Córdoba, antigua capital de un califato basto y extensísimo. Una de las urbes con más poso y trascendencia histórica de la península. Destino turístico de interior de primer orden y referencia absoluta dentro de una Andalucía que siempre alimentó, más sanamente que con maldad, cierto pique con Sevilla. Regada por el río Guadalquivir a base de meandros, la ciudad de los patios engalanados en mayo, las joyas, la artesanía y la belleza. Es otra de esas integrantes del club de la dificultad: uno se tiraría media vida haciendo fotos o grabando vídeos y aún así no tendría tiempo suficiente para abarcarla en todas sus complejidades, por lo que esto debe considerarse un aperitivo para el disfrute in corpore: nada mejor que un mapa para afrontar el reto. [Mapas VíaMichelín]
El hombre del Río. También lo hemos visto denominado como Hombre Río. Propuesta escultórica en el río Guadalquivir firmada por Rafael Cornejo y Francisco Marcos. Tiene una curiosa historia detrás que en su momento fue, como se diría ahora, todo un "trending topic" de la ciudad: la de una acción artística que molestó a los organismos, gustó a la peña y concluyó con el desprendimiento de un anclaje y un llevar de corriente. En 2007, reinstalado ya con el visto bueno de todas la partes, acabaría volviendo a ser noqueado por las aguas del Guadalquivir.
El hombre del Río. Una obra tallada en corcho blanco, por cierto.
La céntrica calle Torrijos, vía que separa la Mezquita-Catedral de Córdoba (derecha) del Palacio Episcopal, el edificio que se percibe mejor en esta imagen. Estamos prácticamente en la confluencia de las calles Amador de los Ríos y Corregidor Luis de la Cerda, en la esquina suroeste de la mezquita y junto al llamado Muro de la Quibla.
Un Triunfo, como se denomina en la ciudad a las numerosas referencias escultóricas dedicadas al arcángel San Rafael. El personaje bíblico no es una elección baladí, porque es el patrón de una ciudad que lo abrazó con devoción absoluta ante el temor de una epidemia de peste inminente. La ciudad rezó y él actuó, cuentan. El custodio de Córdoba.
Más allá de polémicas recientes por su origen o por su uso, la Mezquita de Córdoba (así, en mayúsculas) es una auténtica y verdadera joya arquitectónica que nos regala propuestas para fachada como ésta, contemplable en la calle Magistral González Francés: la conocida como Puerta del Espíritu Santo. Hace honor a esa nomenclatura: magistral. Gran ejemplo del arte musulmán en un templo que no ha estado libre de actuaciones, reformas, cambios y demás. Son las cosas que tiene la historia... Entre enero y junio de 2014 fue visitada por más de 820.000 personas. Y absolutamente de todos los rincones del mundo. El tirón de la fama de un Patrimonio de la Humanidad desde 1984.
Rodeamos el perímetro de esta enorme edificación de raíces visigodas (pues aquí existió una basílica dedicada a San Vicente Mártir) e ingresamos en su interior por esa puerta bajo la torre "catedralicia" del campanario, evidentemente un antiguo minarete de usos musulmanes. Una obra dentro de otra que en su interior protege el antiguo minarete de Abderramán III. Así se las gasta la Torre de Campanas.
Puerta de los Deanes, acceso directo al Patio de los Naranjos. Un patio que ha mutado mucho, en función de intereses y gustos, durante los siglos tanto en estética como en usos.
No hay anuncio televisivo o presencia gráfica en soportes web y papel que no incluya una referencia a la Mezquita de Córdoba. Y dentro de ésta, esta sala de columinas de la denominada Mezquita de Abderramán I. Una de las particularidades este templo, además de su condición de Mezquita-Catedral, es de la evolución vivida con los aportes de diferentes gobernantes. Abderramán I, Abderramán II, Mohamed I, Al-Mundir, Abd-Allah, Abderramán III, Alhaken II,... incluso Almanzor, que no era emir sino visir. Todos lideraron actuaciones que se concentran en tres grandes ampliaciones en cuestión de dos siglos.
Resulta impresionante esta sala icónica, mítica, célebre, enclavada en la mezquita más primitiva, la de Abderramán I, y en la que se reutilizaron sin pudor materiales de origen romano y visigodo.
Mezquita de Córdoba. Caminando por su interior.
La magia de un lugar que mezcla los estilos omeya, gótico, renacentista y barroco en toda su extensión. Mestizaje. Y esa doble arcada de cada columna que inflama el ambiente, aportándole juegos de perspectivas, y crea una sensación absoluta de bosque
La Mezquita de Córdoba no está orientada hacia La Meca, como suele ser preceptivo, sino hacia el sur. Se especula si fue por motivos constructivos ante ciertas dificultades del terreno, pero lo cierto es que compartía "irregularidad" con la de Damasco, en la actual Siria.
Capilla de Villaviciosa, primera Capilla Mayor del templo tras la conquista de la ciudad por las tropas cristianas del Rey Fernando.
Decoración escultórica en enorme bóveda. Interior del coro de la Catedral Cristiana de Córdoba.
Contrastes. Una Virgen, ubicada entre soluciones arquitectóricas de inspiración musulmana.
Iglesia de Santo Domingo de Silos, en la plaza de la Compañía, inconfundible por su torre y por la escolta de la escultura del arcángel San Rafael, una de las muchas que se reparten por Córdoba capital y que son conocidas como Triunfos. Este templo fundado por Fernando III de Castilla cuando tomó la ciudad es la sede del Archivo Histórico Provincial, como nos recuerda una inscripción.
En la vecina plaza de Santa Victoria nos espera esta fachada neoclásica maravillosa: la del colegio de Santa Victoria. Una construcción a la limón francoespañola: la inició el galo Baltasar Dreveton y la acabó Ventura Rodríguez, que retomó los trabajos tras un hundimiento de la cúpula.
Una ventaja cordobesa.
Escultura urbana que recuerda a uno de los hijos pródigos de Córdoba: el pensador Maimónides, que al mismo tiempo fue otras muchas cosas. Andamos por la plaza de Tiberíades.
Jardines de la Merced.
Murallas de Córdoba, de la que se conservan perfectamente cinco tramos. Aquí, tramo de lienzo visible en la calle Cairuan, junto a la Puerta de Almodóvar.
Córdoba. Plaza Campo Santo de los Mártires. Monumento a los Amantes.
Alcázar. Restos constructivos.
Mosaico romano, oriundo de la plaza de la Corredera, expuesto en el Salón de los Mosaicos del Alcázar de los Reyes Cristianos: el célebre Polifemo y Galatea que inspiró incluso una composición poética de Luis de Góngora, quien era nacido en la capital califal.
Espectaculares, pese a la puñetera grúa, vistas de la Mezquita de Córdoba desde el Alcázar de los Reyes Católicos o de los Reyes Cristianos.
Alcázar de los Reyes Católicos.
Alcázar de los Reyes Católicos.
Alcázar de los Reyes Católicos.
Alcázar de los Reyes Católicos.
El Guadalquivir y el Puente Romano, contemplados desde el Alcázar.