se ha acercado mucho a la línea de costa.

Playa de la Almadrava. Relax.

Playa de la Almadrava. Perspectiva.

Embarcación no ya varada, sino llena de residuos y basura en su interior; pidiendo una jubilación más allá de este posado ante el Mediterráneo que seguramente muchas veces navegó.

Playa de la Almadrava. Construcciones. Cada cual, a su forma. Algunas, en alquiler. Y muchas, con titulares extranjeros presidiendo sus buzones. Y todas, eso sí, con sus palmeritas.

Playa de la Almadrava.

La Costa Blanca es uno de los enclaves con más residentes foráneos de todo el territorio estatal y muchas de las casas de la zona con vistas al Mediterráneo o no muy lejos de él, pueden dar fe de ello.

Rio Girona, en sus últimos metros antes de alcanzar el Mediterráneo, rodeado de urbanizaciones.

Rio Girona. Desembocadura de este curso fluvial de casi 40 kilómetros de recorrido que nace en las cercanías de Alcalá de la Jovada y ha sufrido varias crecidas a lo largo de la historia con motivo del fenómeno de la Gota Fría, referencia mediática para las lluvias muy torrenciales.

Playa de la Almadrava. Fotogénica y tranquila desde la punta homónima.

[agosto de 2015]