Medina del Campo. Población pucelana de más de 21.000 habitantes y gran poder de convocatoria, nada menos; una Villa con mucho poso histórico y monumental y una larga tradición comercial. La elección del lugar se remonta a los vacceos... y más allá. Distante en torno al medio centenar de kilómetros de Valladolid, su ubicación goza de tintes geoestratégicos que alcanzan su cenit en el pequeño Cerro de la Mota, el mismo donde se asienta el célebre castillo homónimo y que curiosamente pasa bastante desapercibido (no como su castillo) como hito orográfico. [Mapas VíaMichelín]
NOTA: negar la majestuosidad de su castillo de la Mota sería absurdo, es imposible. Un "problemita" con parte del material de esta entrada nos obliga a saltar al hiperespacio con esa gran carencia, y otras varias, dentro del patrimonio de esta ciudad castellana cercana a Valladolid. Es un primer paso que lo antes posible recibirá su enmienda en forma de ampliación.
Medina del Campo. Heráldica municipal. Curioso lema el de esta Villa con histórica vocación de gran mercado: "Ni el Rey oficio ni el Papa beneficio". La máxima, rotunda, hace referencia a la supuesta ("supuesta" porque hay que creer lo reflejado por los cronistas) autonomía de Medina con respecto a asuntos de política local y cuestiones relativas a la iglesia en la Villa. Una autonomía secular, premusulmana incluso. El escudo, muy presente en las fachadas de los palacetes, está sacado de los accesos a la plaza de toros municipal. Su ubicación, junto a una avenida de la Constitución que desemboca en la carretera VP-8903 con rumbo a Campillo.
Medina del Campo. Plaza de Toros, conocida como Coso del Arrabal. Ubicado al final de la avenida de Portugal, este coso levantado mediado el siglo XX simboliza el gusto por la tauromaquía tan arraigado (con más o menos fortuna) en la zona. Con encierros muy famosos, las corridas de toros en Medina han ocupado diversos emplazamientos aunque la Plaza de España fuera el más notorio durante centurias.
Medina del Campo. Monumento a los Cortes, una obra de 1999 de M. López que se ubica en los exteriores del Coso del Arrabal.
Monumento a los cortes. Detalle.
Medina del Campo. Mercadillo. Estamos en una urbe que históricamente ha contado con uno de los más célebres mercados de toda la Península y que manaba de su Plaza Mayor. El trasiego de ganados, cosechas y mercaderías diversas ha sido muy importante en el desarrollo de la población. Este intercambio de abastos, generoso en extensión y reiterativo en cuanto la oferta por las bondades ganaderas y agrícolas del lugar, es una evocación de aquellos otros tiempos.
Medina del Campo. Mercadillo. Los últimos coletazos del mercado de ganado que también se seguía celebrando junto a éste, tendió en gran parte hasta una disolución espontánea por la llegada de normativas y controles no ya para la venta, sino para el transporte de los animales. Estas líneas, lejos de ser una opinión personal, recogen el sentir de un exganadero, ya jubilado, que durante años acudió periódicamente a Medina para vender o comprar ganado ovino y enseres.
Medina del Campo. Vivienda en la avenida de la Constitución.
Medina del Campo. Avenida de la Constitución. Vivienda de apariencia más modesta, o tradicional, con parte de su fachada en madera policromada.
Medina del Campo. Antiguo Hospital de Simón Ruiz. El nombre no es casual: procede el fundador y donante de esta institución, un rico hombre de negocios que incluso flirteó con la banca mediante la concesión de préstamos a la Casa Real. El hospital fue acabado en 1619.
Medina del Campo. Antiguo Hospital de Simón Ruiz. Bajo la hornacina ocupada por lo que parece una representación mariana orante, el escudo de armas del promotor de la obra. El benefactor.
Medina del Campo. Antiguo Hospital de Simón Ruiz.
Medina del Campo. Interesantísima y aislada vivienda con soportales de viejos pilares de madera que se encuentra en el arranque de la avenida de la Constitución.
Calle Gamazo. Vivienda de tres alturas.
Calle Gamazo. Promoción taurina.
Calle Gamazo. Detalle en una bajada.
Calle Gamazo. Pequeño tramo de viviendas con soportales ubicado junto a la plazuela que forma la desembocadura de la calle Rafael Giraldo. Herencia de otros tiempos.
Calle Gamazo. Viviendas y negocios.
Caminamos por la calle Gamazo. Al fondo, la Casa de los Arcos. A la derecha quedan dependencias de las Casas Consistoriales.
Escudo de Medina del Campo. Recreación de piedra policromada ubicada en esta fachada de las Casas Consistoriales que vierte a la calle Gamazo.
Casa de los Arcos, una edificación que nació de la mano de la de la izquierda, las Casas Consistoriales del siglo XVII, como manifestación de un compromiso derivado de la adquisición municipal de los terrenos a autoridades religiosas.
Palacio Real Testamentario o Palacio de los Reyes Católicos, vecino de la Casa de los Arcos aunque también anterior a ésta en esencia. Este patio interior en la antesala a un espacio musealizado, el centro de interpretación de Isabel la Católica. La etiqueta de "testamentario" le viene del hecho de que aquí falleció esta reina en 1504 y de que aquí previamente había dictado su testamento.
Palacio Real Testamentario. Escultura de Isabel la Católica: "El sueño de una reina". Una donación del escultor mexicano Carlos Terres con motivo del V Centenario del fallecimiento de la reina. Más de dos metros de altura y 100 kilos de peso...
Medina del Campo. Casas Consistoriales. A la izquierda, en la planta baja, se observa la Oficina de Turismo Municipal. A raíz de visitarla conocimos de la credencial Huellas de Teresa, que es un documento acreditativo de una, según adelantan, "peregrinación viajera". Dieciete enclaves por los que la Santa dejó su huella, nunca mejor dicho.
Medina del Campo. Colegiata de San Antolín. Si todos los grandes templos religiosos acaban aglutinando en su proceso constructivo diversas influencias, éste no se queda atrás. Sobria, maciza a la vista. Ideada por Juan Gil de Ontañón en tiempos de los Reyes Católicos.
Medina del Campo. Colegiata de San Antolín. Detalle de su campanario, donde se encuentra además el "reloj de la villa". Su estética moderna no engaña: éste relevó a uno anterior destruido por un rayo en 1841.
Medina del Campo. Viviendas en la Plaza Mayor de la Hispanidad. De enormes dimesiones y planta rectangular, la plaza ha sido el motor de la vida de la villa desde siempre y sus soportales, ahora los veremos, conocidos con nomenclaturas de aire gremial, nos recuerdan la importancia de su mercado.
Medina del Campo. Calle Almirante. Palacio del Almirante o Casona de los Mier. Otro de los edificios solemnes del casco viejo. Y además bastante curioso por la disposición de su engalanado acceso.
Medina del Campo. Calle Almirante. Palacio del Almirante.
Medina del Campo. Viviendas variadas en la Plaza Mayor. Aparecen los soportales. La actual Plaza Mayor de la Hispanidad, siempre corazón de la villa, ha sido conocida como Plaza de San Antolín, Plaza del Mercado, Plaza de la República, Plaza de España, Plaza de la Constitución...
Medina del Campo. Viviendas en la Plaza Mayor. Los bajos, todos, comercios.
Medina del Campo. Plaza Mayor de la Hispanidad: posiblemente una de las cinco plazas más grandes de toda España; el aventurero sevillano Pedro Tafur la comparó en el siglo XV con la de San Marcos de Venecia. Estos edificios de la otra vertiente nos llaman la atención por los rótulos publicitarios que reposan en sus facciones.
Medina del Campo. Plaza Mayor. A la izquierda, visión parcial de la conocida Casa del Peso.
Medina del Campo. Plaza Mayor. Edifico de aires más modernistas... En los tiempos de corridas de toros y espectáculos múltiples, pensemos en una urbe grande y próspera gracias a su importantísimo mercado, las antiguas casas eran sometidas al "derecho de balconaje" para que los más pudientes disfrutasen de buenas ubicaciones...
Medina del Campo. Plaza Mayor. Monumento a Isabel la Católica. Obra en bronce del escultor abulense Santiago de Santiago. 2004. Otro vestigio de los fastos del quinto centenario de su muerte.
Medina del Campo. Plaza Mayor. Monumento a Isabel la Católica. El esmero de la corona es todo un contraste con las formas más compactas del tren inferior del busto.
Medina del Campo. Arranque de la comercial calle Padilla, antiguamente Rua Nueva, junto a la Plaza Mayor.
Plaza Mayor. Al fondo, la Casa de los Arcos.
Plaza Mayor. Sucesión de soportales.
Edificio.
Calle Padilla. Llena de comercios y muy concurrida.
Junto a la calle Padilla, en la calle Bernal Díaz del Castillo, el Bar Zamorano. Nos lo recomendó un exganadero segoviano que solía venir aquí a reponer fuerzas o a rematar el día en las jornadas de mercado de ganado.
Bar Zamorano. Exquisito morrito en salsa. Quizá no sea el más económico del mundo, pero desde luego la elaboración y el sabor merecen el dispendio.
Bar Zamorano. Decoración interior alusiva a encierros de 1971 con motivo de las Fiestas en Honor a San Antolín.
Medina del Campo. Calle Bernal Díaz del Castillo desde el interior del Bar Zamorano.
Bar Zamorano. Patio interior donde se encuentran los aseos...
Calle Padilla. Se nos cuela una paloma en plena toma de esta zona de edificios modernos y propuestas estéticas variadas dentro de la funcionalidad.
Calle Padilla.
Puente sobre el río Zapardiel. Un río con fama de contaminado, sin mucha agua pese a su nacimiento abulense y que es uno de los afluentes del Duero en tierras vallisoletanas.
Iglesia de San Miguel, muy restaurada en sus más de cinco siglos de existencia.
Reales Carnicerías, el mercado de abastos de Medina del Campo desde 1562, no cesa su actividad. Hoy en día ha sabido aprovechar su longevidad para ser un concurrido paso turístico. La combinación entre negocios de toda la vida con actividades gastronómicas y culturales hace el resto.
Reales Carnicerías. El acceso, made in siglo XVI y con el escudo de la villa presente por partida doble.
Reales Carnicerías. El interior.
Reales Carnicerías. Detalles de la parte superior.
[julio de 2015]