"Lucca, un espíritu libre en la Toscana". Esta idea fue el hilo argumental de una colaboración con la revista El Mensual de 20 Minutos acerca de esta antigua ciudad-Estado independente aparecida en el número 24 (agosto/septiembre 2014), en papel, y también en su página web. Vaya por delante que hemos seguido y aprovechado este trabajo para esta entrada, mucho más profunda obviamente porque carece de imperativos de espacio. Lucca es unna ciudad con un pequeño jardín en lo alto de una torre, una plaza sobre un desaparecido anfiteatro cuyas trazas respeta y ensalza, un hijo pródigo que revitalizó la ópera y una talla de Jesús que es la más fiel muestra de su rostro porque la talló un testigo directo que le conoció. Todo ello removido, que no agitado, en un contexto añejo muy peatonalizado y protegido por el manto de una vieja muralla que se conserva íntegramente; y hablamos de tres kilómetros. [Mapas VíaMichelín]
Antes de Llegar a Lucca por carretera, si es que venimos desde el Mar Tirreno por eso de algún crucero que nos ha dejado en el puerto de Livorno, hay que cruzar el río Arno y también el canal que se abrió en otro tiempo para facilitar el tránsito de mercancias... y el comercio. Estas infraestructuras explican tanto poso comercial y próspero en urbes de la Toscana más metidas en el interior. ¿Y qué contar de las sugerentes siluetas de estas montañas de estética si no inconfundible sí al menos peculiar?
Bueno, pues ya llegamos a Lucca.
La ciudad de Lucca, vista en una toma aérea que "pescamos" de un panel informativo. Nos permite hacernos una idea de la extensión de su casco viejo y de la disposición de su entramado urbano protegido íntegramente por una muralla (mura, en italiano).
Un viejo avión de combate del ejército italiano, transformado en elemento ornamental en esta rotonda de las afueras de Lucca.
Pasando ante uno de los edificios vecinos de la "stazione", la estación de tren.
Comenzamos a ver la muralla, de aires muy abaluartados que nos confiesan reformas o adaptaciones bajo las premisas del ingeniero holandés Cosmander (como era conocido especialmente en Portugal) y compañía. Un caso único en toda Italia, habría que destacar: han permanecido prácticamente inalteradas ante los bamboleos de la historia. Y hablamos de tres kilómetros de perímetro. O más.
Murallas de Lucca. Toda la parte superior, lo que sería el adarve para entendernos, ha sido transformado en un paseo ajardinado que permite circunvalar la ciudad desde un punto de vista muy chulo. Ideal, sobre todo, para bicicletas.
La Porta de San Pietro. Puerta de San Pedro. Acaso la más hermosa entre los seis accesos a sus abaluartadas murallas.
Lucca. Mura y foso en un entorno ajardinado bastante atractivo. EStamos en plena ruta turística porque todo aquel que venga en tren tiene por aquí el camino más rápido y directo al centro urbano...
Forja sobre el canal que rodea la muralla por este lado de la ciudad. Lucca, habitada desde tiempos inmemoriales y con el sello de etruscos y ligures, disfrutó de sus primeras murallas en el siglo I a. C., en los tiempos del primer triunvirato.
No será raro ver junto a la Puerta de San Pedro carteles de este estilo que publicitan las grandes apuestas culturales de la urbe... o que nos recuerdan un aniversario a base de centurias de las murallas... Que esas cosas también se festejan.
Puerta de San Pedro. Y recuerden: por la Passeggiata delle Mura, un panorámico y agradable paseo por las alturas.
Primeros pasos por el interior del casco urbano de Lucca, donde veremos muchas viviendas con estas hechuras y coloridos. El centro, por cierto, no es un lugar especialmente tomado por los vehículos a motor.
Diferentes concepciones para engalanar balcones... remates clásicos por un lado y las habituales flores, en buena cantidad, por el otro.
Portero automático donde encontramos identificados a los títulares/residentes de la vivienda. Corso Garibaldi.
Caminando por el Corso Garibaldi de Lucca... Dicen que en primavera gana en belleza por las magnolias que florecen en sus árboles monumentales. The Magnolia Street la llaman.
En este establecimiento hostelero en la calle Garibaldi les gusta mucho el cine y James Dean y John Wayne nos lo recuerdan en su fachada... ¡Y dentro hay muchos más!
Mítico coche, ideal por sus dimensiones, aparcado en la Vía della Polveriera.
Monumento a Garibaldi, héroe italiano y padre de la reunificación. Se encuentra en ese gran espacio "abierto" de la ciudad tomado mayoritariamente por la Plaza de Napoleón, pero que los locales denominan Piazza Grande y que a estas alturas es Plaza del Giglio. Obviamente, claro. Los Bonaparte se dejaron caer por aquí e incluso intentaron montar un gran ducado con ellos al mando. Y ese fue uno de los usos de su Palazzo della Provincia.
Piazza Napoleone. Al fondo, una prefectura de los Carabinieri se aprovecha de un viejo edificio de aires palaciegos. A la izquierda, el Liceo Artístico de Lucca.
Otra del monumento a Garibaldi. Y detrás, el "Teatro Comunale del Giglio". Como el nombre de esta plazoleta anexa a la Napoleone.
Garibaldi y Teatro.
Las piernas de un ser humano emergen entre una de las alineaciones arboladas que engalanan la Piazza Napoleone. Al fondo el Palazzo della Provincia.
Gigantesco Palazzo della Provincia, también conocido en el pasado como Palazzo Ducale o Palazzo della Signoría. La estética de esta enorme construcción palaciega no puede ocultar una gran reforma neoclásica. Pero el solar disfrutó de construcciones señoriales desde el siglo XIII, nada menos. Actualmente acoge la sede de gobierno provincial.
Palazzo y piazza. Esta plaza fue profundamente remodelada en los últimos años de la década de los ochenta.
Escultura a la española María Luisa de Borbón, obra del escultor Lorenzo Bartolini en la Piazza Napoleone y frente al Palazzo Ducale. Esta damisela, hija de Carlos IV y nacida en La Granja de San Ildefonso, gobernó el Ducado de Lucca entre 1817 y 1824.
Via Beccheria. Al fondo se intuye la torre de San Michele in Foro, otra de las grandes iglesias de Lucca y en cuyo coro comenzó a ejercer un posteriormente famosísimo Giacomo Puccini, por cierto.
Rincón engalanado y dedicado a Lucca, ciudad y provincia, en la Piazza Napoleone. Ser nativo de esta zona es una forma especial de ser y vivir, según se dice en Italia, quizá por eso de haber sido un minúsculo estado independiente durante cinco centurias. No llega a los 90.000 habitantes y sus calles céntricas son más amigas del paseo o la pedalada. Un lujazo de urbe.
Piazza Napoline in bianco e nero.
Otra imagen del Gran Teatro y el monumento a Garibaldi. Ya llevamos un buen ratito por aquí.
Hotel Universo, en la Piazza del Giglio de Lucca.
Caminando por la Via Duomo.
Cosillas que vemos por la Via Duomo.
Vistas al patio de una vieja casa en la calle Vía Duomo.
La Via Duomo ensancha y estrecha en su discurrir, provocando la generación de alguna plazuela como ésta en la que destaca la iglesia de San Giovanni e Reparata.
San Giovanni e Reparata. Una iglesia de gran importancia porque, de hecho, fue la primera catedral de Lucca hasta que se construyó San Martino practicamente al ladito. Construida sobre restos paleocristianos y sometida a diversas actuaciones.
Viviendas en Lucca cerca de San Giovanni e Reparata.
Catedral de San Martino con la plaza del mismo nombre a sus pies. Uno de los rincones más hermosos de Lucca. Se dice que es el mejor ejemplo de esa corriente constructiva "pisana" fuera de Pisa. Es posible. A nosotros, acaso por su entorno más despejado, nos llamó más la atención San Michele.
San Martino. Catedral y plaza. Y residentes desplazándose en bicicleta.
Catedral de San Martino, también conocida como el Duomo di Lucca. Consagrado nada menos que en el siglo XI y punto de unión entre el románico y el gótico. Fue levantada entre los siglos XI y XV.
Así vemos San Giovanni desde los accesos a San Martino.
San Martino. Su fachada (facciata) resulta llamativa por esa gran triple arcada, pero su torre es absolutamente hipnotizante.
San Martino. Cuestión de alturas.
Riqueza ornamental del pórtico de San Martino. Motivos escultóricos y geométricos por doquier.
En la facciatano falta la representación del titular: éste en cuestión es San Martino.
Mitologías y recursos de inspiración romana... ¿o no?
De Pegasos y geometrías...
Interior de San Martino. En este templo custodian el "más fiel rostro de Jesús", reflejo de la realidad absoluta y conocido como Il Volto Santo, una santa faz que descansa aquí. Fue labrado en madera de nogal; dicen que su autor es Nicodemo, asistente al descendimiento desde la cruz.
Interior de San Martino... o San Martín. Una guía inglesa que ojeamos decía, textualmente, que "is a mystic experiencie that leaves never-ending-sensations". ¡Toma ya!
Una fuente ornamental, ideada en 1832 por Lorenzo Nottolini, escupe agua en las afueras de San Martino, en una pequeña plaza anexa a la de San Martino: la Plaza Antelminelli. El nombre de la piazza deriva de unas antiguas casas que fueron derribadas en el arranque del siglo XIV para crear este espacio urbano.
Más vale repetirlo que equivocarse... Visto en un bar muy chulo (más chula es su terraza) en la Piaza Antelminelli.
Vieja edificación en la que se conserva, no sabemos si reproducción u original, el típico portantorchas que permitía darle luz a la noche medieval de Lucca.
Una callejuela nace junto a la Via delle Trombre gracias a este apañado arquito.
Por la Via delle Trombre, entre ventanas con algún que otro año de antigüedad.
La Via delle Trombre desemboca en la Piazza Bernardini. Nos recibe esta capillita.
El palacio Bernardini es el que, desde su contrucción mediado el siglo XVI, le da nombre a esta plaza. Una de sus mayores curiosidades es la "piedra del diablo" (pietra del diavolo), una piedra de curvatura imposible presente en una de las ventanas (y que cualquiera que no conozca esta leyenda puede pensar que se trata de un error constructivo).
Confluencia de la plaza Bernardini y la calle Santa Croci. Ahí donde una mujer observa un escaparate se encuentra una tienda de una de esas marcas italianas tan estilosas... y tan caras.
Italian style...
De ahí venimos. A la derecha, sede del Monte dei Paschi de Siena (banca), el Palazzi Balbani.
Via San Anastasio. Lucca. Más portadores de antorchas, primitivos sistemas de iluminación urbana.
Detalle heráldico en una vivienda.
Lucca´s skyline.
Conservatorio musical. Lucca.
Callejeando por el centro de Lucca.
Un gato descansa en el asiento de una motocicleta que, aparcada, sirve para promocionar un negocio hostelero.
Trazasa medievales en Lucca.Raíces etruscas y ligures, cimientos romanos y mucho, pero que mucho, esplendor durante el Medievo y el Renacimiento, Lucca es una incitación al paseo sosegado y al descubrimiento permanente.
Lucca. Un casco viejo que nos transporta a otro tiempo.
Via San Andrea. Vemos, y nos asombramos, con la Torre Guinigui, que en su cúspide tiene un pequeño jardin con encinas y que forma parte del palacio de una de las familias más influyentes de Lucca en centurias pasadas.
Base de la Torre Guinigui, en lo que parecen unas mazmorras o algo así. No es fácil tomar foto panorámicas dadas las estrecheces de las rúas y la esbeltez de algunos edificios.
Un hombre camina por la Via San Andrea. Vista desde la Via delle Chiavi d´Oro
Area Pedonale. "Segundas lecturas permitidas por el español aparte", Lucca, y su centro urbano, está consagrado a la bicicleta. Nada que envidiarle a los Países Bajos, oigan.
Vicolo della Felicitá, un callejocito que se abre en la calle San Andrea.
El palacio de los Guinigui y la torre homónima, contemplados desde la calle Via Guinigui. Y fotografiados con dificultad, tales son sus dimensiones. Actualmente, un museo nacional. La torre ajardinada, y crean que es curioso encontrarse con una esbelta encina a 270 escalones medievales sobre el suelo, es una pasada.
Aquí sí nos tienen que avisar dos veces para ir por donde ellos quieren...
Viejos edificios en la Via Guinigui. Otra parte de Lucca que nos remonta a tiempos remotos.
Cómo tender la ropa y no morir en el intento... Evidentemente es un juego visual, porque los operarios están a lo suyo y la ropa, también.
Ensolado en esta parte de Lucca, mientras nos acercamos a la Piazza San Pietro.
Iglesia de San Pietro Somaldi.
Un rinconcito de Lucca junto a la piazza San Pietro.
Caminando por la Via del Portico, nos encaminamos con paso firme a la espectacular Piazza dell´Anfiteatro, tan meca de restaurantes y tiendas de recuerdos como escala obligatoria, por pintoresca y agradable, en cualquier visita a la ciudad.
Plaza del Anfiteatro, un espacio que respeta la forma y disposición de una construcción romana (un anfiteatro, como dice su nombre) anterior. Hermosísimo lugar.
Escultura urbana en la Plaza del Anfiteatro, que en el siglo XIX se convirtió en la sede de un concurrido mercado.
Plaza del Anfiteatro.
Estampa inconfundible de la Plaza del Anfiteatro, con una sucesión de alturas distintas, pero colores semejantes.
Una imagen panorámica de toda la plaza.
Terrazas en la plaza del Anfiteatro, un buen lugar par aun rfrigerio y mejor para una cena al aire libre.
Negocios y turistas en la Plaza del Anfiteatro
Plaza del Anfiteatro.
Dejamos atrás la plaza y salimos por uno de sus cuatro accesos, el que da a la Piazza Scarpellini y la comercial Via Fillungo.
Unos entran, unos salen.
Piazza Scarpellini de Lucca.
Caminando por la Via Fillungo, la calle principal de la zona más histórica de Lucca.
Via Fillungo.
Albergo La luna, junto a la Via Fillungo, en una plazoleta llamada Corte Compagni.
Un arco de aires decimonónicos conecta la Via Fillungo con una especie de galería comercial al aire libre.
Via San Giorgio.
Una bicicleta de la marca Poli, apoyada junto a una papelera con el escudo de Lucca.
Bar Pranzi. Via San Giorgio. Un poco de todo.
Turistas caminando por la confluencia de las calles Via Buia y Via Santa Lucía.
Una joven damisela conversa por teléfono apoyada en una pared de la calle Santa Lucía.
Lucca, siempre sorprendente.
Una jabonería, entre otras muchas cosas de las que vende, en el centro más comercial de Lucca.
Estamos en la parte trasera de San Michelle in Foro, otra de las grandes iglesias de Lucca. A esta ciudad la llamaban la ciudad de las cien torres y las cien iglesias.
Este arquito comunica San Michele con el edifico del otro lado de la callejuela. Vamos a llegar a la Piazza de San Michele, posiblemente la más concurrida de todas (durante nuestra estancia, por lo menos) y la asentada sobre el antiguo foro romano.
Llegando a la plaza. Muchos negocios bancarios alrededor.
Detalle constructivo en los bajos de un edificio ocupados por una sucursal de una entidad bancaria: Banca Nazionale del Lavoro.
San Michele in Foro. Hermosisima iglesia que sigue los parámetros del románico pisano.
San Miguel, "asomado" al foro.
Buca San Antonio, en la Via della Cervia.
Acceso a vivienda en la Via di Poggio.
Piazza Citadella. Un espacio muy agradable de la ciudad de Lucca.
... y en esta plaza, escultura a Giacomo Puccini. El célebre compositor es uno de los vecinos ilustres. Su casa natal es un museo y su figura también inspira una ruta por su callejero en la que no falta, un siglo después, el que era su restaurante preferido; así se las gastaba el hombre que concibió un pasaje tan sobrecogedor como el Nesun Dorma del Turandot.
Disfrutando de una terraza en la piazza Citadella.
Bicicletas. Grandes aliadas en Lucca.
Casa Natal de Giacomo Puccini, transformada en museo.
La calle Poggio. Y al fondo San Miguel. En el coro de su iglesia comenzó su andadura musical Puccini. Para él, viendo cuál era su casa, era la iglesia del barrio...
Un moderno portantorchas en forja.
Ropas tendidas al viento en un callejón.
Una pareja consulta el género exterior de una tienda de recuerdos y souvenirs en la Via Vittorio Venetto, la otra gran calle comercial del Lucca más clásico y viejo.
Via Vittorio Venetto con Via Emanuele II.
Una Nastro Azzurro bien fresquita para disfrutar de una relajada pausa en una de las varias terrazas que proliferan en la Piazza Napoleone.
Nos vamos despidiendo de Lucca igual que fuimos recibidos: con un vistazo impactante sobre su muralla.
¿Hemos dicho ya que Lucca, la Toscana, en general incluso todo el norte de Italia, es una zona muy muy ciclista? Lucca acogió la salida de varias pruebas durante los Mundiales de 2013... y durante años organizó una carrera por etapas en toda su provincias, porque existe una Provincia de Lucca, que fue la primera clasificación general en la que se impuso como profesional el genial cántabro Óscar Freire, tres veces campeón del mundo. ¡Cómo te echamos de menos, Óscar!