Ávila, ciudad sede de la carrera popular Memorial Nuria Jiménez y destino ya abordado en este blog con motivo de su cada vez más célebre feria medieval. Ya sea por una u otra llamada, o por el simple placer de un paseo tranquilo o unas buenas tapas, Ávila siempre merece una visita. En esta ocasión, apostamos por aunar práctica deportiva y turismo con esta carrera como hilo conductor y remitiendo siempre a la citada entrada de la feria medieval para profundizar más en la capital abulense. En la edición de 2015, la segunda de vida para esta carrera de homenaje a una atleta del club Puente Romanillos que falleció en junio de 2013 a los 38 años de edad, se impusieron el canario Francisco José García y Jacqueline Martín. [Mapas VíaMichelin]
Memorial Nuria Jiménez. Plano y altimetría del circuito de 5 kilómetros al que hay que darle dos vueltas para completar los 10 de los que consta esta prueba organizada por el Club Atletismo Puente Romanillos. Por su interés informativo en la elaboración de la entrada ha sido incluido aquí, si bien apareció publicado en la edición digital La Tribuna de Ávila en 2014, de cara a una primera edición en la que se impusieron el atleta abulense Luis Miguel Sánchez Blanco y la salmantina Gema Martín.
La plaza de Santa Teresa, también conocida como plaza del Mercado Grande, acoge la salida y la llegada de esta carrera popular. Esta plaza, remozada en los últimos años, aglutina diferentes "Ávilas": la de las murallas, la decimonónica de los soportales, la de las iglesias, la de los monumentos y también la de las obras nuevas. Una mezcla un tanto extraña con mucho encanto en su lado norte y bastante menos en el sur. En la imagen apreciamos un monumento a todos los abulenses ilustres en la historia, repartidos por temáticas y liderado por una imagen de Santa Teresa, y la originalmente románica iglesia de San Pedro.
Ávila. Plaza de Santa Teresa. Una vista desde los soportales. Y al fondo, la conocida como Puerta del Alcázar (también se refieren a ella como Puerta del Mercado Grande) de sus célebres murallas.
Dos visitantes observan las murallas y la Puerta del Alcázar desde la sombría terraza de un establecimiento hostelero ubicado en la Plaza del Mercado Grande. La del Alcázar es una puerta bastante reformada con respecto a la original: la historia le hizo perder su foso y su barbacana y ganar, a comienzos del siglo XX, las almenas que la coronan seguramente para tener un aire más "medieval". En esa ubicación, en todo caso, se cuentan que tuvo lugar la conocida como Farsa de Ávila.
Ávila. Plaza del Mercado Grande. Soportales. Negocios.
Efecto Ojo de Pez sobre la iglesia de San Pedro, un templo cuyo rosetón nos convoca y nos embelesa.
San Pedro. Rosetón.
San Pedro. Estructuras.
San Pedro. Acceso lateral.
Memorial Nuria Jiménez. Instalaciones de la salida y la meta. Algunas carreras comienzan con montajes, otras con cañonazos y otras con música clásica. Esta, sin embargo, fiel a su espíritu memorial, lo hace con un intenso minuto de silencio en recuerdo de la titular de la prueba.
Memorial Nuria Jiménez. Recta de llegada escoltada por las murallas y por su Puerta del Alcázar.
Preparados, listos...
Pie del monumento a Santa Teresa, y otros abulenses ilustres, que preside esta plaza. Detrás se intuye uno de esos edificios de nuevo cuño que alimentan un contraste extraño y complejo de digerir.
La iglesia de San Pedro nos acompaña durante un breve primer tramo de la carrera.
Abandonamos la plaza del Mercado Grande por la calle Albarrán y estos leones que "protegen" el perímetro de San Pedro nos escoltan.
El característico empedrado abulense, el tipo de firme que nos pone a prueba en el tramo inicial, en el intermedio y en el tramo final del Memorial Nuria Jiménez. De alguna forma es una evocación a un Tour de Flandes o a cualquiera de esas carreras ciclistas se afrontan tramos de adoquines.
Empedrado en la calle Duque de Alba.
Calle Isaac Peral, un ramal que sale a mano derecha y que nos conduce hacia el entorno de la plaza de Santa Ana, donde el adoquín muta en asfalto.
Corredores en la plaza de Santa Ana. A nuestra derecha queda el monasterio de Santa Ana, que da nombre y hoy en día es un edificio de uso público. Un monasterio con una fotogénica espadaña en los días de sol.
Paseo de la Estación. Terreno favorable.
Paseo de la Estación. En breve, giro a la derecha para afrontar la calle Hornos Caleros, realmente toda una avenida con su mediana ajardinada y todo. Y un obstáculo complejo para los corredores.
La calle Hornos Caleros de Ávila acoge un doble paso complicado del Memorial Nuria Jiménez porque esconde la principal dificultad orográfica del recorrido. Un kilómetro, o igual algo más, de pendientes que se hace eterno y durísimo. Más si cabe por el doble paso.
Las serranías de Ávila, contempladas mientras descendemos por la calle Hornos Caleros. Nos embalamos con mucha facilidad, muestra de la pendiente que luego habrá que gestionar en sentido subida... Pero las vistas son muy bonitas gracias a un "claro" entre edificios de viviendas.
Idas y vueltas en la calle Hornos Caleros.
Nos acercamos a la rotonda donde confluyen el paseo de San Roque y la calle Batalla de Teruel, donde el Memorial Nuria Jiménez afronta un giro de 180º para volver al centro por la calle Hornos Caleros en sentido subida. ¡Y qué subida!
Calle Hornos Caleros. Pequeño falso llano previo a un incremento de la pendiente.
Calle Hornos Caleros. Corredores subiendo.
Calle Hornos Caleros. Corredores subiendo. Perico Delgado, en sus retransmisiones televisivas de índole ciclista, se refiere en ocasiones a los "campos magnéticos" que parece haber en algunos sitios cuya dificultad en cuanto a pendientes engaña. Y éste es uno de esos "campos". Increíble cómo se puede atragantar el tramito.
Calle Hornos Caleros. El punto que pone a prueba nuestras fuerzas.
En sentido ascendente la calle Hornos Caleros se afronta hasta su final junto al Paseo de Don Carmelo, el que tomaremos a la derecha en dirección Madrid. La organización y la policía local habilitan una de las dos calzadas de este paseo como enclave de ida y vuelta para la carrera. La verdad es que el Paseo de don Carmelo es una vía de entrada obligatoria para todos aquellos que vengan de Madrid, Segovia, el entorno del Hospital o la academia de policía. Y en una urbe tan turística, y un domingo, en una carrera que parte a las 12.00 horas del mediodía, un corte más radical puede generar algún que otro problema. No vimos absolutamente ninguna incidencia de tráfico.
Paseo de Don Carmelo. Ávila.
Nuestras zancadas nos llevan hasta la altura de La Cremallera o Cremallera (a secas), una escultura urbana del zaragozano Fernando Clavo adquirida por el consistorio en enero de 2009 que muchos abulenses han bautizado como "el braguetazo". Lo cierto es que Cremallera ganó la edición de 2006 de un concurso nacional de escultura patrocinado por el ayuntamiento y que tiempo después se instaló en una rotonda en el arranque de las avenidas de Madrid y de Portugal.
Cremallera.
Ciclos Canales. Mítico negocio que ocupa los bajos de un edificio con mucho encanto en plena bifucación entre las avenidas de Portugal y de Madrid.
Carteles y cierres de los que ya no se ven... Ciclos Canales.
Y unos metros más adelante, corriendo por la avenida de Portugal, alcanzamos un callejón con escaleras que recibe el nombre de Cuesta de Julio Jiménez. Estamos ante un gran homenaje al que fue conocido como El relojero de Ávila y que inició una gran saga de magníficos ciclistas escaladores abulenses. Julio Jiménez, un mítico que ganó cinco etapas en el Tour (donde fue segundo en 1967 tras el francés Roger Pingeon), cuatro en el Giro y tres en la Vuelta.
El Memorial Nuria Jiménez es una carrera popular muy rica en cigüeñas. Su trazado pasa por muchos nidos, como éste ubicado en el tejado con aires de cúpulas de un edificio del Paseo del Dos de Mayo, junto a la avenida de Portugal. ¡Estamos corriendo a la altura de los Jardines del Recreo!
Avenida de Portugal de Ávila. La Puerta de San Vicente nos invita a perseverar, ya otra vez corriendo sobre adoquines, en mantener o aumentar nuestro ritmo.
Empedrado en la avenida de Portugal...
Acercándonos a la Puerta de San Vicente. A nuestra derecha, aunque aquí nos lo tape una parada de autobús, aparece el templo homónimo. Un escenario que ni pintado para engalanar una carrera popular...
Ávila. Empedrado en la avenida de Portugal.
¡Giro a la izquierda! El itinerario deja a la derecha la Puerta de San Vicente y remonta una pequeña cuesta, que se agarra muchísimo con el desgaste acumulado, con la que salvamos la plaza de San Vicente y la calle San Segundo. Nos encontramos corriendo por una zona donde nunca faltan los visitantes, turistas y foráneos.
Acercándonos a la calle San Segundo, escoltados por algún cubo de la muralla medieval y con vistas magníficas sobre la catedral.
Muy pocas carreras populares pueden regalarle al participantes una escenografía como la de este tramo realmente maravilloso.
Calle San Segundo. Concentración de motos en un día soleado cercano a una nueva primavera...
Acabando el último repecho entre bares y restaurantes. Calle San Segundo. Ávila.
Catedral de Ávila, realmente catedral del Salvador de Ávila. El Memorial Nuria Jiménez discurre junto a su vertiente oriental, donde el ábside suple a las murallas que aquí son fagocitadas por el templo. Una catedral prototípica como mezcla de templo y fortaleza que no ha recibido tantas loas como otras y, desde nuestro punto de vista, se las merecería justificadísimamente.
Catedral de Ávila. Pináculos, tejados y cigüeñas en este monumento nacional desde 1949.
Catedral de Ávila. Su ábside (derecha), más conocido como cimorio, se convierte en el cubo más grande de toda la muralla y en su interior acoge hasta cinco capillas, dadas sus dimensiones.
Memorial Nuria Jiménez. ¡Meta!
[marzo de 2015]