Salvaleón, un pueblo entre dehesas en la Comarca Sierra Suroeste célebre por sus embutidos


Salvaleón. Ubicación geográfica de esta población pacense (aunque en Cáceres existe otra homónima, aunque en ruinas y también con los restos de su castillito) de vocación serrana y dehesas memorables de la que aquí se han loado su senderista Ruta de los Doce Apóstoles, su ejemplarizante dehesa comunal Monte Porrino y su cercano Risco Barbellío con las historias de tesoros en el interior de su cueva. Historia intensa, aunque poco publicitada y quizá no tan mediática, en las últimas décadas ha aparecido en un par de ocasiones en las páginas de la revista Interviú por la malformación de una cría de cerdo (el cerdo-mono-elefante) y por un escándalo económico a través de un matadero en el que desaparecieron cientos de millones de pesetas en toda una estafa. Además de estudios sobre la memoria histórica (interesante apunte en la página 16 de este documento enlazado), o la presencia de miembros de la familia Bosé en fincas de la zona, también lo ha hecho en publicaciones de motor, como parada obligatoria para comer jamón, y en revistas de senderismo y ciclismo de montaña. [Mapas ViaMichelín].

Salvaleón. Escudo municipal. La corona no es ningún regalo teniendo en cuenta que de sus parajes salió el maderamen empleado por las tropas del Duque de Alba en su avance hacia Lisboa para presionar en la coronación de Felipe II como rey de Portugal y que en sus pagos se aguantó el empuje de las tropas anglolusoholandesas durante la Guerra de Sucesión, una resistencia persistente pero infructuosa que sin embargo le valió la condonación de la deuda con el tesoro real.

Salvaleón no se ve desde las faltas de la Sierra de Santa María, que comparte con Barcarrota... pero se intuye. Se encuentra en una hondonada a los pies de esta construcción que se observa: un matadero.



Las brumas son habituales en esta zona serrana en función de la época del año... y el embalse de Nogales, cercano, también ayuda lo suyo.

Bajamos de la Sierra de Santa María, que en su mayor parte pertenece al término municipal de Barcarrota por cierto, y nos ponemos rumbo a Salvaleón por el nuevo trazado de la EX-320. Lo de "nuevo" viene porque existía otra ruta anterior que ha quedado como acceso local, y es que esta carretera ya lleva unos años en servicio. Preciosas vistas de la Sierra de Monsalud, por cierto.

La EX-320, en un tramo que no existía, ideó un viaducto para salvar un barranco en la parte alta de Salvaleón: el de Bellavista. Un mazacote que impone y que algún día descubrirán los practicantes del puenting y demás actividades similares.

La Sierra de Monsalud y campos anexos, vistos desde la portera de acceso a una pequeña finca en la parte alta de Salvaleón.

Salvaleón. Una vista desde las alturas.

El mirador de Bellavista. Pese a que un banco esté destrozado y que el entorno no esté especialmente cuidado (desperdicios, hierbajos...) es un lugar magnífico por las panorámicas sobre Salvaleón y todo su entorno. Eso sí, la mítica dehesa Monte Porrino queda tapada a la vista.



La parroquia de Santa Marta, del siglo XVI pero con raíces anteriores, es el gran edificio del casco urbano porrinero. Aquí, visto desde el mirador de Bellavista.

Vamos bajando por la pista que sube hasta el mirador desde la calle San Pablo...

Una vista, parcial, sobre el viaducto y el verdor otoñal de los campos que evita con sus alturas...

Perrillo a la sombra...

Casa baja, y vieja, en la calle San Pablo; una rúa panorámica sobre el casco urbano...

Salvaleón, vista más o menos general del entramado urbano desde la calle San Pablo.

Muro, tejas y explotaciones agroganaderas...

En el nacimiento de San Pablo, esbelta higuera y vista del castillo.

Salvaleón...

El castillo de Salvaleón. Hacia allá vamos...

Otra del castillo de Salvaleón. Fortaleza de origen musulmán y bastión de mozárabes.

En el entorno de la Fuente Castillo algunos encuadres aprovechando la vegetación circundante nos podrían evocar a latitudes más meridionales...

Restos de muralla en el castillo de Salvaleón, realmente más que castillo toda una fortaleza que en su momento llegó a acoger en su seno al fundador de Badajoz, Ibn Marwan. Es una pena que esta fortificación nacida como tal en el siglo XII pero con raíces musulmanas muy anteriores se encuentre en un estado de conservación tan malo, condenada por un limbo en el que no se aprecia mucho esmero de las autoridades ya sean nacionales, autonómicas o provinciales.

La torre del homenaje del castillo de Salvaleón, contemplada a través de una abertura en el lienzo de la muralla que se conserva.

Vistas de la zona conocida como Fuente Castillo desde los alrededores de los restos del castillo.

El torreón y los restos del castillo supervivientes, en otra toma. La fortaleza, lo que queda, está rodeada de campos de labor e instalaciones ganaderas y algunas viviendas.

Fuente Castillo. Un vetusto pilar que cogió el testigo de una lagunilla que existía, por lo que nos cuentan, junto al castillo y que posteriormente desapareció para dar paso a varias edificaciones. El caño metálico que se aprecia, el de caudal más generoso, fue instalado en los años 90 del siglo XX para recuperar las aguas de otro viejo pilar que vertía sus aguas en la plaza del pueblo. Un agua magnífica.



Fuente Castillo. No son pocos los que pasan por aquí cada día para coger agua. Hemos sido testigos de gente venida de otros pueblos para llenar tarras y garrafas en épocas de restricciones. En Salvaleón abundan los manantiales y, en otro sinsentido, incluso tienen en sus cercanías un balneario de líquido elemento rico en hierro, La Herrería, que permanece cerrado desde hace décadas.

Fuente Castillo.

Chorrazo del caño que trae el agua del pilar de la Plaza... que feucho queda ver la tubería a pelo, pero es lo que hay.

Fuente Castillo. El entorno cercano se ha ajardinado un poco y se ha creado un entorno muy agradable para descansar y conversar. Las farolas son de estilo fernandino y, no estamos completamente seguros, proceden de alguna gran capital española.

Higueras en una pequeña parcela vecina de Fuente Castillo.

... y en la "casa" de esa parcela vecina...

Gatitos juguetones...

Fuente Castillo, a través de la rejería de una portera de una pequeña edificación vecina de Fuente Castillo.

La Sierra de Santa María, contemplada desde las cercanías del castillo y Fuente Castillo. Zona de grandes pendientes y de últimas casas que, con la construcción de una nueva carretera que circunvala el pueblo, se ha convertido en un acceso muy recurrente para muchos vecinos y visitantes.

Torre del homenaje de la vieja y ruinosa fortaleza de Salvaleón, de origen musulmán, contemplada desde la calle Juan Carlos I, que es el nombre de la rúa que sube hasta Fuente Castillo. La casa de Feria, que poseyó Salvaleón desde mediados del siglo XIV, llegó a ampliarlo en el XV. Nada queda de aquello nada más que la imaginación...

Contrastes en la calle Juan Carlos I.

Salvaleón se extiende ante nosotros. Estamos, casi, en el punto más alto de la calle Juan Carlos I. Hermosas vistas. A la izquierda arranca la empinadísma calle Guzmán el Bueno.

Lo de antes, pero más cerca y en agosto de 2014.

Calle Guzmán el Bueno.

Las panorámicas que nos regala la calle Guzmán el Bueno. La imagen engaña y disimula sus pendientes de dos dígitos.

Efecto "fresco" sobre una instantánea de la calle Juan Carlos I.

Un pueblo donde es raro ver más de tres alturas...

Calle Juan Carlos I. Siempre nos llamó la atención esta casa por el detalle de la estrella de David en su fachada, un símbolo eminentemente judío. Según nos comentaron, todo se debió a que los constructores de la casa habían estado trabajando en Suiza durante los años de la emigración masiva y allí vieron este símbolo, sin conocer este significado, y quisieron emplearlo aquí como elemento ornamental.

Confluencia de las calles Juan Carlos I y San Antonio. Detrás, los montes del paraje conocido como Valdelobos.

La calle Juan Carlos I se allana. Pero también se estrecha entre un mayor número de casas. Muchas de estas viviendas desgraciadamente están vacías la mayor parte del año. Cosas de la despoblación, la emigración y la "menguación" demográfica. Salvaleón anda por los 2.500 habitantes, pero triplicaría holgádamente, si no más, si las segundas y terceras generaciones volvieran en masa.

Hermosa cerámica decorativa en el acceso a esta vivienda de la calle Juan Carlos I.

Casa en la calle Juan Carlos I de Salvaleón.

Construcción baja en la calle Guzmán el Bueno, justo donde desemboca en una pequeña plazoleta, acaso cruce de calles con la Bravo Murillo Street...

... donde encontraremos un par de bancos, una acera mínima, y varias plazas de aparcamiento bastante solicitadas. Esa casa de atrás fue derribada en agosto de 2015, ergo estamos ante una imagen arqueológica.

Zona de "tinaones" (cuadras y locales para el almacenaje de aperos y herramientas camperas o también frutos del campo y cria de gallinas) en la calle Camino Regato Pozos...

Llegamos al y rodeamos el parque para alcanzar la entrada al pueblo desde la carretera de Nogales. Típico cartel de la diputación explicativo.

... y una interpretación municipal más artística en azulejería, ubicada en el perímetro del parque.

Detalle.

Señales viales más artesanales...

Interior del parque municipal, una obra relativamente reciente con respecto a otros pueblos cercanos. De finales del siglo XX, vamos.

Ocaso en el parque...

Nos cambiamos de lado en la carretera y contemplamos la conocida como "Cruz de los mártires". Los mártires también evoca a este "barrio".

Cruz de los mártires. Y detrás, el colegio de primaria Luis Chamizo. La infancia va menguando. Fotos antiguas nos refrescan que en escuelas mucho más modestas y peor equipadas había pobladísimas aulas.

Participantes en el Triatlón de Salvaleón, muy duro por cierto, en la edición de 2013. Corren por Los Mártires, a los que se llegan con una cuestecita puñetera.

La calle Granada. Reflejos.

Calle Granada o, en el habla popular, "callegraná".

Edificaciones en calle Palmera.

Calle Palmera. Su zona superior.

Y a la izquierda, en otro tiempo, dos ponis pastan en uno de los últmos cercados sin edificar que quedan dentro del casco urbano, al lado de la calle Granada. Calle Palmera.

Curvita en la "callegraná" y perspectiva muy agradable.

Un triatleta afronta una leve bajada en el curveo antes citado de la "callegraná"...

... y otra lo hace subiendo...

Enorme calabaza en el balcón de una vivienda de la "callegraná".

Calabazas vecinas...

Bajamos hasta el recinto ferial, en las traseras de la callegraná, en cuyo acceso encontramos esta composición artística del callejero en azulejería.

Calle Virgen de Aguasantas, trasera del Recinto Ferial.

El casco urbano de Salvaleón, contemplado desde las afueras del recinto ferial. En la vega del arroyo de los Linos, hoy en día canalizado pero años atrás no. Es la parte más baja del casco urbano, con permiso del Llano de la Virgen. Entre todas las viviendas sobresale la iglesia de Santa Marta.

Pintada en la calle Capellanía, la de los supermercados y un par de talleres de oficio. En otro tiempo también contaba con una discoteca tanto de verano como de invierno.

El Panda, negocio mítico de Salvaleón cuyo horario sorprende a los forasteros pero se adapta perfectamente a su mercado en los flujos del pueblo.

Bar El Nene. Saluden a Blas...

... y recuerden que tiene tres estrellas, aunque no Michelín.

Calle Cervantes. En esta rúa encontramos varias casas de interesantes y viejas fachadas. Como ésta.

La plaza de España de Salvaleón, contemplada en una noche de finales de octubre desde la primera planta de Bar Oasis, más conocido como El Burro o Burrino por una cuestión de viejas propiedades. La iglesia manda en la plaza. A su lado (izquierda), el célebre Bar Centro.

Empedrado al estilo portugués de la plaza de España. En 2014 fue sustituido por otro más amable con los bailares que acuden a las orquestas. Se quejaron algunos. Detrás, la iglesia parroquial de Santa Marta.

Plaza de España e iglesia de Santa Marta. En su alrededor y área de influencia gira la vida del pueblo y crecen varios establecimientos hosteleros.

La plaza de España.

Santa María de Agosto...

Un caballo "aparcado" en la plaza de España, todavía ésta con el suelo anterior que a la gente no le gustaba porque se resbalaba al bailar (y mira que es hermosa la calçada portuguesa...)

La torre, más bien espadaña doble y escalonada, de Santa Marta, contemplada desde la calle José Mangas Gago (pintor local). De allí siempre nos ha hecho gracia este cartel anunciador de los productos de Monte Porrino. El logotipo nos resulta simpático y entrañable.

Otra versión de lo anterior...

Aunque ha sido profundamente restaurada en los últimos años, en el exterior de Santa Marta aún anidan muchas palomas.

La plaza de España, contemplada desde la terraza interior de una vivida de la calle José Mangas Gago. Al fondo, el Bar Las Gemelas (antes, La Cubana) y la oficina de (la antiguamente conocida antes de la crisis y las fusiones bancarias como) Caja Badajoz.

Ventana en la calle José Mangas Gago.

Un logo realmente cachondo que también ha evolucionado.

La casita de la plaza. Un negociete muy apañado junto a la Plaza de España.

La plaza, el ayuntamiento y la iglesia de Santa Marta, vistos desde la calle José Mangas Gago.

Iglesia parroquial de Santa Marta. Así ha quedado su interior tras el verano de 2015 después de unos trabajos de restauración que han recuperado su aspecto original.

Otro establecimiento mítico de esta población. Y con clientela selecta. Al fondo, la iglesia.

Ascendente calle Cardenal Cisneros.

Si comenzaramos a andar dos fotos más atrás y giramos hacia la derecha, en una explanada al estilo del largo luso que es el mejor aparcamiento de los céntricos, llegamos a la calle Santa María. Aquí, a la altura de la vieja Casa de la Cultura, actual Centro Cultura y de Formación.

El historiador, escritor y profesor universitario Fernando Serrano Mangas, uno de los mayores especialistas en la "Conquista" de América, un hombre culto y afable, falleció en 2015. Natural de esta villa, el pueblo no dudó en dedicarle a su memoria este Centro de Formación.

Calle Santa María.

Florido balcón en la calle Santa María.

Y aquí, con color y bajo un efecto ojo de pez...

Más o menos a mitad de calle ésta se torna descendente para desembocar en el Llano de la Virgen, la otra gran plaza del pueblo.

Sucesión de viviendas en la calle Santa María.

Vivienda de la calle Santa María.

Calle Santa María.

La Plaza de la Virgen, la otra gran plazuela de la villa y sede de la ermita de la patrona.

Ermita de Nuestra Señora de Aguasantas, patrona de Salvaleón y protagonista de festejos el día 8 de septiembre (que es también el Día de Extremadura). Sus aledaños acogieron durante muchísimo tiempo un cementerio que estaba destinado a las personas menos pudientes de la población. No está claro el año de su construcción, al menos de la construcción original, pero algunas fuentes aluden a la Baja Edad Media, lo que es tanto como hablar de la fundación del pueblo.

Ermita de Aguasantas. Puerta del Perdón. El templo ha sufrido diversas remodelaciones con el paso de los años y el engalanamiento de este acceso es uno de esos trabajos...

Ermita. Imagen de la Virgen de Aguasantas, patrona de Salvaleón (también lo es de Jerez de los Caballeros, también en Badajoz; Aguas Nuevas, de Albacete; y Villaverde del Río, de Sevilla).

Plaza de la Virgen.

Calle Salvatierra.

El casco urbano por este lado da a la Cuesta Salvatierra, vieja ruta hacia el pueblo vecino que esconde una buena rampa que hace las delicias de los ciclistas.



¿Puente del Alcornocal? Una infraestructura muy remozada pero con evidentes raíces en otro tiempo bastante pasado...

Calle Salvatierra. Sombra bajo higuera con banco incorporado...

Alineaciones de higueras junto a la calle Salvatierra. Este árbol no es técnicamente original: el pueblo estaba completamente rodeado de dehesas de encinas y alcornoques, pero sus cercanías fueron limpiándose de estos árboles en siglos pasados para fomentar la creación de tierras de labor o espacios para la crianza de diferentes animales.

Calle Moreno Nieto.

Calle Moreno Nieto.

Vista de la ermita del Llano de la Virgen y de parte de esta plaza desde la calle que nos lleva a las ruas Moreno Nieto, Corredera y Hernán Cortes. La plaza del llano ha cambiado mucho. De ser un espacio empedrado y con un pilar, a cementado y luego pavimentado. En sus alrededores también estuvo el cementerio en su tiempo. Poco a poco han crecido las viviendas y, más abajo, el recinto ferial.

Calle Los Giles, una cuesta de menos a más.

Pues eso...

Vista de la antigua Casa Cuartel de la Guardia Civil, instalación abandonada en los años 70 con la centralización del puesto en la vecina Barcarrota. En este lugar se grabaron bastantes secuencias de la película española El hombre de Arena de José Manuel González, un rodaje que revolucionó el pueblo... y también a la prensa regional.

El castillo de Salvaleón sobresale entre el mar de casas del casco urbano. Vista desde una terraza en la calle María Lorido, vecina de la calle Los Giles.

Salvaleón. Se observa muy bien el nuevo viaducto de Buenavista, nunca mejor dicho, que aprovecha la carretera que une Barcarrota con Zafra.

Otro vistazo. La verdad es que estas imágenes vienen bien para defender que en su momento fuera refugio de los mozárables que se rebelaban contra los musulmanes.

Parajes vecinos a Salvaleón, vistos desde la calle María Lorido. Esa pista cementada que se observa entre los olivos es la llamada Cuesta Salvatierra. Una pared de gran pendiente, hoy en día cementada en su integridad y en otro tiempo con un trampo empedrado, que es digna de un Tour de Flandes. Y de ese estilo. Ahí queda eso. Actualmente desemboca en la nueva carretera que circunvala al pueblo.

Tejas salientes en la calle Los Giles.

Brumas invernales en la empinada calle Los Giles. La humedad y el frescor, siendo tan intensos como lo pueda ser el sol en el estío, son muy agradables por puros y sanotes.

Calle Los Giles. Estrechamiento. A la derecha, al fondo, nacería la calle Moreno Torrado.

Calle Moreno Torrado... donde antiguamente se ubicaba el cuartel de la Guardia Civil (el edificio existe, pero no el destacamento).

Salvaleón regala muchas vistas agradables, pero ésta es una de las que más nos gusta. Cuesta Salvatierra, Valdelobos...

Una argolla para atar las "bestias", como dicen los viejos... Cada vez se ven menos burros y mulos. Los caballos, sí. Pero por ocio y recreo.

Calle Moreno Nieto. Los estéticos paisajes del paraje de Valdelobos, al fondo.

Calle Moreno Nieto. Antiguamente en esta calle existía una casa que vendía dulces típicos. Unas perrunillas buenísimas. Las siguen vendiendo, pero en un local cercano a la calle José Mangas Gago... Bueno, y en la cercana calle Moreno Torrado, donde está la fabrica.

Recuperando los colores...

Un zoom al horizonte desde donde la calle Moreno Nieto se convierte en Hernán Cortés.

Moreno Nieto. Cruzada por la calle Calatrava, se transforma en Hernán Cortés.

"Lacasalcura". Residencia de los párrocos que ejercían en Salvaleón... cuando sólo ejercían en este pueblo. Ahora se comparte. Los tiempos cambian.

Calle Cardenal Cisneros. Corta, pero con una buena cuesta.

Calle León XIII, que desciende a la plaza de la reina Sofía, un cruce de calles y un lugar de paso en torno al que hay banco, estanco, seguros y gestores, supermercado y hubo panadería y hasta una tienda de moda.

Reproducción de la célebre fuente de los leones de La Alhambra de Granada en la plaza de la Reina Sofía.



Golondrinas anidando bajo una cornisa en un edificio de varias alturas que, asentado en la plaza de la Reina Sofía, afea la estética del pueblo.

Otra de la fuente de los leones...

Calle Isabel la Católica. La fachada de zócalo verde, una antigua panadería.

Empedrado típico de estos pagos.

Calle Isabel la Católica, con su clásico curveo. Antiguamente era la salida en dirección a Barcarrota, aunque por su anchura también se permitía el paso de camiones, buses y vehículos de grandes dimesiones como entrada (en vez de la paralela y con un paso estrecho calle Colón).

Isabel la Católica se fiburca: rampa ascendente hasta la vieja carretera (que a su manera también circunvalaba) o inicio de ruta, pasando bajo un puente, hacia el querido Monte Porrino.

Anochecer en un farol clasicote.

La calle Huerta de Lucas pasa bajo la vieja carretera, salvada por el Puente de Valdejerez, y comunica el casco urbano con la dehesa Monte Porrino (que está a dos kilómetros) o la Sierra de Santa María.

Pilar.

Puente de Valdejerez o Valjerez, de las dos formas lo hemos visto. Aunque siempre nos sonó más la primera de ellas.

Escalinatas de la calle Huerta de Lucas hasta la calle San Antón.

La antigua EX-320.

La calle Colón, paralela a Isabel la Católica.

Calle Colón.

Tejados y terrazas contemplados desde una segunda altura entre las calles Colón e Isabel la Católica.

Chimenea a la vieja usanza y tejas árabes.

Un cerro cercano.

Antenas de televisión a la caza de su señal...

Regresamos en dirección a la Plaza por la plaza de la Reina Sofía y la calle Pizarro. Por aquí el castillo se deja ver.

Calle Pizarro. En este tramo hubo discoteca, peluquería, tienda de electrodomésticos, bar clásico, sede de partido político y estanco. Todo en diferentes épocas, aunque con varias vecindades.

La calle Cubo es un repechón empinadísmo que comunica la plaza de España con la plaza de Leganés (localidad con la que estaba hermanado Salvaleón, porque tiene allí muchos porrineros, y que le dio un nombre que luego le fue quitado), donde ponen el mercadillo y donde se encuentra desde 2003 el Centro de Interpretación de la Dehesa. Su sede, un viejo molino de agua del siglo XVI. Un centro pionero de gran valor didáctico. No dejen de visitarlo.

En la calle Cubo, donde hubo y hay bares y discotecas y hasta un cine, el Pub Jardín. Mítico local que Ibiza hubiera creado escuela.

El logo del Pub Jardín. Antes de que pueda desaparecer... eso es patrimonio histórico.

La explanada del Cubo.

Un equino muy cotilla...

Paseo panorámico en el Cubo, como si fuera el adarve de una muralla.

Vista del casco urbano. El castillo vuelve a hacerse notar.

El Cubo.

Se avecina tormenta.

La parte más alta del casco urbano...

Calle Meléndez Valdés.

¡Menudo paredón la calle Ramón y Cajal!

Calle La Pileta. Calles angostas, casas más pequeñas.

Edificación en la calle La Pileta.

Calle Buenavista.

Calle La Pileta. En la parte más alta del pueblo, y la más cercana al viaducto. Esta zona también regala buenas panorámicas. Hace unos años intentaron montar por aquí un bar, aunque sin mucho éxito.

Campos y montes por los que abandonaba Salvaleón la EX-320 en dirección a Barcarrota. Todo un puerto de montaña de serranía. Buena zona ésta para la bicicleta.

Salvaleón, contemplado desde un campo cercano a la Huerta Rivera.

Bajamos hasta la carretera que conduce a Nogales a través de la Sierra de Monsalud. Ruta remozada, pero sinuosa, por la que pasa el sector ciclista del Triatlón de Salvaleón.

Primeros participantes en llegar desde la Cuesta Marín y sus dieces por ciento.

Hace no muchos años esta carretera era bien diferente...

Un ciclista, con un hermoso contexto paisajístico de fondo.

Llegando a la rotonda con la nueva EX-320. Salvaleón pueblo aún queda a un kilómetro.

Cruce de participantes en el Triatlón de Salvaleón ya en la nueva EX-320.

Una palmera crece en los exteriores del cementerio municipal.

Cementerio municipal.

Cementerio municipal.

El cementerio municipal, recién rebasado por un trialeta.

Exterior del pabellón deportivo municipal.

Una joven da sus primeros pasos mientras observa un partido de pádel en la "ciudad deportiva" de Salvaleón.

Vistas a la dehesa desde una puerta auxiliar del pabellón municipal.

[Última visita: agosto de 2015]