Gibraltar. Ubicación geográfica aproximada en un mapa de España y extensión más definida. Hemos podido comprobar que al hablar de Gibraltar se le asocia automática e instintivamente con la punta más al sur de la península, pero lo cierto es que la antigua montaña de Tarik (de ahí deriva su nombre Gib-al-Tarik) no tiene nada que ver con la llamada Punta Europa, cercana a Tarifa y desde luego posesión española. La mención a Gibraltar, acaso alimentada por años de propaganda y apariciones mediáticas, también solivianta muchos corazones que no dudan en gritar aquello del "Gibraltar español" o acudir a sus calles vestidos con camisetas de la selección. ¿Por qué Gibraltar siendo parte de la Península no es España? Por culpa de la Guerra de Sucesión de 1700 en la que las principales naciones de Europa defendieron sus candidatos al trono en el propio suelo español. Una Guerra de Potencias con hechuras de contienda civil. En 1704 una escuadra angloholandesa desembarcó en la zona y se hizo fuerte; posteriormente se quedarían los británicos en solitario... y hasta hoy, ganándole espacio al mar y colonizando un espacio reducido y de orografía complicada. Dan para mucho 6,8 kilómetros cuadrados. El Peñón, que tiene mucho de seductora mole, pasó a ser The Rock y Gibraltar se anglolizó a marchas forzadas sin romper con lo español, claro, porque su única conexión al mundo pasa por La Línea de la Concepción. Hasta en tres ocasiones oficiales (1704, 1727 y 1779-1783), y otras muchas más extraoficiales, se intentó recuperar la plaza, pero sin el éxito que sí se tuvo en Menorca. Geoestrategicamente tiene su valor, sin duda, pero la cuestión ahora mismo pasa por la integridad del orgullo geográfico y el peso de lo firmado en el pasado, dos argumentos de poco peso cuando la que manda en las dilación. De hecho, entre la población de Gibaltrar, una colonia de 30.000 personas y algún que otro más que no cuenta, nunca triunfaría una votación en la que se diese a elegir si volver a formar parte de España o a una copropiedad. Con su acento andaluz british, que más que gracioso es cargante porque tiene un grado importante de impostación, un porcentaje muy alto quiere seguir como está o, en todo caso, ser un Estado independiente. Así anda el percal. En una votación entre 30.000 llanitos (así les dicen a los de Gibraltar) no saldría más de un centenar de votos favorables de volver a integrarse en España. Comencemos a caminar por la principal Main Street y veremos que Gibraltar, lo que es Gibraltar, de español no tiene más que algunos productos y su mano de obra barata de la vecina La Línea de la Concepción.
Gibraltar, una colonia de otro país en suelo ibérico a la sombra de un solemne peñón (verano de 2010)
Gibraltar. Ubicación geográfica aproximada en un mapa de España y extensión más definida. Hemos podido comprobar que al hablar de Gibraltar se le asocia automática e instintivamente con la punta más al sur de la península, pero lo cierto es que la antigua montaña de Tarik (de ahí deriva su nombre Gib-al-Tarik) no tiene nada que ver con la llamada Punta Europa, cercana a Tarifa y desde luego posesión española. La mención a Gibraltar, acaso alimentada por años de propaganda y apariciones mediáticas, también solivianta muchos corazones que no dudan en gritar aquello del "Gibraltar español" o acudir a sus calles vestidos con camisetas de la selección. ¿Por qué Gibraltar siendo parte de la Península no es España? Por culpa de la Guerra de Sucesión de 1700 en la que las principales naciones de Europa defendieron sus candidatos al trono en el propio suelo español. Una Guerra de Potencias con hechuras de contienda civil. En 1704 una escuadra angloholandesa desembarcó en la zona y se hizo fuerte; posteriormente se quedarían los británicos en solitario... y hasta hoy, ganándole espacio al mar y colonizando un espacio reducido y de orografía complicada. Dan para mucho 6,8 kilómetros cuadrados. El Peñón, que tiene mucho de seductora mole, pasó a ser The Rock y Gibraltar se anglolizó a marchas forzadas sin romper con lo español, claro, porque su única conexión al mundo pasa por La Línea de la Concepción. Hasta en tres ocasiones oficiales (1704, 1727 y 1779-1783), y otras muchas más extraoficiales, se intentó recuperar la plaza, pero sin el éxito que sí se tuvo en Menorca. Geoestrategicamente tiene su valor, sin duda, pero la cuestión ahora mismo pasa por la integridad del orgullo geográfico y el peso de lo firmado en el pasado, dos argumentos de poco peso cuando la que manda en las dilación. De hecho, entre la población de Gibaltrar, una colonia de 30.000 personas y algún que otro más que no cuenta, nunca triunfaría una votación en la que se diese a elegir si volver a formar parte de España o a una copropiedad. Con su acento andaluz british, que más que gracioso es cargante porque tiene un grado importante de impostación, un porcentaje muy alto quiere seguir como está o, en todo caso, ser un Estado independiente. Así anda el percal. En una votación entre 30.000 llanitos (así les dicen a los de Gibraltar) no saldría más de un centenar de votos favorables de volver a integrarse en España. Comencemos a caminar por la principal Main Street y veremos que Gibraltar, lo que es Gibraltar, de español no tiene más que algunos productos y su mano de obra barata de la vecina La Línea de la Concepción.