Peñalara. Ubicación geográfica de la segunda montaña más alta del Sistema Central, faro y referencia de varias rutas de senderismo y escalada. E icono para una forma de sentir y vivir la Sierra de Guadarrama que incluso inspira míticas Reales Sociedades Españolas de Alpinismo o, incluso, de algún modo, tal era su admiración por todas estas montañas, Instituciones Libres de Enseñanza. El entorno es sublime y desde el pasado 27 de junio de 2013, además, se puede hablar de que toda esta zona, por fin, y tras décadas de reclamaciones y años de trabajo legislativo, es un Parque Nacional. Con todo lo que eso supone en términos de protección y sin tener en cuenta que esta zona en sí es todo un microparque natural, el de la Cumbre, Circo y Lagunas de Peñalara. La ruta aquí propuesta podría desmenuzarse en varias rutas más pequeñas en cuanto a kilometraje y duración. [Mapas VíaMichelín]
El macizo de Peñalara, presentado por Peña Cítores y contemplado desde uno de los aparcamientos del cercano Puerto de Navacerrada. ¡Qué boscoso se percibe todo y realmente no es así!
El aparcamiento del Puerto de Cotos. Punto inicial de esta propuesta de ruta... y de otras muchas. Ubicado junto a la carretera M-604,la que conecta Rascafría (realmente la vía viene desde la A-1, a la altura de Lozoyuela) y el Puerto de Navacerrada. Este gran aparcamiento, que se llena con facilidad en los días de buen tiempo o en los días de primeras nieves asequibles, es una resaca infraestructural de la desaparecida, por desmantelada, estación invernal de Valcotos. La de la ardillita como imagen de marca.
Una vista desde el aparcamiento hacia las montañas circundantes, integrante de la cuerda larga.
Cruzamos la carretera, casi en la cima del puerto (a 1.830 metros de altitud), para llegar a las edificaciones de la antigua estación y el negocio hostelero Venta Marcelino (al fondo), abierto nada menos que en 1924. Al fondo, a otro nivel inferior, quedaría el final del ferrocarril.
Una pasarelita de madera sube desde las inmediaciones de la carretera M-604 y desemboca en las casas ocupadas hoy en día por usos del parque nacional. Otro reflejo de la vieja estación de esquí que está vertebrado por una pista forestal empinada y serpenteante que nace al otro lado de la Venta Marcelino.
Este camino, inédito para nosotros, es realmente agradable.
La Casa del Parque. Actualmente una instalación de lo que antiguamente era conocido como Icona, fijo, con fines y usos pedagógicos.
Alguien olvidó un magnífico báculo sobre este monumento que recoge el paisaje que desde aquí se percibe.
Cobertizo del depósito. Hemos andando relativamente poco, pero la pendiente del llamado Camino del Agua es alta. En este punto la pista ofrece a la derecha, bien señalizado, un camino que, inicial y sugerentemente mediante escalones, asciende hasta la Laguna Grande de Peñalara. Una propuesta rutera menos exigente, pero no exente de gran belleza. Bajaremos dentro de unas fotos y vídeos por ese camino, no lo olviden.
Desaparece la vegetación en nuestro caminar hacia la cumbre de la Hermana Mayor, ya a más de 2.200 metros, y las vistas bestiales brotan como el agua de un manantial.
La estación invernal de Valdesquí se percibe perfectamente bajo la Bola del Mundo, y las Cabeza de Hierro se disfrutan a la vista pero mucho mucho.
Peñalara. En el medio de la imagen se intuye el Refugio Zabala. Toda esta zona, con sus más y sus menos, estaba integrada en las pistas de la estación invernal de Valcotos.
Senderistas apurando la última parte de la ascensión hasta el monte Hermana Mayor, antesala de Peñalara.
Senderistas.
Panorámicas aún más amplias.
Este banderín ondeante al viento nos recuerda que llegamos a la zona el mismo día en el que se dispua el Gran Trail de Peñalara de 2014.
Pese al sol estival, neveros persistentes.
El Valle del Lozoya se abre ante nosotros.
Ancha es Castilla... y León.
Atrás queda el Pico Hermana Mayor y en un breve trecho nos encaminamos hacia la cumbre de Peñalara a través de su circo.
Caminado hacia la cumbre de Peñalara. Como se puede apreciar, más allá de las piedras o alguna condición climatológica cabrona, el acceso a este monte no presenta especial dificultad.
Monolito a un centenario, allí donde la concentración pétrea comienza a ser bestial, ya casi en la cumbre.
Un excursionista disfruta de las vistas...
Vistas desde la cima de Peñalara de toda la zona de las Cabeza de Hierro, Guarramillas y Valdesquí. Cada rincón tiene su nombrecito; es sierra rica la de Guadarrama en topónimos.
La Bola del Mundo, inconfudible por sus antenas de aire Tin Tin.
El vértice geodésico de Peñalara. Estamos a 2.428 metros sobre el nivel del mar. A 600 metros más de lo que estábamos cuando empezamos a caminar un rato antes.
Los alrededores de la cumbre de Peñalara son lugares pródigos en piedras ergonómicas y balcones panorámicos a sus dos vertientes. Una familia disfruta de las vistas sobre el Valle del Lozoya.
Un cartel de madera nos recuerda dónde estamos y hacia dónde podemos ir: La Granja de San Ildefonso, o simplemente La Granja.
Efecto ojo de pez sobre el Valle del Lozoya.
... y repetimos dándonos media vuelta.¡Ar!
Peñalara.
Bronceado a "dosmilypico". La siesta del bocata. El descanso del guerrero.
Vistas sobre algunas de las lagunas de origen glaciar de Peñalara que no acertamos a identificar...
El valle ante nosotros.
Entorno rocoso. Escalones y también asientos. Como un teatro al aire libre.
Otra vista sobre la Bola del Mundo y la estación invernal de Valdesquí.
Dejamos atrás la cumbre de Peñalara... Toda esta zona, por cierto, acogió un frente bélico durante la Guerra Civil.
Curiosas nubes sobre tierras segovianas...
Bajamos Peñalara con rumbo a los Riscos o Cerro de los Claveles. Queda como a 600 o 700 metros. A más de medio kilómetro, en todo caso, pero las perspectivas engañan en la montaña. Una zona más técnica con mala climatología o condiciones invernales, evitable por el llamado sendero de los cobardes (qué chungo lo ponen, joer), que lo circunvala mirando hacia el lado segoviano. Si tienes vértigo, evítalo.
Qué lejos queda ya Peñalara a nuestra espalda...
Afrontando el Cerro de los Claveles. Los más técnicos levitan por estos bloques graníticos de diferentes formas y dimensiones...
Cerro de los Claveles. Si no se considerara que es una especie de anexo orográfico a Peñalara, sería el segundo pico más alto de Madrid con sus 2.388 metros.
Los montañeros atraviesan el Cerro de los Claveles.
Una mirada hacia atrás de vez en cuando es mágica. Como si fuera la espina dorsal de la montaña, visto así...
La Laguna de los Pájaros.
Descendiendo el Collado de los Claveles, con la Laguna de los Pájaros y unas espectaculares panorámicas sobre todo el Valle de Rascafría bajo nosotros. Aún tenemos que pasar por el Risco de los Pájaros, el que está hacia la izquierda en nuestro caminar.
Risco de los Claveles. Un vistazo atrás. Para unos no es tan técnico como para otros, pero sus bloques de piedra granítica tienen tela, sobre todo con lluvia o condiciones de aguas. En todo caso, existe una senda, la de los cobardes, que evita pasarlo y nos deja más o menos en el mismo punto al que vamos a llegar.
Los Claveles. Nada menos que 2.388 metros de altitud.
Laguna de los Claveles, con su forma de suela de zapato vista desde las alturas. Y espectacular visión del Valle de Rascafría, una estampa de la que uno no se cansa.
Descendido por el Risco de los Pájaros, que se corona a 2.334 metros de altitud.
Últimos metros de bajada del Risco de los Pájaros...
Vegetación de alta montaña. Un pequeño e incompleto compendio.
Una senderista camina junto a la Lagua de los Pájaros, de las más grandes de todo el conjunto lagunar de Peñalara y ubicada a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar. La praderita que la rodea es idílica.
La ruta entra en una fase de tendente llaneo en la zona de las lagunas: caminamos por un sendero difuso y oscilante que surca una zona de muchísimo contenido pétreo.
Un mar de piedras.
Contrastes a los pies del Cerro de los Claveles.
Indicativo de ruta sobre un rocón.
La Laguna de los Claveles, con menos agua que en otros momentos del año. Está situada a 2.119 metros de altitud, nada menos.
La riqueza de agua es inmensa y varios arroyuelos comienzan su curso, cuales nervios líquidos, en esta zona que es conocida como Las Charcas.
El macizo de Peñalara, visto a sus pies.
Caminamos entre grandes bloques de piedra por un sendero bastante bien marcado y llegamos a la altura de la primera, y más grande,de las Cinco Lagunas.
Un arroyuelo se abre paso a través de la mismísima roca.
Cinco Lagunas. Uno de los enclaves más sobresalientes de la ruta.
Descendemos unos metritos entre piedras. Zona de altísimo valor ecológico.
A los pies de Peñalara...
Peñalara y su macizo principal.
Allí donde comienza a gestarse un arroyuelo...
Las aguas del arroyo Peñalara comienzan su vertiginoso descenso para juntarse con el arroyo de la Laguna.
Proseguimos nuestra ruta escoltados por las Cabezas de Hierro.
Sin duda, un hermoso entorno.
La bella Sierra de Guadarrama.
Un tramo donde para evitar que se empantante el sendero se ha procedido a levantar una trocha de piedras...
... y también pasarelas...
Recuerden: no se salgan del sendero marcado. En Peñalara es más importante aún porque... recibe muchas visitas.
Un sendero escoltado por monte bajo de alta montaña.
Panorámicas que no le desmerecen nada en absoluto a los Alpes o los Pirineos.
El Mirador de Javier se abre a un costado de nuestro sendero. Un buen otero sobre toda la Hoya de la Laguna Grande que se abre a los pies de Peñalara, en la zona donde se ubica la mítica, estética y enigmática Laguna Grande de Peñalara.
La ruta de asceso a la Laguna Grande de Peñalara, per se punto final de muchas excursiones menos pretenciosas.
Bajamos por el camino a media ladera que desciende hasta el Puerto de Cotos.
Enlosados...
Una fuente que permite refrescarse el cuerpo en días de calor... No la bebimos, eso sí.
Portera de madera para evitar la salida del ganado que pueda residir por aquí, cosa que ignoramos.
Cabezas de Hierro entre bosques de coníferas.
Cobertizo del depósito. En este punto, a la derecha, nace el camino que asciende hasta la Laguna Grande de Peñalara mientras que la pista prosigue su rápido, empinado y zigzagueante camino hacia el Pico Dos Hermanas, antesala de la subida final a Peñalara. Ahora, claro, nos coje en plena media vuelta.
Al subir lo obviamos para hacer una parada más pausada en la bajada: Mirador de la Gitana. Este espacio peculiar de la Sierra de Guadarrama nos ofrece una de las mejores vistas, y desde luego de las mejores informadas, sobre la Cuerda Larga. Su nombre se inspira en la presencia de unos versos del Romancero Gitano de Federico García Lorca: "cuantas veces te esperara / cara fresca, negro pelo / en esta verde baranda"
Las vistas desde el Mirador de la Gitana.
Las inconfundibles antenas de televisión de la mal llamada Bola del Mundo, que toda la vida del mundo fue el Alto de Guarramillas hasta que alguien dijo que desde aquí se cubría todo el mundo gracias a esas antenas... o algo así. Y Guarramillas mutó en Bola del Mundo, barnizado hasta por un ciclismo profesional que recurrió a la nueva denominación para sus finales ante estas instalaciones con aires de Tintín.
La particular brújula del Mirador de la Gitana.
Descendiendo hasta las Casas del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, posiblemente entre las antiguas instalaciones de la desaparecida estación invernal de Valcotos (por la que existe la explanada asfaltada donde dejamos el coche, la que en 1976 llegó a disponer de nueve pistas de diferentes niveles y de la que aún queda algún vestigio, cada vez menos gracias a un ambicioso plan de recuperación) y actualmente sedes de espacios relacionados con la gestión de este entorno natural.
Caminando por las edificaciones cercanas al Puerto de Cotos: a estas alturas la pista está empedrada. Guau.
Una gran pradera y al fondo, al otro lado de la carretera, el aparcamiento del Puerto de Cotos que con tanta facilidad suele llenarse.
Caminando por la pasarela por la que iniciamos la ruta y que ahora nos acerca al punto inicial de esta espectacular caminata. La vuelta a Peñalara desde Cotos es un rutón.