Caminatas "tropicales" en el Montgó: desde Denia, por el Racó del Bou y la Cova de l´Aigua


La serranía del Montgó, macizo montañoso que supera por poco los 750 metros de altitud en su punto más alto y que fundamentalmente comparten los términos municipales alicantinos de Denia, Jávea y Gata de Gorgos. Este accidente geográfico presidencial dentro de la comarca de la Marina Alta, un icono paisajístico de perspectivas múltiples, alberga desde finales de la década de los años 80 (del siglo XX) un parque natural de gestión autonómica y gran variedad en especies vegetales endémicas. Sus tapices arbóreos y sobre todo sus escarpados rocosos, incluso en términos de soberbios acantilados (cabo de San Antonio, riquísimo punto de flora y fauna acuática), convierten la zona en una meca para las aves, con las consecuentes facilidades para su contemplación. Varias rutas de senderismo nos permiten acercarnos a conocer una realidad un tanto sorprendente no ya por ese clima de aires tropicales que alimenta la cercanía al Mediterráneo, que también, sino por la inminencia de zonas muy urbanizadas. Los asentamientos humanos en sus faldas ni son un fenómeno actual ni tampoco extraño: en pasadas centurias (y en épocas paleolíticas) el hombre buscó en sus cercanías protección y estableció en sus pendientes con huertas. La "presión humana", entiéndase la expresión, conlleva ciertos peligros. Y al frente, el fuego. Sin irnos muy lejos en el tiempo, algún incendio ha afectado la zona en menor o en mayor medida. [Mapas VíaMichelín].

El Parque Natural del Montgó cuenta con varios trazados perfectamente señalados para practicar el senderismo en todo su entorno, siendo una decena las principales propuestas. O la más mediáticas. Las invitaciones van desde el asalto a su techo hasta un acercamiento a sus cuevas y vestigios constructivos pasados, pasando por un guiño a algunos de sus mejores puntos panorámicos. Aquí apostamos por una caminata desde la población de Denia hasta el enclave del Racó del Bou ("rincón del toro", en castellano), donde tomamos el sendero que llega a la Cova de L´Aigua ("la cueva del agua", en castellano) para regresar al punto inicial desde aquí. En la imagen, nuestro kilómetro 0: la calle Camí del Pou de la Muntanya (camino del Pueblo de la montaña). Aquí la cresta rocosa del Montgó preside todas las referencias mientras se suceden a sus pies aparceladas construcciones unifamiliares de frondosos entornos. Un apunte: los grupos numerosos necesitan notificar su acercamiento (con un mes de antelación en caso de más de 36 miembros, una quincena de días para más de 10) en el Centro de Interpretación del Parque Natural, que se puede contactar a través del 966 423 205.

"Apaga la tele, lee un libro, haz el amor". Cosas que dicen los muros en el Camí Pou de la Muntanya.

La subida, progresiva pero implacable, por el "Cami del Pou" nos conduce a una bifurcación. En el ramal de la izquierda, realmente calle, vemos los indicadores de las rutas que suben al Montgó. Estamos moviéndonos por la calle Camí Assagador de Cabanes. A la derecha en ese citado ramal quedaría la calle Aristeu, otra más en el irregular y anárquico entramado de parcelitas que se suceden a estas alturas...

Los indicadores que tenemos que tener en cuenta...

Calle Camí Assagador de Cabanes. Chalets, espacios ajardinados y pequeños cultivos se entremezclan en esta zona de pavimentaciones parcheadas.

Un gato vigilante, atento a nuestros movimientos.

Esa sucesión de buzones, acaso una "evocación a santuario postal", es una gran referencia: a su derecha sale el Camí de la Colonia del Montgó (como se aprecia en la plaquita de la parte derecha), que tenemos que seguir.

La sucesión de edificaciones se esparce, ganan presencia pequeñas concentraciones boscosas de pinares, y la asfaltada ruta, que gana en pendientes y en estrechamientos, dibuja hasta alguna curva de herradura... Y siempre con las cumbres del Montgó mandando.

Andamos, como se ha dicho, por la Carretera de la Colonia. Sirva como nota curiosa que, como infraestructura, y como aquí se cuenta, nació en 1922.

Este cartel nos avisa de que estamos en un auténtico kilómetro 0. La bifurcación entre la ermita del Padre Pere y los últimos metros asfaltados del Camino de la Colonia son un punto habitual para el arranque de las rutas desde Denia... Y como se aprecia, las nubes suelen juguetear con las cumbres del Montgó muchas veces. Ténganlo en cuenta.

Monumento al Padre Pere, Pedro Esteve, un monje franciscano natural de Denia que vivió a caballo entre los siglos XVI y XVII y que pasó mucho tiempo en las faldas del Montgó. En la zona en la que llevó adelante su labor reflexiva, dentro de una modesta caseta visitable hoy en día (y con usos anteriores en plena discusión), "crecería" después una ermita.

Ermita del Padre Pere y calvario aledaño. El templo, levantado en los años 70 del siglo XX, esta cuidado hoy en día por el también franciscano Enrique Oltra. En las dos décadas siguientes llegarían los añadidos cerámicos con pasajes de la vida del Padre Pere y la cosmovisión franciscana, obras del taller de Antonio Bordonau, con sede en la castellonense Onda.

El calvario...

Indicadores justo antes de llegar a la barrera donde acaba el asfalto y un camino bastante ancho, toda una vista, comienza a introducirnos en las faldas del Montgó...

Primeras panorámicas sobre las colonias del Montgó, "punto de fricción" y lugar de transición entre la masa forestal y la zona edificada...

El camino, de pendientes moderadas. Un camino que, según recuerda J. M Almerich, nació para facilitar los asentamientos agrícolas en las faldas del monte en el primer tercio del siglo XX, cuando la filoxera atacó con dureza las vides de la zona. Una alternativa para los más perjudicados.

Después de un trecho por la ruta anterior, a mano derecha encontramos otro camino, más plano y nivelado, acaso domesticado siglos atrás en medio de bancales cultivados ya desaparecidos, que nos lleva a parajes como éste. Ingresamos en una zona más angosta y de vegetación más densa...

Este camino que cogimos es el que nos lleva hasta el paraje conocido como Racó del Bou y, gracias a otra bifurcación que nosotros ignoramos aquí, el Collado del Serrallo, la Peña del Águila y la población cercana de Jesús Pobre. Los pinares se alternan con otras especies vegetales y los grandes árboles conviven con matorrales y plantas típica del monte bajo.

El camino se transforma rápidamente: ganan presencia las piedras y los porcentajes. A estas alturas hemos dejado atrás esa bifurcación hacia Jesús Pobre. Nos dirigimos hacia otra conocida como Racó del Bou, aunque esta etiqueta realmente se refiere a otro enclave cercano que presta, en toda una labor metonímica, su nombre para este caso.

Un contraste entre el verdor y lo grisáceo que hace las delicias de cualquier retina... y de cualquier tímpano cuando está acompañado por dulces trinos de pájaro. Estamos en la zona conocida como La Umbría.

La Sierra del Montgó se las gasta así ante el senderista cuando para a tomar un traguito de agua y disfrutar del entorno... Pinares y palmitos por doquier.

Ante nosotros, en un claro que se abre a nuestra izquierda tras un tramo protegidos por vetegación a ambos lados, la ciudad de Denia. Enclave histórico, en tanto que en la zona ha habido pobladores desde tiempos inmemoriales... ¡Normal!



¿Camino? Nanai. Senderito. Y en algún tramo abrupto a nivel de "por favor, no con chanclas y si puede ser tampoco con zapatillas". No está de más el aviso cuando nos movemos en un entorno muy playero. Y la playa, ya se sabe, relaja el espíritu y la vestimenta.

Caminamos bajo espectaculares cortados rocosos, ideal morada de aves y reptiles (fácilmente perceptibles).

El sendero del Racó del Bou negocia un desfiladero y en su punto medio nos ofrece una contemplación de Denia y el Mediterráneo que bien merece un efecto "ojo de pez".



El senderito prosigue su recorrido bajo la atenta mirada de las crestas rocosas. Aquí no hay árboles, pero la vegetación es mucha y variada. Y "tropicalera".

Una vista hacia atrás...

Intersección montañera. Cruce de caminos. De dónde venimos y hacia dónde vamos... La opción de la cumbre siempre está ahí: el sendero gana más aún en pendiente y aparece algún tramo técnicamente más complicado que invita a llevar calzado adecuado y una actitud más vigilante. Las vistas desde la cumbre, o desde la cercana Cruz de Denia, son espectaculares en los días claros... Tanto, que consideramos que lo mejor es vivirlas en primera persona. Hay cosas que no podemos dejar que nos la cuente/muestre nadie. Vayamos hacia la Cova de l´Aigua, por tanto.

El Montgó, la zona del macizo donde se asienta la Creu (cruz), visto en la ruta hacia la Cova de l´Aigua.

¿Una futura palmera? Más bien un actual palmito, muy abundante en toda la zona...



El sendero pierde piedra, gana tierra y mantiene su caracter sinuoso y panorámico. Bajo esa piedra de la izquierda caminaremos para llegar a la Cueva del Agua, que estaría al otro lado, "más o menos".

Escoltas vegetales...

En estas gigantescas rocas calizas, en las que da miedo pensar en la casual coincidiencia de un derrumbe, abundan las oquedades, abrigos y demás... Nosotros seguimos adelante...

Unos cuantos minutos después, sorteado con holgura una especie de "espolón-saliente rocoso" que veíamos y mencionábamos dos imágenes más atrás...

Estamos cerca de la Cueva del Agua y de camino pasamos bajo un nuevo e imponente muro de piedra...

Accesos a la Cueva del Agua (Cova de l´Aigua, en valenciano). Esta gran cavidad cuyo nombre se inspira en la existencia de un manantial en su interior que en época de los Austria fue empleado como depósito de agua, ha sido visitada desde tiempos inmemoriales. Es un espacio con cierta afluencia de público (nada masivo, eso sí), "domesticado" con alguna infraestructura labrada por la mano del hombre... Y no pensamos en esa rejería, que tiene un porqué. La zona de la cueva es una especie de parque natural dentro del parque natural, porque presenta varias especies vegetales endémicas. La más importante, por rara, es la conocida como Gallo de Roca ("Linaria Cavanillesii").



La cueva del Agua. Denia, desde sus accesos...

Cueva del Agua. Esas rejas antes referenciadas protegen esta inscripción romana datada en el siglo III despues de Cristo. En el año 238 de nuestra era alguien del imperio, acaso un militar, pasó por aquí y dejó escrito esto. El entorno de la cueva cuenta con otras muchas pintadas, muchas más recientes y producto, sentimos la expresión, de la gilipollez humana. La inscripción romana, de hecho, no se ha librado del vandalismo.

Cueva del Agua. Entornos. ¡Menudo mirador para comerse un bocata!

Cueva del Agua. Flores de la, creemos, Silene Hifacensis. Llegados a este punto, ¿cómo no vamos a referenciar el magnífico recorrido botánico del blog A Patita?

Y más especies vegetales de florecillas sugerentes...

Vegetación

Vegetación.

Cueva del Agua. Los "acantilados" de su entorno...

Descendemos, poco a poco, hacia el punto inicial de la ruta dejando atrás esta tremenda mole...

Afrontamos un sendero no especialmente técnico que nos devolverá a la pista principal del Camí de Colonia.

Pinares y palmitos con vistas panorámicas...

La pista que cogimos al inicio de la ruta, pista que gana altura con alguna herradura, se dirige hacia la llamada Cueva del Camello según la vemos. Nosotros vamos a volver al punto inicial...

El entorno de la Cueva del Agua, zona de gran protección.

No faltan los indicadores en todo nuestro recorrido. En ese sentido, es un periplo que no requiere mucha preparación documental previa.

La pista principal del Montgó...

Un senderista veterano baja por la pista que conduce a la Cova del Camell.

La pista principal del Montgó...

Viejas construcciones en viejos bancales. La naturaleza retomó lo otrora domesticado...

El Montgó, espectacularmente recomendable. Respetémoslo.

Volviendo al asfalto...

Paisajes...

Vivienda en las cercanías de la ermita del Padre Pere, en la zona de la Colonia...

Edificación en ruinas con un mensaje en una de sus paredes...

Carretera de la Colonia.

Un acceso muy florido...

Contrastes...

Azulejos decorativos con motivos geométricos en los que manda el color azul...

En Denia, concretamente en la calle Camino Pou de la Muntanya, que es la ruta "directa" que conecta la población con las faldas del Montgó, encontramos este negocio hostelero de curioso nombre. Un restaurante que evoca a jornada campestre, o media jornada, en tierras gallegas...

[agosto de 2015]