Ubicación geográfica, aproximada, del bautizado (y conocido ya popularmente) como el "Banco Más Bonito del Mundo", instalado en el Mirador de O Coitelo. Estamos en la parroquia de Loiba, en el concejo de Ortigueira, en la provincia de A Coruña. Los afamados acantilados de Loiba, una franja de costa abrupta entre los cabos de Estaca de Bares y Ortigal, son ya de por sí un espectáculo digno de contemplación. Una zona llena de entrantes y salientes, poseedora de pequeñas calas y playitas prácticamente vírgenes. Un enclave superlativo para el senderismo panorámico. A Loiba, por eso, muchos la conocen como "el pueblo de los acantilados". Como si de una denominación de origen se tratase: Acantilados de Loiba. Más de cien metros de caída en algunos puntos. No es especialmente difícil llegar. Desde la más transitada carretera AC-862 encontramos alguna indicación que nos desviará por carreteras secundarias y caminos tradicionales asfaltados que atraviesan un par de concentraciones urbanas en torno a las que se suceden, alternándose de manera un tanto azarosa, pequeñas concetraciones de masas forestales y una dispersión de casas de no más de tres alturas y mucho tejado a dos aguas. También, y téngase en cuenta a título informativo por el medio de transporte adicional que tenemos a nuestra disposición, se pasa junto a una estación del FEVE. Esos mismos acantilados inspiraron a un vecino y de su acto, tan simple y despreocupado, emergió una notoriedad desconocida que va a más. Rafael Prieto Fernández era ese vecino, un mecánico y residente en la zona, que por iniciativa propia instaló en 2009 un banco allí donde podían disfrutarse grandes vistas. Un banco que fue inmortalizado por una fotografía de Dani Caxete que se popularizó, que sirvió de escenario para un anuncio televisivo y que ahora es un icono turístico que recibe atenciones de las instituciones. "Antes aquí non había nada e agora temos ata un gaiteiro", que declaraba una vecina en La Voz de Galicia [Mapas VíaMichelin].
Entorno del banco más bonito del mundo y de los acantilados de Loiba. En las inmediaciones de los bancos, además de coquetísimas viviendas rodeadas con sugerentes patios, nos pareció ver algún tipo de cámping o albergue. La creciente notoriedad del banco, que en realidad son dos, hace que la afluencia de público en períodos vacacionales sea intensa. Se concentra mucho coche, el aparcamiento cercano está caro y el acceso es angosto y poco amable con las maniobras. La fama del Banco de Loiba es ya mundial. Y no deja de crecer. El poder de los medios todavía se percibe en su capacidad para viralizar, palabra muy de moda y más uso en estos tiempos, el prestigio o el pedigrí de determinados destinos turísticos. A Loiba le vino a pasar esto. Una foto de un banco, de noche, bajo un cielo estrellado de una estética sobrecogedora, le valió al mobiliario la consideración del banco más bonito del mundo gracias a la pintada, más piropo que gamberrismo, estilizada por unos visitantes escoceses. En 2017 desde el Concejo de Ortigueira se han puesto en marcha algunas experiencias para vetar el acceso de los coches, poniendo en marcha un servicio de autobuses para llevar a los visitantes. El futuro parece apuntar en esa dirección, sobre todo porque en determinados momentos su notoriedad le ha hecho provocar colas, aglomeraciones y retenciones no ya de turistas para una foto, sino de coches entre los que llegan y los que se van.
Hace un tiempo se popularizó, otro ejemplo de viralización a escala por el salto de la prensa escrito a la radio y sobre todo las teles, una señalización de tráfico de la localidad de Sober. A la izquierda, indicando Ourense y Monferte. A la derecha, lo mismo. la señal de la N-120 en Sober, contaba la prensa entre chanzas, venía a confirmar que la Tierra era redonda. Como si de una plasmación de ese chistoso dicho popular que afirma que si ves a un gallego en una escalera nunca sabes si sube o baja. En todo caso, un ejemplo más de tantos otros, como pudiera suceder como en la Ribeira Sacra. En este árbol encontramos una doble indicación al banco. Pero no es como el caso de Sober. Realmente hay dos bancos, algo alejados entre sí y con orientaciones diferentes: uno mira hacia Estaca de Bares y otro, el "bueno", el "célebre", el "mediático", hacia Ortegal.
La contemplación del cabo Estaca de Bares, al fondo, o la Punta Vilardeira, en el centro, nos regala imponentes vistas de la costa gallega mientras nos dirigimos hacia el primero de los dos "bancos más bonitos del mundo".
Panel informativo sobre la Ruta de las Algas, una propuesta senderista de las varias que, marcadas por los acantilados y su contemplación, pueden ejecutarse en la zona.
Estaca de Bares y Punta Vilardeira.
La playa de Picón.
Un efecto ojo de pez sobre el Cantábrico y una costa áspera de alturas, vertigos, entrantes y salientes.
La playa de Picón.
Concentración de pequeños islotes en primera línea de exposición a la fuerza del Cantábrico.
Dos visitantes se aventuran por un saliente rocoso y saludan a la cámara. Se ha esbozado y se recalcará que el turismo senderista tiene un enorme potencial en este rincón de Galicia. Vayan aquí varias propuestas que sugieren desde el propio ayuntamiento de Loiba.
El cabo Ortegal, al fondo, contemplado desde las cercanías del primero de los bancos más bonitos del mundo.
Este no es el fetén "banco más bonito del mundo", y de hecho está orientado hacia el este, pero esas panorámicas sobre el cabo de Estaca de Bares y todos sus entornos no son menos hermosas que las de su "hermano". Pudimos observar cómo mucha gente llegaba a este banco, se hacía las fotos de recuerdo de rigor, y se marchaba sin saber de la existencia del otro banco, el "auténtico"; nos resultó curioso, sobre todo porque en momentos de generosa afluencia de público muchas familias y grupos de amigos aguardaban su turno, en una especie de cola improvisada, para ocupar durante unos instantes el banco en cuestión.
Una joven contempla las aguas del Cantábrico y los acantilados desde el otro banco.
Acantilados de Loiba. Toda una sucesión de abismos, pequeñas calas, entrantes y salientes rocosos. Sorprende esa construcción que se aprecia, gris, en el centro de la composición. Suponemos que tendrá alguna relación con los usos del mar. Algún refugio o algún tipo de instalación que emplean, o empleaban, los recolectores de algas. En Loiba esta actividad ha tenido y tiene su importancia.
Islotes y abismos en el Cantábrico.
Una pareja contempla el Mar Cantábrico relajadamente en una tarde estival. No muy lejos de aquí se encuentra otra de las joyas de la corona del turismo local: la conocida como Pena Furada, una roca en medio del mar a la que las aguas le han perforado un doble arco y que por ese motivo parece asemejarse a una puerta de Alcalá o similar.
Un entorno de una riqueza visual incuestionable. Aquí se asienta, y estas son parte de sus vistas, el "banco más bonito del mundo". Sin embargo la gran popularidad actual no le llegó por éstas, sino por sus cielos. Es el segundo capítulo de la historia del banco tras su instalación por parte de un vecino. A las tres de la mañana de un día de agosto de 2014 un fotógrafo aficionado, Dani Caxete, captó con su cámara en este punto un hermosísimo cielo estrellado. La instantánea fue una de las elegidas para opositar a los diferentes galardones "Earth and Sky Photo Contest on Dark Skies Importance" que, desde 2008, desde 2009 con alcance mundial, impulsa el proyecto The World At Night (TWAN). No ganó, pero su trabajo denominado "The best seat in the world" causó furor entre muchos, hasta el extremo de que alguien, cuentan que algún turista escocés, otros añaden que se trataba de un grupo de música celta que había venido a actuar al Festival de Ortigueira, grabó en su respaldo "The best bank of the World". Eso de "bank" no es un error o un calco mal hecho, no es en suma una alusión al "banco del dinero"; se trata de otra de las acepciones de esta palabra que de acuerdo con el Diccionario Collins hace referencia a "terraplén" o "acantilado". Este banco soñado por un vecino del lugar también fue una de las localizaciones empleadas para grabar uno de los anuncios televisivos de la multinacional sueca Ikea. Concretamente, en su campaña "Empieza algo nuevo".
"El banco más bonito del mundo", a unos 33 metros sobre el nivel del mar, nació como tal en 2009 cuando Rafael Prieto, un vecino de la zona, propuso su instalación. Dani Caxete, el autor de la célebre foto que popularizó el banco en cuestión, es un lucense aficionado a la fotografía nocturna. Natural de Viveiro y afincado en Madrid, el fotógrafo explicó en el suplemento "Viajar" del diario Abc cómo fue la gestación de tan aplaudida instantánea: "Llevaba tiempo detrás de esta foto. Hay muchas imágenes de día, pero buscaba la vía láctea, el cielo nocturno. Es complicado encontrar una noche despejada en esa zona. De hecho, la noche elegida el cielo tampoco estaba completamente limpio. Estaba haciendo fotos en la capilla de San Roque, en Viveiro, y vi la noche propicia. Cogí la moto y me dirigí deprisa hasta el banco, un lugar idílico. En realidad, es una composición de diez fotos unidas, tomadas con una sensibilidad muy alta. Si te fijas bien, en la imagen se ve el pueblo de Cariño, se intuye Ferrol, los barcos de pesca, la vía láctea...".
El banco de marras mira hacia el Cabo Ortegal y los entornos, en la lejanía, donde se asienta San Andrés de Teixido. Según datos facilitados por las autoridades turísticas locales, en la Semana Santa de 2017 pasaron por este punto más de 4.000 visitantes. Un 57% eran gallegos y un 20%, madrileños.
La acción de las aguas moldea curiosas formas sobre la tierra firme. Es capaz de labrar rocas, horadarlas o incluso alimentar pequeñas playas en franjas de litoral que se nos antojan, en otro tiempo, o con otras condiciones de marea, casi imposibles. Esta imagen es un buen ejemplo de los entornos que nos regala "el banco más bonito del mundo". A sus 99 noviembres, Dolores Fernández reside en la zona y muchos de sus paseos la llevan hasta los bancos: "O do banco de Loiba é un milagre".
[agosto de 2016]